Tomás Gimeno asfixió a sus hijas antes de arrojarlas al Atlántico
La autopsia de Olivia, la única niña hallada, confirma que el asesino no las drogó
Tomás Gimeno, el padre de Tenerife que arrojó a sus hijas al mar a finales de abril del año pasado, las asfixió antes de deshacerse de los cuerpos de las niñas. Así lo confirma la autopsia definitiva practicada a Olivia, de 6 años, cuyo cadáver fue hallado por el buque Ángeles Alvariño bajo el agua el 10 de junio. El asesino no drogó a las niñas con pastillas, como se barajó en algún momento, dado que no se ha hallado ninguna sustancia toxicológica en el cuerpo de la pequeña.
El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Santa Cruz de Tenerife, que investiga este crimen, recibió hace unos días el informe forense definitivo de la autopsia de Olivia. El cadáver de la criatura se encontró en el
interior de una bolsa de deporte en el fondo del mar el 10 de junio de 2021, tras una agónica búsqueda en la que se emplearon técnicas jamás usadas a esa profundidad.
El peritaje, ahora conocido, concluye que la niña falleció por «muerte violenta», de etiología médico legal «homicida» y que la causa fundamental de esta es «compatible con una asfixia mecánica por sofocación» y la razón inmediata o última « compatible con un edema agudo de pulmón».
La data de la muerte de la niña se sitúa entre las 19.54 y las 21.00 horas del 27 de abril del año pasado, el mismo día de la desaparición de las dos hermanas cuando su padre, Tomás Gimeno, se las llevó de su casa ya muertas. Los análisis de sangre, líquido pericárdico y contenido gástrico realizados por los laboratorios forenses en muestras orgánicas de la pequeña no detectaron presencia alguna de «sustancias de interés toxicológico», según informó el TSJ de Canarias. Es decir, Olivia no fue drogada, como se sospechó, y, por tanto, tampoco su hermana Anna, de un año, dado que ambas corrieron la misma suerte, según la investigación.
Olivia ya fue incinerada
Tras concluir las pruebas forenses el cuerpo de Olivia fue incinerado, según pudo saber ABC, en una ceremonia íntima. Su madre Beatriz Gimeno anunció hace meses su intención de celebrar un funeral público para homenajear a sus hijas y agradecer el apoyo recibido. El Covid lo ha impedido.
La Guardia Civil y la tripulación del buque oceanográfico tuvieron que renunciar a seguir rastreando el oceáno, convencidos de que las dos criaturas acabaron en sendas bolsas de deporte –apareció una segunda abierta y vacía en la que supuestamente Gimeno introdujo al bebé–. La misma convicción que existe sobre el fin del padre asesino que se lastró con el ancla de su barca y cuyo objetivo fue provocar a su expareja el mayor dolor posible y la mayor incertidumbre sobre el destino de sus hijas, en palabras de la juez. Elaboró un plan macabro y lo cumplió hasta el final.