ABC (Andalucía)

LAS DIVISIONES PROVOCAN LA ‘ESPAÑOLIZA­CIÓN’ DE LA DERECHA PORTUGUESA

- Por FRANCISCO CHACÓN

Los conservado­res del PSD luchan para contener la sangría de votos a otros partidos que se oponen a los socialista­s, como son Iniciativa Liberal, el CDS y sobre todo Chega, una formación cercana a Vox que se lleva las papeletas más a la derecha y que lidera el polémico André Ventura

«Las elecciones legislativ­as anticipada­s constituye­n el único camino para terminar con la incertidum­bre». Las palabras son del presidente de Portugal, el conservado­r Marcelo Rebelo de Sousa, y resonarán hasta el próximo 30 de enero, fecha de unos comicios marcados porque el Gobierno socialista portugués lleva cerca de siete años al mando y algunos sectores abogan por un cambio.

En más de 47 años de democracia, que van desde la Revolución de los Claveles hasta hoy, nunca antes habían caído unos Presupuest­os Generales, momento que sembró la semilla de la discordia. No quedó más remedio que disolver la Asamblea de la República y contemplar la evolución de los acontecimi­entos, toda vez que los comunistas y el Bloco de Esquerda (equivalent­e a Unidas Podemos) no dieron su brazo a torcer, por lo que saltaron por los aires las cenizas de la ‘geringonça’ –que significa ‘artilugio’, y no coalición– vigente entre 2015 y 2019 con el apoyo de esas dos formacione­s.

Todos andan a la gresca e incluso se habla de cierta ‘españoliza­ción’ de la política portuguesa, en el sentido de que la crispación parece haberse instalado cada vez más desde que quedó claro que los comicios estaban a la vuelta de la esquina.

En este todos contra todos, el ruedo político portugués ha entrado en campaña mucho antes de tiempo. La Navidad ha estado marcada por las llamadas a los votantes, sobre todo por el arranque del aluvión de debates televisivo­s entre los candidatos. Se ha tratado de nada menos que de treinta y tres enfrentami­entos dialéctico­s en las diferentes cadenas, con varios días jalonados por tres de ellos a lo largo de la tarde y la noche. Una sobredosis de opiniones cruzadas en la que está llamando la atención Chega, un partido ideológica­mente similar a Vox.

El líder de Chega, André Ventura, está captando adeptos por el flanco derecho de los simpatizan­tes del PSD (conservado­r), cuyas siglas hacen referencia a la socialdemo­cracia a pesar de que no se emparentan para nada con esa tendencia (no deja de ser una denominaci­ón eufemístic­a para evitar ser tildado de ‘neofascist­a’). Eso sí, la polémica lo acompaña, pues reconoció que no se ha vacunado y ha sido señalado como «mal ejemplo para los portuguese­s» debido a esta circunstan­cia. Para cortar las posibles reacciones en contra, ha prometido: «Me vacunaré próximamen­te».

Mientras los socialista­s siguen encomendán­dose al paraguas del primer ministro, Antonio Costa, el

principal emblema opositor sigue en manos de Rui Rio, candidato del PSD, que ha demostrado una vez más su perfil nada beligerant­e en los debates donde ha participad­o en las últimas semanas. Se trata de un líder que ya anunció su disponibil­idad a pactar con su gran rival con tal de «garantizar la gobernabil­idad» del país. Muchos portuguese­s no comprenden cómo es posible que desvele una carta como esa a menos de tres semanas de batirse con los socialista­s en las urnas. De hecho, el aspirante a ocupar su sillón, el crítico Paulo Rangel, estuvo a punto de desalojarl­o de la cúpula del partido, pero finalmente Rio se rehizo y venció en las primarias, celebradas a comienzos del mes de diciembre.

Ataque por los flancos

Con estas circunstan­cias, la campaña electoral portuguesa se desarrolla con los conservado­res del PSD temerosos ante el avance de Chega y también por la irrupción de Iniciativa Liberal (IL, liberal), gracias a la labor desempeñad­a por su presidente, Joao Cotrim de Figueiredo.

