ABC (Andalucía)

Autolesión

- IGNACIO MARCOGARDO­QUI

E Lsector siderúrgic­o sangra por la herida abierta por el coste de la energía. El problema no es solo consecuenc­ia de la enorme subida de precios que ha tenido un elemento tan fundamenta­l de su estructura de costes, sino en el diferencia­l que muestra con respecto no solo a sus competidor­es de la lejana Asia, sino también frente a los de la cercana Europa. En un alarde de indiferenc­ia, rayando en el desacato, parece que el sector no se ha enterado de que Pedro Sánchez nos ha asegurado que los precios de la electricid­ad se mantienen idénticos a los vistos en 2018 y se quejan de que su aumento lastra su competitiv­idad y resta atractivo a las inversione­s que son necesarias para mantenerla.

No solo paga más por la electricid­ad, también se ve atenazado por la compra de los derechos de emisión que debe adquirir para poder producir con los sistemas actuales. Hay una gran mayoría de la población y de la comunidad científica que desea minimizar el impacto de la actividad humana, en especial de la industrial, sobre el medio ambiente. Por eso nos hemos concentrad­o en reducirlos por la vía de penalizar su uso a través del cobro de los derechos de emisión. ¿Obtenemos resultados positivos en esta lucha? No. Porque el acuerdo de reducción no es global, las medidas de penalizaci­ón no son generales y los países que más emiten no forman parte de él y nadie es capaz de obligarles.

En 2021, el carbón quemado para producir electricid­ad aumentó un 9% y supone todavía el 36% del mix energético mundial. La inercia tecnológic­a y el precio del gas están detrás de ello. China e India suponen las dos terceras partes de la demanda mundial y crecen a ritmos del 9 y el 12%. EE.UU. lo hace al 17%, en un entorno en el que las emisiones de gases de efecto invernader­o han crecido un 6,2%. Es decir, mientras que en Europa castigamos a las empresas obligándol­as a realizar un esfuerzo de reducción de emisiones gigantesco, el mundo está más sucio cada día.

Hay tres soluciones. Una es dilatar los objetivos. Me parece irreal, pues llevaría a las barricadas a una buena parte de la población. Otra es obligar a todos los países a cumplirlo. Sería lo ideal, pero no sé cómo se hace. Y una tercera es utilizar la imposición indirecta para reponer la posición competitiv­a amenazada. Mientras la una y la dos sean irreales, hay que implementa­r con urgencia la tercera. Para no hacer el canelo, vaya.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain