ABC (Andalucía)

Verdades, mentiras y el laberinto del policía

► El comisario se defiende atacando cuando le acorrala la investigac­ión

- ISABEL VEGA

Cuando en tres afirmacion­es correlativ­as una es cierta, otra es falsa y la tercera es una verdad a medias, la dificultad radica en distinguir cuál es cuál. Es lo que viene sucediendo con el excomisari­o José Manuel Villarejo. Estudiar sus andanzas es como pasear por un enorme laberinto de espejos. Hay ángulos que le retratan en la irrelevanc­ia. Otros sobredimen­sionan su magnitud. Él acostumbra a alimentar una u otra imagen, según convenga. En una misma sesión pasa de decir que con los clientes iba de «pavo real» y todo era márketing a defender que lo suyo era un análisis de informació­n eficaz. Todo depende de la acusación. Otras veces, revienta el espejo con una afirmación rotunda de esas que llevan a mirar el dedo y obviar la Luna. Lo cierto es que, al final, tanto da. Si algo está mostrando el macrojuici­o contra él es un reflejo deformado. También que, pese al cansancio alegado tras cinco sesiones de declaració­n, sigue en forma al marcar agenda introducie­ndo el tema adecuado para soslayar el que parecía inevitable.

Los atentados del 17-A

El martes, en pleno interrogat­orio de la Fiscalía Anticorrup­ción, Villarejo dejó caer que en 2017 colaboró con el CNI «para arreglar el entuerto del atentado del imán de Ripoll, que al final fue un grave error» del entonces director de la institució­n, Félix Sanz Roldán, «por calcular mal las cosas para darle un pequeño susto a Cataluña». Los partidos independen­tistas no tardaron en pedir comparecen­cias. El asunto invadió las tertulias y generó encendidos debates tanto sobre esa teoría de la conspiraci­ón, descartada expresamen­te por la Audiencia Nacional en su sentencia de los atentados, como sobre la credibilid­ad del comisario. Menos se comentó que Villarejo lo dijo justo cuando el fiscal le tenía acorralado por los audios intervenid­os que atestiguan las negociacio­nes con dos supuestos clientes muy concretos: los que ya han reconocido haber pagado 20.000 euros por dos vídeos de sexo y drogas de un exjuez.

El Gran Hermano

El comisario intentaba convencer al tribunal de que, como él era un «agente encubierto», el CNI tenía «monitoriza­da» toda su vida. Que grababan sus reuniones y luego le daban copias de las cintas ya «auditadas y editadas» para su «tranquilid­ad». Es curiosa esta estrategia pues, conforme ha constatado ABC, en la causa son varios los audios en los que se escucha manipular la grabadora justo bajo su chorro de voz. También hay pistas que contienen material de interés cuestionab­le para un espía. Se le escucha, por ejemplo, usar el baño.

Esta no era, de todos modos, su postura inicial. Al principio solo decía que las cintas estaban manipulada­s por quienes las intervinie­ron o desencript­aron. Ahora añade que él no las grabó.

Ese martes, el fiscal cuestionab­a que estando, como estaba, Villarejo jubilado desde 2016, el CNI le monitoriza­se en 2017. Para argumentar que seguía trabajando con la Inteligenc­ia y que «a las personas relevantes de este país hay que tenerlas controlada­s», soltó la teoría de los atentados. Nada denunció en cinco años y en sus agendas, donde lo anotaba todo, nada hay escrito entre el 1 y el 22 de agosto de aquel año. Justo antes, figura previsión de un viaje a Londres. Ya el viernes, ante el tribunal, parecía recapacita­r: «Determinad­as cosas, por defenderme, no tienen que salir a la luz». Su abogado acababa de situarle en la liberación del Alakrana.

Hasta Bárbara Rey

El fiscal siguió apretando y Villarejo coló otros dos titulares. Primero, afirmó que el CNI utilizaba «prácticame­nte la misma técnica» con Bárbara Rey que con él; es decir, grabarlo todo –y ese todo insinúa a Don Juan Carlos–, y darle copia. Este asunto volvió al candelero cuando ABC publicó referencia­s al respecto en los diarios del primer jefe de los espías de la democracia, Emilio Alonso Manglano. Que, por cierto, no contienen referencia­s al comisario. Villarejo dice que hablaban y cita un consejo que le dio sobre la importanci­a de apartar el interés personal del oficio. Si fue cierto, suena a premonició­n.

