Consenso total para optar al mayor proyecto científico de España
Junta y Gobierno, unidos en la cesión de los suelos para que Granada acoja el acelerador de partículas europeo El proyecto, que aún tiene que ser elegido por la UE, generaría 35.000 empleos en los 35 años que dura
Granada dio ayer un paso fundamental en su carrera por albergar el Ifmif-Dones, o como es conocido coloquialmente, el acelerador de partículas. Nada más y nada menos que el proyecto científico más importante que se gesta en España actualmente. La cesión de los terrenos por parte del ayuntamiento de la pequeña localidad de Escúzar al Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) para la creación de la infraestructura supone la consagración de un proyecto que aspira a ser fundamental en el futuro de la provincia.
Se trata de 100.000 metros cuadrados para albergar la esperanza de una transformación integral en el modelo económico no solo granadino, sino también andaluz y un baluarte del sector científico, en definitiva, para el país. En una década que cada vez prevé más cambios gracias a la colaboración con Europa.
Y que además tendría un impacto económico de primer orden. A priori, generaría un total de 35.663 empleos y un impacto de 4.156 millones de euros durante el ciclo de treinta años que tiene el proyecto. Una media de 1.000 millones de euros anuales. Una iniciativa que pone a la provincia al frente de la innovación y la creación de empleo con valor añadido.
La presencia institucional dio buena prueba de la importancia del acto. A bombo y platillo, con todas las instituciones posibles representadas en el escueto edificio municipal. En la foto de familia se juntaban más personas que gente se veía por las calles de este municipio de apenas 800 habitantes. A saber: la ministra de Ciencia, Diana Morant; el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno; el consejero de Transformación Económica e Industria, Rogelio Velasco (cuya consejería, además, es la promotora andaluza del proyecto, ocupando el 50% del consorcio junto al ministerio de Ciencia), y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, hicieron acto de presencia.
La cosa no quedaba ahí; la retahíla de cargos continúa: el presidente de la Diputación, José Entrena, la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, e incluso el alcalde de la capital granadina, Paco Cuenca, se desplazaron en comunión con los anteriores dando síntomas de ser este uno de los pocos temas que, incluso en ambiente electoral, provoca una unidad institucional con pocos precedentes.
Así ha sido siempre. El proyecto ha resistido todos los cambios de color político ya hayan sido en el gobierno de la Junta o en Moncloa. El discurso es inequívoco: seguir avanzando en el objetivo de atraer a Granada un puntal de la ciencia internacional que ponga por fin a esta tierra en el mapa.
«Historia mundial»
Y eso explicó todas las declaraciones grandilocuentes que se produjeron aye. La ministra Morant apuntaba que se estaba haciendo nada menos que «historia mundial». «Viene a romper (el acelerador) con lo que todos conocemos sobre la producción de energía» señaló. «Lo que parecía un proyecto de ciencia ficción, desde el Gobierno hemos querido que pase a ser realidad. Un sueño de la ciencia que se va a poder hacer en España, en Granada y en Escúzar», añadía la ministra, que en un primer lapsus olvidaba citar a la administración andaluza.
Morant anticipó además la sucesión de inversiones que desde las distintas administraciones se espera vayan llegando «en los próximos días, meses y años». La Junta por el momento, hizo en la última semana un esfuerzo extra cercano a los 16 millones de euros, que se suman a lo presupuestado por el Gobierno, otros 16 en este mismo tiempo. Además de esos 32 millones, otros 400 en total deberá poner la administración central. La mitad del total del proyecto. La otra mitad la deberían sumar los «socios», en palabras de la ministra. Es decir, aquellos países europeos que en el marco de alianzas del gobierno deberían adherirse a este proyecto con un fuerte atractivo medioambiental.
El Ifmif-Dones, de hecho, se enmarca en un ambicioso programa que la UE está desplegando para desarrollar la fusión como fuente de energía, en una colaboración internacional que incluye además de a Europa, a China, Corea del Sur, Estados Unidos, India, Japón y Rusia como aliados fundamentales. El principal atractivo, el fuerte cambio en materia medioambiental y de sostenibilidad desde el consumo doméstico hasta la actividad industrial.
Al hilo de esto, el presidente de la Junta remarcó el «beneficio, progreso y bienestar» que traería el éxito de la candidatura de Escúzar, que por el momento está muy encauzada, pero a la que aún le queda el beneplácito final de la UE. «Hay que demostrar que somos mejores que las otras candidaturas» insistía. Al tiempo, el presidente daba un guiño a la ministra remarcando que si bien se trata «de un proyecto de país», el futuro se escribe «con A de Andalucía y con G de Granada».
«Estamos ante uno de los grandes retos de la humanidad, lograr domesticar esta fusión nuclear, que servirá para luchar contra el cambio climático con una fuente de energía tremendamente poderosa» remachó al respecto Moreno, que insistía más tarde en la solución que supondrá para aliviar problemas como la actual subida de la luz o el combustible»
Las muestras de apoyo al proyecto se fueron sucediendo una tras otra, discurso a discurso, para ejemplificar al acelerador como lo que es: una esperanza de primer orden para el tan cacareado cambio de modelo productivo que, esta vez, parece ir más allá del eslogan.
Algo que explica, también, el aluvión de visitas institucionales que comienza a ser normalidad en el minúsculo pueblo de Granada. Escúzar ya estaba comenzando a ser un enclave destacado en los últimos tiempos con la construcción de otra sede de la farmacéutica Rovi, encargada de la fabricación de la vacuna de Moderna contra el Covid. Pero la joya de la corona, por la relevancia, respaldada incluso por el propio Rey Felipe VI en su última visita a Granada, se la lleva el acelerador.
Por eso el presidente andaluz incidió en que el impacto en la comunidad sería tremendo en base a los datos previstos en términos económicos, pero sobre todo en cuanto a la raíz de la identidad económica andaluza. Granada, de hecho, es un buen ejemplo para percibir esas limitaciones para el crecimiento a largo plazo. «Andalucía necesita tener más sectores que el de la cultura o el turismo. También en la innovación es primordial: apostar por un presente con vocación de futuro». Uniendo este a otros proyectos como el de ser también de ser sede de la Agencia Nacional Inteligencia, Granada, que es capital de la Ciencia desde 2019, está cerca de hacer a su nombre una vez más después del camino recorrido en este último año y el inicio de 2022.
El acelerador de partículas forma parte de un programa de la UE para desarrollar la fusión como fuente de energía
El centro se ubicará en Escúzar, localidad de sólo 800 habitantes que también alberga una factoría de Rovi