Falcon Test

El Gobierno compra cinco millones de pruebas de antígenos por encima del precio máximo fijado por Sanidad

Pedro Sánchez solo coge el AVE cuando inaugura una línea y le ponen fotógrafos delante. Cuando en 2019 abrieron la ruta que va a Granada, el presidente del Gobierno brindó por una infraestructura que «minimiza –dijo– el impacto ambiental». Ayer cogió su avión, prodigio de la ecología, para acudir a un mitin socialista en la misma ciudad a la que un día de fotos, discursos, trantrán e hipocresía llegó en tren. Como excusa y tapadera de un dispendio que roza la malversación, ya sistémica, el equipo de Sánchez le preparó una visitilla institucional al laboratorio granadino que fabrica vacunas de Moderna. El mesías pandémico que un día dijo haber salvado 450.000 vidas ha echado nuevas cuentas. Ahora le sale que ha salvado 600.000 empresas. No nos merecemos lo que tenemos: vivos, vacunados y con empleo. Eso era el progreso. Seguimos. Sánchez se desplazó a un laboratorio granadino porque le cogía a dos pasos del mitin en el que iba a arrearle al PP y a tacharlo de negacionista. Le venían a contramano los laboratorios de Esplugas de Llobregat a los que sin publicidad, a dedo y por «razones técnicas» su Gobierno acaba de comprar al por mayor –ayer lo anunciaba el BOE– cinco millones de test de antígenos por el módico precio de 15,5 millones de euros. Cada unidad sale a 3,1 euros, un chollo en las circunstancias actuales, con el mercado intervenido y el precio máximo fijado al por menor en 2,94 euros. Estos linces son los que van a repartir los fondos europeos. La prioridad –dicen cuando los cogen con el carrito del helado y las vacunas– era salvar vidas. Y empresas.