ABC (Andalucía)

La enésima resurrecci­ón de Nadal

► Con una lesión que no se le va de la cabeza, coge ritmo en Australia y ya está en tercera ronda. «Este torneo le puede llegar demasiado pronto», analiza Corretja

- LAURA MARTA

Rafael Nadal sonríe estos días, contento porque las cosas van bien, con bromas con Jim Courier sobre su estado físico. «Juego al golf. No soy muy de gimnasio», se reía con la grada ayer tras ganar a Yannick Hanfmann. Sin grandes brillantec­es, por el momento, ya está en tercera ronda, a la espera de que suba la exigencia. Esta madrugada, Karen Khachanov, para calibrar esas piernas que por ahora se mueven con soltura y esas ideas que se muestran despejadas. Disfruta estos días porque sabe de dónde viene, de otra estadía larga en las dudas, la incertidum­bre y los dolores a vueltas con la lesión del pie, el síndrome Muller-Weiss, su espada de Damocles. Este es otro ejemplo de regeneraci­ón del balear.

«Como tenista lo veo asombroso. Es de una dimensión tan grande lo que consigue. Cuando llevas tanto tiempo sin competir es difícil ganarle un set hasta a tu primo. Y cada partido que pase, Rafa va a progresar. La gente lo compara con el regreso de Roger Federer cuando ganó el Abierto de Australia en 2017 después de seis meses sin jugar. Claro, es que estás hablando de gente diferente. De gente especial», analiza para ABC Álex Corretja, extenista y comentaris­ta en Eurosport, la cadena que emite el Abierto de Australia en exclusiva. Al extenista le queda, sin embargo, la duda del tiempo: «Si Australia fuera en marzo, estaría ya mucho más rodado. Aquí puede que el Grand Slam haya llegado demasiado pronto. Tiene que pasar casi de 0 a 100 en dos semanas y eso, si alguien es capaz de hacerlo, es él o Federer, como lo hizo en su día; pero es un cambio de marcha muy fuerte en pocos días, para subir el nivel y para adaptarse a lo que ofrezcan sus rivales».

Vuelve de una lesión, o al menos la lesión le permite jugar estos días, después de muchas semanas de dudas, como admitió su entrenador Carlos Moyà, y como el propio jugador confesó: «Hace mes y medio no sabía si podría volver a jugar al tenis a nivel profesiona­l». Un problema crónico que lo ha marcado siempre y para siempre: «Con el escafoides partido por la mitad es difícil que la lesión esté olvidada. No va a estar olvidada por el resto de mi vida. Tengo un problema que no tiene solución ahí debajo. Otra cosa es que me pueda dejar competir con más o menos garantías y eso es lo que estamos intentando», explicó ayer.

Y así lo ve Corretja: «No podemos negar que debe tener un poquito de inquietud interna de cómo responderá el pie, pero la competició­n es ahora y se le tiene que pasar. Irá evoluciona­ndo día a día. El hecho de ganar partidos y sumar un título a él le habrá liberado de muchísima tensión. Aunque fuera un título menor –ATP 250 de Melbourne, hace una semana–, es un título, en la misma pista, en la misma ciudad, en el mismo hotel en que ahora está jugando el Abierto. Está en la misma burbuja. Aunque tenga la lesión ahí un poquito en su cabeza, este título que logró fue importantí­simo porque se le habrá disipado bastante la duda de si podría competir o si podría ganar».

Además, recuerda Corretja, acaba de pasar el coronaviru­s a finales de diciembre, un contratiem­po que frenó la relativa alegría con la que había cogido carrerilla a final del año: «Fueron cuatro días en la cama y otros tres más destrozado físicament­e. A veces no sé si el cansancio se debe a los seis meses sin competir o al coronaviru­s», confesó el número 5 del mundo.

En toda su carrera, el balear solo había jugado torneos antes de aterrizar en Melbourne Park cuando el cuerpo le pedía más rodaje después de un tiempo sin jugar. Después de otros parones obligatori­os por lesión, como en 2016 o en 2017. «Es una demostraci­ón, una vez más, de la humildad por parte de Rafa, de entender que su calendario tenía que estar basado en volver a recuperar ritmo. Muchos meses sin competir, el coronaviru­s, se recupera y viaja a Australia; y su proyección ha sido espectacul­ar. Es evidente que no puede estar a su máximo nivel, eso es imposible. Y los demás han estado compitiend­o en los últimos meses y él no. Es como una ventaja que te han ido acortando. Pero sin estar a su máximo nivel ganó ese título que le da confianza y ahora está ganando partidos», sentencia Corretja. A Nadal no le gustará el gimnasio, pero la regeneraci­ón sigue funcionand­o.

Pasaron de ronda: Paula Badosa, que ganó a Trevisan (6-0 y 6-3); Alcaraz, a Lajovic (6-2, 6-1 y 7-5); Carreño, a Griekspoor (6-3, 6-7 (6), 7-6 (3), 3-6 y 6-4). Perdieron Sara Sorribes, con Kostyuk (7-6 (5) y 6-3), y Pedro Martínez, con Garín (7-6 (1), 6-7 (4), 2-6, 6-2 y 6-2).

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// EP Nadal ya está en la tercera ronda del Abierto de Australia

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