ABC (Andalucía)

Sueldos tuneados

Los sueldos fantasma del Parlament son el símbolo de una época a la que algunos siguen aferrados

- ÀLEX GUBERN

ESTALLABA esta semana en Cataluña el escándalo de los sueldos fantasma del Parlament. Hasta 21 funcionari­os de la cámara vienen cobrando el cien por cien de su retribució­n por hacer nada. Catorce generosas e íntegras pagas por mirarse los plenos desde casa. Tal cual. La justificac­ión técnica es un régimen especial bautizado como «licencia por edad», un privilegio sin parangón entre el resto de funcionari­ado –qué les voy a decir de la empresa privada–, y que, desde 2008, podía solicitar un trabajador de la cámara cuando cumplía los 60 años y llevaba más de quince en la administra­ción pública. Pim pam.

Quien presidía la cámara en 2008 cuando se aprobó la medida destapada por el ‘Ara’ era Ernest Benach (ERC) –el mismo que ese mismo año se gastaba 10.000 euros en ‘tunearse’ el coche oficial–, y que, en modo justificat­ivo, ha asegurado que esa concesión no se aprobaría ahora, que fue fruto de la época, cuando, en el inicio de la crisis que se lo llevó todo por delante, este país era jauja. No le falta razón a Benach: 10.729 euros de sueldo medio para los dos letrados del Parlament ‘jubilados’ de manera anticipada; 3.834 para los dos telefonist­as; 3.823 para los cinco ujieres auxiliares... Sumen ahí a técnicos, lingüistas, jefes de departamen­to... todos con unos sueldos que, una década después, muestran de manera descarnada el abismo entre cierta élite funcionari­al –y la que no es élite también– y la media de una población que sigue trampeando con retribucio­nes capadas. El mismo abismo que va de un viejo diésel vetado por las restriccio­nes ambientale­s de Barcelona o Madrid al A8 con reposapiés de caoba al que por vergüenza tuvo que renunciar Benach en 2008.

Como pasó en su momento con el tuneo del coche del presidente del Parlament –escándalo que desveló ABC teniendo que soportar de inicio el habitual desdén cuando es la prensa de Madrid la que destapa corruptela­s catalanas–, el caso de los sueldos fantasma no ha caído nada bien en Cataluña, donde siempre se lleva con incomodida­d cualquier marrón cuya responsabi­lidad no se pueda endosar al Estado. Sueldos tuneados, lecciones de una época.

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