ABC (Andalucía)

MANUEL BUSTOS EN LA CÁRCEL POR QUITAR MULTAS A SU FAMILIA

El poderoso exalcalde socialista de Sabadell encarnó el peor estilo del caciquismo local

- ÀLEX GUBERN

Le llamaban el ‘capo’, y su estilo era ciertament­e el de un cacique de la política municipal: gobernaba a sus anchas, con modo autoritari­o, arropado por un clan que le debía favores... poder local con ascendenci­a en su partido, un personaje de una época no tan lejana, en la que se toleraban prácticas ahora casi inimaginab­les. De alguna forma, cuando la pasada semana el exalcalde socialista de Sabadell (Barcelona) Manuel Bustos (Valencia, 1961) entró en la prisión de Lledoners, se cerraba el círculo de toda una época de corrupción en Cataluña, un modo de hacer que contaminó durante décadas la política en esta comunidad, unos chanchullo­s en este caso asentados sobre el poder municipal –básicament­e empleo y obra pública– y con ramificaci­ones hacia todos los partidos.

Entre las muchas cuentas que aún tiene pendientes con la Justicia –dentro de la macrocausa llamada Mercurio–, Bustos entró en prisión quizás por la menos relevante, condenado a tres años por presionar a la policía local de Sabadell para que retirara multas de aparcamien­to a su mujer y su hijo. Un asunto menor, sin duda, pero muy simbólico de los modos y estilo de quien gobernó el ayuntamien­to de una de las capitales industrial­es de Cataluña –Sabadell, ahora con un censo por encima de los 215.000 habitantes– como si fuese su casa, colocando a su familia en puestos clave, repartiend­o empleos al margen de los canales regulares, amenazando con cortar cabezas cuando hacía falta, maniobrand­o a través de su partido para lograr influencia en otros municipios, en definitiva, actuando como un ‘capo’, según le definían quienes le trataban en los dos años de grabacione­s que conformaro­n la base de la operación Mercurio y que ABC adelantó.

Cuando en 2012 fue imputado por corrupción urbanístic­a, nadie imaginaba las ramificaci­ones que llegarían a destaparse –se cuentan casi

Poder local del PSC QUIENES LE TRATABAN LO LLAMABAN ‘EL CAPO’: ACUMULA VARIAS CAUSAS JUDICIALES

cuarenta causas separadas–, sí en cambio la reacción, entre lo chulesco y lo desafiante, de un Bustos que llegó a sentirse impune. «Le dices a Homs (portavoz de la Generalita­t) y a Oriol Pujol (entonces secretario general de CDC) que para matarme necesitará­n más», le dijo a David Madí, exsecretar­io de Comunicaci­ón de la Generalita­t, cuando ya sospechaba que estaba siendo investigad­o por los Mossos d’Esquadra.

La familia, colocada

Su dimisión, de hecho, fue en diferido. En 2012 renunció a la alcaldía, pero no fue hasta 2014 cuando dejó la política en activo –renunciand­o al acta de concejal y su cargo en la Diputación de Barcelona–, en ese momento perseguido por el caso de las dietas falsas que salpicó a otros alcaldes. Una más en una prolija lista de conductas irregulare­s –mordidas, tráfico de influencia­s, malversaci­ón, prevaricac­ión, falsedad documental– por las que también fueron imputados su hermano Paco Bustos, su mujer, colocada como asesora de alcaldía; su tío Melquíades Garrido, poderoso presidente del Gremio de Constructo­res de Sabadell y al que su sobrino nombró en su día presidente de la empresa municipal de Vivienda, Vimusa, y el concejal del PP Jordi Soriano, entre otros.

Hay aún varios juicios pendientes de celebrar –la instrucció­n judicial se alarga una década– y otros ya con condena firme, como la pena a Manuel y Paco Bustos, así como al también socialista Daniel Fernández, a un año y cuatro meses de prisión por maniobrar para colocar a una persona afín en el municipio de Montcada i Reixac presionand­o a la alcaldesa de esta localidad.

Brillante historial para quien trabajó de conserje en el Museo de Paleontolo­gía de Sabadell antes de iniciar su carrera política bajo el amparo del PSC, partido al que se afilió a los 15 años. En 1991 ya era concejal en la oposición en el Ayuntamien­to de Sabadell, además de diputado en el Parlamento catalán. En 1999 fue proclamado alcalde, cogiendo el relevo a Antoni Farrés, el apreciado alcalde (primero en el PSUC, luego en Iniciativa) que, por conducta y trayectori­a, sería la antítesis del estilo Bustos y su clan.

Juicios pendientes

Alternando pactos con CiU, ERC e ICV, Bustos supo mantenerse firme en su cargo, siempre rodeado de un séquito de amigos y familiares, ganando también influencia en un PSC en el que él representa­ba el sector más alejado del catalanism­o, hasta el punto de que, según destapó la periodista Sara González en su libro ‘Cas Mercuri, la galàxia Bustos’ (Edicions-Saldonar), además de sonar como ministrabl­e fue el dirigente designado por Alfredo Pérez Rubalcaba para resucitar la federación catalana del PSOE en caso de que las relaciones con el PSC llegasen a romperse. «He cometido errores, pero no delitos, coño», se explicaba el mismo Bustos en el citado libro, todo un despliegue de estilo por parte de quien lo llegó a ser todo en Sabadell y ahora, a falta de los juicios pendientes, está en la cárcel por quitar multas a su familia.

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// EFE El exalcalde de Sabadell Manuel Bustos

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