Un juez apunta que el exportavoz de Junts fue víctima y no acosador
▶ La mujer que acusó a Eduard Pujol usó ese «chantaje» para que no acabase su relación
«Tras mantener relaciones esporádicas entre agosto de 2018 y enero de 2019 con Eduard Pujol Bonell, y aprovechando la condición de diputado parlamentario de éste, el 19 de febrero de 2019, Eva R. inició acciones de presión, amedrentamiento y difamación contra él a través de mensajes que le dirigía por Whatsapp y publicaciones en redes sociales, para que Eduard no decidiese terminar la relación personal entre ellos». Así consta en el auto del Juzgado de Instrucción 29 de Barcelona, que deja a un paso de juicio por calumnias a una de las dos mujeres que acusó al exportavoz de Junts de acoso sexual.
Según el juez, habría sido la mujer, que no llegó a denunciar a Pujol ante los tribunales, quien acosó al diputado, y no a la inversa. Y es que hasta finales de 2019, ella envió unos 3.400 mensajes al político, en los que le amenazaba, entre otros, con publicar fotografías de carácter íntimo. «¿Tienes miedo? ¿Te has tomado hoy la tensión? Tendrás un día movido», escribió la expareja al afectado.
«Amedrentamiento»
Con este «chantaje» y «voluntad de amedrentamiento y difamación», prosigue el escrito, Pujol «accedía» a nuevos encuentros con la mujer para pedirle que retirase las imágenes que publicaba en redes sociales como Instagram. Pero la persecución al diputado no habría acabado ahí. A partir de abril de 2019, la mujer «comenzó a presentarse como una víctima» del acoso en varias de sus publicaciones en sus perfiles en internet.
Finalmente, en octubre de 2020, Eva R. le acusó «falsamente de actos de agresión» en un escrito que dirigió al partido de Pujol, Junts, y afirmó que él la había acosado sexualmente, lo que provocó la dimisión de este de todos sus cargos políticos.
En su auto, que avanzó ‘El País’ y al que tuvo acceso ABC, el juez Santiago Garcia da un plazo de diez días a la Fiscalía y a la acusación particular para que soliciten, bien el sobreseimiento del caso, o la apertura de juicio oral contra la mujer. Tras las acusaciones, por las que su partido lo suspendió cautelarmente de militancia, Pujol anunció que emprendería acciones legales para que no quedasen sin respuesta «las acusaciones y falsedades» que se habían difundido.
En un comunicado, fechado el pasado enero, el exdiputado de Junts explicó que «nadie» lo había denunciado por el supuesto acoso y que tampoco ltenía connstancia de «ningún procedimiento judicial abierto».
«Pese a que no me tengo que defender de nada, porque nadie me acusa –solo me difaman–, he iniciado acciones penales para que las acusaciones y las falsedades de las que he sido víctima no queden sin respuesta», advirtió entonces. Además, manifestó su total condena contra cualquier tipo de abuso y señaló que «las difamaciones y las acusaciones falsas perjudican a las mujeres, especialmente a todas aquellas que sufren, o han sufrido, algún tipo de acoso».
Fue meses más tarde, en junio de 2021, cuando Junts restituyó como militante al que fuera portavoz del partido, al constatar que nadie había formalizado ninguna denuncia contra él. Además de la de Eva R., queda una segunda causa pendiente contra otra mujer contra la que Pujol también se querelló por delitos contra el honor, tras acusarlo de acoso sexual.
La supuesta víctima envió unos 3.400 mensajes intimidatorios al político, al que amenazó con difundir fotografías íntimas