El BCE cree que la escasez de materias primas seguirá al menos hasta julio
∑ Espera un tono de la política fiscal «considerablemente más duro» en 2022
Los altos precios de las materias primas, la emergencia de la variante Ómicron y un posible endurecimiento más rápido de lo planeado inicialmente de la política del banco central podrían afectar el crecimiento mundial este año, afirma el Banco Central Europeo en su último boletín económico. «Los cuellos de botella persistentes en el suministro, el aumento de los precios de las materias primas y la aparición de la variante Ómicron continúan pesando sobre las perspectivas de crecimiento a corto plazo», explica el texto, que reconoce que «un endurecimiento temprano y más rápido de la política monetaria en las grandes economías avanzadas puede tener efectos secundarios en las condiciones financieras de las economías de mercados emergentes y representaría un riesgo a la baja para el crecimiento».
El BCE espera un tono de la política fiscal «considerablemente más duro» en 2022, aunque mucho menos de lo previsto anteriormente, sobre todo como consecuencia de la retirada del apoyo de emergencia frente a la crisis». Y mantiene intacto su discurso sobre la inflación, que considera un fenómeno a corto plazo. «Existe incertidumbre sobre cuánto tiempo tendrá que pasar para que estos factores desaparezcan. No obstante, en el transcurso de 2022, se espera que los precios de la energía se estabilicen, los patrones de consumo se normalicen y las presiones sobre los precios derivadas de los cuellos de botella en la oferta mundial se reduzcan».
El BCE cuenta con que Ómicron tenga como consecuencia una mayor volatilidad en el crecimiento global, aunque advierte de que es demasiado pronto para predecir su impacto a largo plazo. Percibe que la economía mundial se mantiene en una senda de recuperación, pero aumentan los riesgos a la baja sobre el crecimiento.
Encuestas recientes sobre actividad económica que cita el boletín apuntan a que sigue siendo débil a principios del cuarto trimestre, en particular en el sector de manufacturas, debido a los citados cuellos de botella, mientras que los servicios se han beneficiado de la reapertura de las grandes economías. Estima que el crecimiento del PIB real mundial (excluida la zona del euro) llegará a situarse en el 6% en 2021 y posteriormente disminuirá hasta el 4,5% en 2022, el 3,9% en 2023 y el 3,7% en 2024. Se prevé que la demanda externa de la zona del euro se incremente un 8,9% en 2021, un 4% en 2022, un 4,3% en 2023 y un 3,9% en 2024.
Sin embargo, esta demanda se ha revisado a la baja para 2021 y para 2022 con respecto a las proyecciones anteriores, lo que refleja el impacto adverso de los actuales cuellos de botella en la oferta sobre las importaciones mundiales. El BCE no espera que estos cuellos de botella empiecen a aliviarse al menos hasta el segundo trimestre de 2022 y que desaparecerán por completo en 2023. El documento reconoce, por otra parte, que el balance de riesgos para la inflación mundial es más incierto.
El análisis que se centra en la economía de la zona del euro deduce que el crecimiento se está moderando, pero mantiene la esperanza de que la actividad vuelva a repuntar con fuerza a lo largo de este año y prevé que la recuperación continúe impulsada por la fortaleza de la demanda interna.