MANUEL BUSTOS EN LA CÁRCEL POR QUITAR MULTAS A SU FAMILIA
El poderoso exalcalde socialista de Sabadell encarnó el peor estilo del caciquismo local
Le llamaban el ‘capo’, y su estilo era ciertamente el de un cacique de la política municipal: gobernaba a sus anchas, con modo autoritario, arropado por un clan que le debía favores... poder local con ascendencia en su partido, un personaje de una época no tan lejana, en la que se toleraban prácticas ahora casi inimaginables. De alguna forma, cuando la pasada semana el exalcalde socialista de Sabadell (Barcelona) Manuel Bustos (Valencia, 1961) entró en la prisión de Lledoners, se cerraba el círculo de toda una época de corrupción en Cataluña, un modo de hacer que contaminó durante décadas la política en esta comunidad, unos chanchullos en este caso asentados sobre el poder municipal –básicamente empleo y obra pública– y con ramificaciones hacia todos los partidos.
Entre las muchas cuentas que aún tiene pendientes con la Justicia –dentro de la macrocausa llamada Mercurio–, Bustos entró en prisión quizás por la menos relevante, condenado a tres años por presionar a la policía local de Sabadell para que retirara multas de aparcamiento a su mujer y su hijo. Un asunto menor, sin duda, pero muy simbólico de los modos y estilo de quien gobernó el ayuntamiento de una de las capitales industriales de Cataluña –Sabadell, ahora con un censo por encima de los 215.000 habitantes– como si fuese su casa, colocando a su familia en puestos clave, repartiendo empleos al margen de los canales regulares, amenazando con cortar cabezas cuando hacía falta, maniobrando a través de su partido para lograr influencia en otros municipios, en definitiva, actuando como un ‘capo’, según le definían quienes le trataban en los dos años de grabaciones que conformaron la base de la operación Mercurio y que ABC adelantó.
Cuando en 2012 fue imputado por corrupción urbanística, nadie imaginaba las ramificaciones que llegarían a destaparse –se cuentan casi
Poder local del PSC QUIENES LE TRATABAN LO LLAMABAN ‘EL CAPO’: ACUMULA VARIAS CAUSAS JUDICIALES
cuarenta causas separadas–, sí en cambio la reacción, entre lo chulesco y lo desafiante, de un Bustos que llegó a sentirse impune. «Le dices a Homs (portavoz de la Generalitat) y a Oriol Pujol (entonces secretario general de CDC) que para matarme necesitarán más», le dijo a David Madí, exsecretario de Comunicación de la Generalitat, cuando ya sospechaba que estaba siendo investigado por los Mossos d’Esquadra.
La familia, colocada
Su dimisión, de hecho, fue en diferido. En 2012 renunció a la alcaldía, pero no fue hasta 2014 cuando dejó la política en activo –renunciando al acta de concejal y su cargo en la Diputación de Barcelona–, en ese momento perseguido por el caso de las dietas falsas que salpicó a otros alcaldes. Una más en una prolija lista de conductas irregulares –mordidas, tráfico de influencias, malversación, prevaricación, falsedad documental– por las que también fueron imputados su hermano Paco Bustos, su mujer, colocada como asesora de alcaldía; su tío Melquíades Garrido, poderoso presidente del Gremio de Constructores de Sabadell y al que su sobrino nombró en su día presidente de la empresa municipal de Vivienda, Vimusa, y el concejal del PP Jordi Soriano, entre otros.
Hay aún varios juicios pendientes de celebrar –la instrucción judicial se alarga una década– y otros ya con condena firme, como la pena a Manuel y Paco Bustos, así como al también socialista Daniel Fernández, a un año y cuatro meses de prisión por maniobrar para colocar a una persona afín en el municipio de Montcada i Reixac presionando a la alcaldesa de esta localidad.
Brillante historial para quien trabajó de conserje en el Museo de Paleontología de Sabadell antes de iniciar su carrera política bajo el amparo del PSC, partido al que se afilió a los 15 años. En 1991 ya era concejal en la oposición en el Ayuntamiento de Sabadell, además de diputado en el Parlamento catalán. En 1999 fue proclamado alcalde, cogiendo el relevo a Antoni Farrés, el apreciado alcalde (primero en el PSUC, luego en Iniciativa) que, por conducta y trayectoria, sería la antítesis del estilo Bustos y su clan.
Juicios pendientes
Alternando pactos con CiU, ERC e ICV, Bustos supo mantenerse firme en su cargo, siempre rodeado de un séquito de amigos y familiares, ganando también influencia en un PSC en el que él representaba el sector más alejado del catalanismo, hasta el punto de que, según destapó la periodista Sara González en su libro ‘Cas Mercuri, la galàxia Bustos’ (Edicions-Saldonar), además de sonar como ministrable fue el dirigente designado por Alfredo Pérez Rubalcaba para resucitar la federación catalana del PSOE en caso de que las relaciones con el PSC llegasen a romperse. «He cometido errores, pero no delitos, coño», se explicaba el mismo Bustos en el citado libro, todo un despliegue de estilo por parte de quien lo llegó a ser todo en Sabadell y ahora, a falta de los juicios pendientes, está en la cárcel por quitar multas a su familia.