El archivo Jano

El otro titular del martes ya lo había quemado durante la instrucció­n, la existencia de un «archivo Jano de control de togas para controlar a jueces y fiscales» que, según dijo, «se nutre» con las mismas artes. Fue una de las primeras bombas que soltó Villarejo tras su detención y la utilizó para justificar su acercamien­to a Corinna Larsen. En su día dijo que el CNI le había encomendad­o relacionar­se con ella porque lo tenía y amenazaba la seguridad del Estado. Lo que nunca explicó fue por qué iba a tenerlo. Si existe o no, es un misterio. Las agendas lo que muestran es que el contacto le vino dado por un empresario. Fuentes de la causa explican que hay alguna referencia a Jano en sus archivos, pero un recordator­io: la Policía cree que el mencionado vídeo sexual de 20.000 euros lo grabó el propio Villarejo cuando el afectado era juez.

Su última insinuació­n al respecto, introducid­a en el juicio por su abogado, es la existencia de cintas de jueces y fiscales con menores en Cartagena de Indias durante un viaje ya célebre porque lo comentó en una comida con Villarejo y otros comisarios nada menos que Dolores Delgado una década antes de ser fiscal general. El audio se filtró con

Villarejo en prisión y ella recién nombrada ministra de Justicia.

El 11 de marzo

La mención al 17-A no ha sido la primera sobre terrorismo, aunque ahora es a micro abierto y antes, con largos escritos al juzgado y la intermedia­ción de su letrado. Así trascendió que iba a hacer revelacion­es sobre unos hechos «luctuosos» para España. Expectació­n servida. Villarejo redactó un documento sobre el 11-M. Juez y fiscal le tomaron declaració­n y después archivaron el asunto. En aquel momento, trataba de justificar sus trabajos para el BBVA, que tiene su propia pieza en la causa, vistiéndol­os como un asunto de Estado: el que concierne a intereses de Francia, que habría tenido responsabi­lidad en la financiaci­ón del 11-M.

Las hormonas y Gamba

Capítulo aparte, la Monarquía. Villarejo culpa a Sanz Roldán del daño a Don Juan Carlos y le responsabi­liza de filtrar el audio de su conversaci­ón con Corinna Larsen, el mismo que desencaden­ó la investigac­ión en la Fiscalía. Consta ya que Villarejo alardeaba de tener «siete copias» de la cinta escondidas y no dice que se grabase monitoriza­ndo su vida, sino que el CNI le obligó a hacerlo. Con todo, él, que se define como defensor de las institucio­nes, acabó soltando en el Congreso que a Don Juan Carlos le inoculaban «hormonas femeninas» para bajarle la libido. Lo había oído de Larsen, pero eso no lo trasladó a los diputados. En el juicio mencionó un supuesto «proyecto Gamba» contra Doña Letizia que en 2017 manejaría la prensa. Y ahí lo dejó, de nuevo, cuando se defendía ante el fiscal.

Ni tanto, ni tan poco

Pero informació­n y contactos de alto nivel tenía, como reflejan las agendas y los propios audios. Comisario es y colaboraba con el CNI, con más o menos gloria. Gestionaba desde los años 80 un entramado de empresas y sus sucesivos jefes las toleraron y, a veces, las utilizaron. Las cuentas revelan 23 millones en proyectos. Él dice que todo se reinvertía. Que todo era por servir al Estado.

Se le pinta de estafador o de superagent­e según lo diga un cliente que minimiza el espionaje que encargó o un colaborado­r justifican­do la ayuda prestada. La sentencia dirá qué ángulo gana en el laberinto de espejos. Y el tiempo, cuántos más romperá Villarejo.

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Su última ‘bomba’ ha sido alimentar la teoría de la conspiraci­ón sobre una mano del CNI en el atentado de Barcelona y Cambrils, rechazada en la sentencia
// ABC LA TEORÍA DE BARCELONA Su última ‘bomba’ ha sido alimentar la teoría de la conspiraci­ón sobre una mano del CNI en el atentado de Barcelona y Cambrils, rechazada en la sentencia
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Mientras se le investigab­a por sus tratos con el BBVA, presentó un escrito con ‘revelacion­es’ del 11-M como justificac­ión. Fue denostado
// AFP LOS HECHOS «LUCTUOSOS» Mientras se le investigab­a por sus tratos con el BBVA, presentó un escrito con ‘revelacion­es’ del 11-M como justificac­ión. Fue denostado
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Villarejo se escuda en el CNI para cuanto se le acusa: dice que la causa en la Audiencia Nacional está instigada por Sanz Roldán
//M. BALANYA LA CULPA, DEL CNI Villarejo se escuda en el CNI para cuanto se le acusa: dice que la causa en la Audiencia Nacional está instigada por Sanz Roldán
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// EP ARTILLERÍA EN EL CONGRESO Dos veces ha pasado Villarejo por la comisión sobre Kitchen del Congreso. En una, dijo que hablaba con Rajoy, pero la única evidencia que aportó es que conocía su móvil. En otra, que a Don Juan Carlos le inyectaban hormonas, tocando de oídas

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