Solo ante el peligro
Biden cumple su primer año en la Casa Blanca sin demostrar la eficacia que prometió
En la historia de las malogradas Presidencias de EE.UU., esas que terminan con un solo mandato, hay ocupantes del despacho oval que se ven desbordados por las circunstancias y su pésima gestión. Otros terminan siendo víctimas de incumplir las enormes expectativas que ellos mismos generaron. Al hacer balance de su primer año en la Casa Blanca, Joe Biden parece encasillarse en esa segunda categoría al no demostrar la eficacia que prometió al ser elegido en 2020 por un margen de victoria de más de 7 millones de votos sobre Donald Trump.
Al tomar posesión de su cargo – 14 días después del asalto al Capitolio– Joe Biden empezó con fuerza, impulsando la masiva campaña de vacunación contra el Covid y un paquete adicional contra los devastadores efectos económicos de la pandemia. Esos éxitos iniciales llevaron a que la Administración Biden presumiera de muchas cosas. Se trataba de salvar la democracia americana demostrando el buen funcionamiento de su economía y de su política.
Sin embargo, la grandilocuencia ha degenerado en soledad y frustración. No es muy habitual que un presidente de EE.UU. se enfrente simultáneamente a los republicanos, a sus correligionarios más moderados y también a los situados más a la izquierda. Ese desamparo político contrasta con las alharacas sobre un nuevo liderazgo en Washington que no debía ser interpretado como un tercer mandato de Obama. Lo que en la jerga de la capital no significa otra cosa que una ambiciosa agenda sin concesiones centristas.
En esta espiral de tribulaciones protagonizada por Biden, un par de senadores de su propio partido han descarrilado sus proyectos legislativos más decisivos. A pesar de sus décadas en el Senado, ha sido incapaz de llegar a ningún acuerdo con la oposición. El Supremo le ha bloqueado su gestión de una pandemia imposible de controlar con un 30% de adultos que rechazan las vacunas. La inflación está destruyendo la recuperación económica. Y la caótica salida de Afganistán ha sido interpretada como un peligroso indicio de extrema debilidad.