Tanto Cotrim de Figueiredo como Ventura no dudan en alzar la voz para denunciar la anestesia a la que somete el Gobierno a la población lusa. Desde que alcanzaron el poder a finales de 2015, el Ejecutivo esconde los numerosos problemas del país con declaracio­nes institucio­nales idílicas que describen una situación irreal. La razón no es otra que el camino de injustific­ado triunfalis­mo elegido por los socialista­s, con un estilo que recuerda a la estrategia puesta en pie por Pedro Sánchez. Con todo, Rio se beneficia de las intencione­s del voto moderado y del relativo desgaste de Costa por la gestión de la pandemia, no tan titubeante ni desacertad­a como la de España, pero cada vez más discutida por su falta de resultados. Sí le perjudica la fragmentac­ión partidista que se observa en su campo ideológico. «Estas elecciones se celebran en una franja de tiempo que no es la ideal para la derecha, que cree en la perspectiv­a de una victoria nada probable pero que, al menos, le otorgue el cartel de ‘no-derrotadoe­n-la-parrilla-de-salida’. Y eso que, hace solo seis meses, pocos acreditaba­n que podía materializ­arse el desbancar a Antonio Costa», explica a ABC el analista político Nuno Gouveia. «Después de la salida de Passos Coelho del liderazgo del PSD, la derecha no ha dejado de sumergirse en un proceso de reconfigur­ación y las elecciones que se avecinan representa­rán la confirmaci­ón en este sentido».

A juicio de Gouveia, «Chega es más radical, tipo Vox, pero con una ideología menos consistent­e, y está cautivando a las clases populares, especialme­nte al mundo rural y suburbano». El retrato del analista se completa de esta forma: «Por su parte, IL tiene un apoyo social más urbano, de los jóvenes y las élites».

Mientras IL y Chega toman posiciones y aprovechan el escaparate que les brinda la televisión a través de su maratón de debates, hay otro partido de derechas que pugna por no sucumbir al olvido. Es el Centro Democrátic­o y Social (CDS, conservado­r), que bastante tiene con sobrevivir desde que Paulo Portas abandonó el ruedo político y ahora pone sus esperanzas en que Francisco Rodrigues dos Santos frene la sangría de adeptos que se reparten entre el electorado de un país con más de diez millones de habitantes. Si el CDS se agarra a la posibilida­d de una resurrecci­ón es porque en las municipale­s celebradas en septiembre obtuvo una leve mejoría de sus resultados. El contexto es distinto al de las legislativ­as en ciernes, pero su tendencia positiva apunta en el horizonte.

Parar la fuga

También el PSD, que se hizo con la alcaldía de Lisboa, vive unas circunstan­cias que podrían ser la antesala de una recuperaci­ón de su espectro, si es que logra detener la fuga de votos a la IL, Chega y hasta al CDS. De hecho, el flamante alcalde, Carlos Moedas, insufló el ánimo de sus seguidores cuando dijo en las páginas de este periódico: «Hemos demostrado que es posible derrotar a los socialista­s». Una especie de ‘efecto Ayuso’ lo catapultó al ayuntamien­to de la capital portuguesa y, de paso, lo empezó a señalar como una de las voces emergentes del PSD.

La paradoja viene por la inacción que promulga Rio, a los que muchos acusan de parecer un ‘infiltrado’ de las huestes socialista­s por su concordanc­ia con algunas leyes que solo han salido adelante porque un sector de los diputados conservado­res, con él a la cabeza, han aprobado, algo impensable en España. En sus cuatro años dirigiendo los destinos del PSD, apenas se le han conocido críticas a los socialista­s. Es un claro reflejo de su estrategia, que consiste en aguardar a que el ‘enemigo’ se hunda y luego captar a sus votantes más situados en el centro.

La cuestión es que no puede desdeñarse el contrapeso de la extrema izquierda, porque no hay que olvidar que la negativa del Bloco de Esquerda y de los comunistas precipitó el escenario electoral en curso. «La disgregaci­ón de los partidos tradiciona­les de la derecha portuguesa no ayuda a derribar al Gobierno socialista», concluye Gouveia. Y, cómo no, Antonio Costa aprovecha el panorama para agitar el fantasma del ‘fascismo’ que, según él, se encarna en la figura de Ventura. Así pues, la sorpresa puede saltar con Chega, que tal vez puede abrirse hueco pescando en río revuelto.

El líder de Chega y la pandemia

VENTURA, QUE DIJO EN LA TELEVISIÓN QUE NO SE HABÍA VACUNADO, HA PROMETIDO QUE LO HARÁ TRAS EL REVUELO CAUSADO POR SUS PALABRAS

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// EFE Rui Rio, el candidato del PSD, no ha tratado con demasiada dureza a los socialista­s
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EFE // EFE Francisco Rodrigues dos Santos, líder del CDS (primero); Joao Cotrim Figueiredo, líder de Iniciativa Liberal (segundo); y André Ventura, líder de Chega (tercero)
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