ABC (Andalucía)

‘Baran’, la cara visible de la mayor tragedia en el tráfico de pateras

► La joven kurda murió en aguas del canal al tratar de reunirse con su novio

- I. SALAZAR

Krmanj Ezzat Dargali atiende la llamada telefónica de ABC desde su hogar en la ciudad de Soran, en el Kurdistán iraquí. Habla con tono pausado, amable, asumiendo pese a la evidente tristeza el papel de portavoz de la familia de su prima, Maryam Nouri Hamadami, una de las 27 personas fallecidas en el trágico naufragio de un bote hinchable el pasado 24 de noviembre en el canal de la Mancha. El cadáver de la joven de 24 años, a quien su familia llamaba cariñosame­nte ‘Baran’ que significa ‘lluvia’ en kurdo «fue el primero en ser identifica­do». «Es algo muy triste, muy traumático», dice su primo, que confiesa que «todavía estamos en ‘shock’ por lo sucedido».

Baran quería entrar al Reino Unido para reunirse con su prometido, que vive en el país, pero no consiguió un visado, por lo que decidió arriesgars­e a cruzar por el mar. Su novio no lo sabía, ya que ella quería darle una sorpresa. «Ella viajó del Kurdistán a Turquía, donde intentó conseguir el visado, pero Gran Bretaña no se lo concedió», pese al apoyo de su novio desde territorio británico. «Por eso tomó el camino más peligroso», dice su primo, que explica que desde la muerte de la joven «su madre está enferma; ella y su padre están rotos por el dolor». «¿Por qué el Gobierno no le permitió a un residente de su país casarse con quien él quería?», se pregunta, para después puntualiza­r que tras la muerte de su prima, «ninguna persona del Gobierno británico ha hablado con la familia».

Una nación sin Estado

Krmanj Ezzat Dargali reconoce que lo que hizo la joven «no es legal», pero explica que muchas personas salen de sus países huyendo de la guerra, la violencia, el hambre o porque, en el caso del Kurdistán, «la situación no es buena, sobre todo para la juventud, que quiere tener un mejor futuro». Y eso que «las cosas aquí están mejor que en Siria o Irak», afirma, pero aprovecha para poner el dedo en la llaga de un problema que, en su opinión, no es nuevo, y se remonta a más de un siglo atrás. «Reino Unido y Francia se repartiero­n el Kurdistán y nos dejaron (a los kurdos) solos, divididos, sin ayuda. Si tuviéramos un Estado independie­nte y reconocido, quizá Baran seguiría viva porque habría logrado ir al Reino Unido como una inmigrante regular en lugar de tomar la ruta en bote», dice.

Hay que remontarse, al menos, hasta abril de 1920 para entender su alegato. Fue en aquel momento cuando Londres y París oficializa­ron en San Remo, Italia, el pacto negociado cuatro años antes en secreto por el francés François Georges-Picot y el británico Mark Sykes, conocido como el Acuerdo Sykes-Picot, y que contenía el reparto del medio oriente otomano entre ambas potencias tras la desintegra­ción del imperio y el final de la Primera Guerra Mundial. Muchos expertos hablan de que las fronteras fueron «hechas con un lápiz y una regla», un trazado en el que no se tuvieron en cuentan las caracterís­ticas étnicas, religiosas o lingüístic­as de quienes vivían allí, y que en el caso de los kurdos, que tienen una lengua propia y son considerad­os la minoría étnica más importante de Oriente Próximo, provocó que acabaran repartidos en el territorio que hoy ocupan Irak, Irán, Turquía y Siria. Como Baran, muchos de los que se ahogaron en las gélidas aguas del canal en noviembre, eran kurdos, entre ellos una mujer embarazada y tres niños. Este es el desastre con mayor número de fallecidos desde que empezó a llevarse un registro hace 17 años.

«Yo le pediría al Gobierno británico que abra rutas seguras para quienes quieren emigrar para evitar tragedias», pide el primo de Baran, que además dice no entender qué se está haciendo para atrapar a los traficante­s de personas mientras los inmigrante­s siguen arriesgand­o su vida. Antes de acabar la conversaci­ón, agradece las muestras de apoyo a la familia, y se muestra complacido de que al menos pudieran despedirse de la joven, cuyo cadáver fue repatriado.

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// ABC Baran, a la derecha, junto a su padre y hermanos en una foto familiar

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