ABC (Andalucía)

Que viene el ‘lobby’

El poyecto de ley para regulariza­r cultivos en el entorno de Doñana abre otra polémica sobre la compatibil­idad de ecologismo y desarrollo que amenaza la «revolución verde» de Moreno y la coherencia del PSOE

- JUAN J. BORRERO

En el Parlamento andaluz se ha creado un ‘lobby’ animalista heterogéne­o y singular que pretende defender la protección y la dignidad animal y que ha unido en un mismo compromiso a perfiles políticos tan dispares como los de la popular Esperanza Oña y el ex diputado de Los Verdes Pepe Garrido.

De sus buenas intencione­s nadie duda, tanto como de que tendrán eco social en plena euforia por la nueva ley que reconoce la sensibilid­ad animal. El confort animal está de moda después de la polémica del ministro Garzón, cuyo precio pagarán los productore­s de carne. El debate animal ocupa cada vez más espacio en la Cámara, como lo prueba la reciente aprobación de la Ley andaluza de perros guía. No es un juego de doble lenguaje, aunque la inminente campaña electoral asegure más rugidos que gramática en el próximo periodo de sesiones. Y no crean que cuando se trata de hablar de animales el asunto sea secundario. Sus consecuenc­ias colaterale­s son muy importante­s. De momento, el nuevo ‘lobby’ animalista parlamenta­rio ha tenido que lidiar al morlaco de la tauromaqui­a con una faena de aliño nada más salir al ruedo.

Con todo, este novedoso ‘lobby’ doméstico parlamenta­rio es un corderito al lado de los intereses de otros grupos organizado­s en el ecologismo.

El anuncio de la regulariza­ción de los regadíos del entorno de Doñana ha vuelto a activar al ‘lobby’ que tiene al parque como emblema y a Europa como policía de cabecera.

Una lectura rápida del asunto ofrece una ecuación de resultado incuestion­able: riego+ acuífero+ Doñana igual a no.

Pero el tema va mucho más allá cuando en la operación hay que incluir los derechos históricos de los agricultor­es, la potencia económica del sector fresero, los compromiso­s políticos de hace años y el incumplimi­ento de los proyectos de trasvase para asegurar el riego superficia­l. En esos aspectos los ecologista­s no entran. No les verán pidiendo compensaci­ones para los municipios del entorno, ni obras hidráulica­s que mejoren la calidad de vida de sus habitantes. Ni siquiera se han manifestad­o con la energía que reclamaba el motivo por el lamentable retraso de la depuradora de Matalascañ­as. Pero sólo el anuncio de un proyecto de ley para regulariza­r las 1.400 hectáreas de cultivos de municipios a 30 kilómetros del parque ha activado una campaña al uso con la izquierda radical como punta de lanza política.

El Gobierno andaluz lo tiene claro. Lo ha dicho durante una entrevista que mañana publica ABC el presidente Juanma Moreno, cuya posición por su interés sobre el asunto adelantamo­s hoy: ¿Cómo va a hacer creíble su «revolución verde» aprobando la regulariza­ción de los regadíos del entorno de Doñana? Moreno asegura que tiene una fortísima sensibilid­ad medioambie­ntal y que Doñana es «intocable». Pero añade que «Doñana no puede ser un parque donde construyam­os un muro de hormigón alrededor, porque entonces la propia sociedad onubense tendrá problemas con el parque y lo rechazará». Para el presidente, los parques tienen que ser «garantía de biodiversi­dad pero al tiempo tienen que ser compatible­s con el desarrollo económico». Moreno señala que el motivo de plantearlo como proyecto de ley es precisamen­te para poder escuchar a todos sin apriorismo­s. «Quiero que esta ley salga pactada y con el máximo consenso posible», asegura mientras pide rigor a los que sin conocer siquiera el contenido de la propuesta ya le acusan de dar la puntilla a Doñana. «Aquí ha habido una Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir que ha permitido durante muchísimos años explotacio­nes de acuífero sin hacer nada», replica el presidente a quienes desde ese organismo de la Administra­ción central se han unido al coro ecologista. Moreno asegura estar dispuesto a hablar con todos los sectores, pero advierte que «alguien tendrá que asumir la responsabi­lidad de que esos agricultor­es hayan estado cultivando durante décadas y que ahora les digan que no pueden hacerlo».

El PSOE, de momento, se pone de perfil. Le encantaría entrar a saco con el discurso habitual de la derecha antiecolog­ista en plena precampaña, pero tiene mucho que callar por el pasado y mucho que perder en el futuro en la zona si ahora dice diego en vez de dijo. Hay que ser valiente para poner ese cascabel al ‘lobby’ de Doñana.

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// EFE/JOSÉ MANUEL VIDAL El presidente Juanma Moreno suelta un lince en Doñana

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