Casado denuncia el portazo del Gobierno a la oposición mientras blanquea a Bildu
► La incomunicación se enquista entre los dos líderes: ocho meses sin hablar, año y medio sin reunirse
Pablo Casado clausuró ayer el congreso del PP de Canarias, en el que fue elegido Manuel Domínguez, alcalde de Los Realejos desde 2007 y candidato único, ambos factores muy del gusto de Génova, que busca unidad y políticos de base y pegados al terreno dentro del proceso de renovación territorial integral del partido. Casado, metido de lleno en la precampaña de Castilla y León, intervino de forma telemática desde Villamartín de Campos (Palencia), con un campo de alfalfa a sus espaldas que le sirvió para blandir una de las banderas que el PP ha hecho suya, la del campo, la agricultura y la ganadería, y exigir de paso la dimisión del ministro Garzón por sus ataques al sector. No fue la única dimisión o destitución que pidió ayer Casado, volcado de lleno contra Sánchez por sus pactos y negociaciones con Bildu y los independentistas catalanes, mientras mantiene la incomunicación con el principal partido de la oposición incluso en cuestiones de Estado como la de Ucrania.
Casado tuvo una reacción exprés el jueves pasado cuando se supo que España iba a enviar efectivos militares al Mar Negro, dentro de la misión de la OTAN con motivo de la amenaza de Rusia sobre Ucrania. Su apoyo al Gobierno fue claro y rotundo, sin condiciones, aunque sí pidió a Sánchez que informara al principal partido de la oposición y que el Gobierno compareciera en el Congreso de los Diputados. Además instó al presidente a aclarar la posición de su Ejecutivo, dividido después de que Unidas Podemos aprovechara para rescatar del baúl de los recuerdos el ‘no a la guerra’ y lo lanzara a la cara esta vez del PSOE. El líder del PP reiteró su apoyo el viernes desde Fitur y ayer volvió a hacerlo desde Palencia. La respuesta de Sánchez ante este respaldo explícito del principal partido de la oposición ha sido el silencio y el ninguneo. Casado se refirió a esta incomunicación del Gobierno con la oposición y pidió a Sánchez que al menos ponga orden en su Consejo de Ministros para que algunos «dejen de insultar a la ministra de Defensa», con una pregunta dirigida al presidente: «Señor Sánchez, ¿quién manda en el Gobierno, usted o Yolanda Díaz?».
La última vez que Sánchez y Casado hablaron por teléfono fue el 18 de mayo, por la crisis de Ceuta. La iniciativa fue del líder del PP. El presidente del Gobierno se comprometió a mantenerlo informado del transcurso de aquellos hechos, pero nunca más volvió a ponerse en contacto con su interlocutor. Para encontrar la última reunión presencial entre ambos hay que remontarse a septiembre de 2020. Una situación que contrasta con lo que ha ocurrido y está ocurriendo en otros gobiernos, ya sean nacionales o autonómicos. En Madrid, por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso se reunirá entre hoy y mañana con los partidos de la oposición para exponerles sus planes de gobierno en los próximos meses.
Mientras los puentes siguen destrozados entre Sánchez y Casado, el Gobierno mima sus relaciones con sus socios habituales, como Bildu o los independentistas catalanes, algo que parece especialmente sangrante en el PP. Sobre todo porque ayer, como recordó Casado, se cumplían 27 años del asesinato de Gregorio Ordóñez, y justo este domingo ha sido portada en ABC que tres exterroristas han entrado en la dirección de Sortu, entre ellos el último jefe de ETA, David Pla. Era el colofón de una semana en la que fue noticia la imagen de los socialistas en la sede de Bildu para reunirse con Otegi. Casado exigió ayer a Sánchez que deje de blanquear a los proetarras y rompa sus alianzas con ellos y con los independentistas catalanes, y le invitó a desautorizar y prescindir de los ministros que, como Irene Montero o Joan Subirats, defienden sin tapujos un referéndum sobre la independencia.
El jefe del Ejecutivo ningunea al líder del PP a pesar de su apoyo en la crisis de Ucrania, que contrasta con las críticas de sus socios