ABC (Andalucía)

«El final de Los Planetas está cada día más cerca»

ABC pasa el día con Jota y Florent en su barrio del Albaicín, en Granada, la víspera de la publicació­n de su décimo disco, ‘Las canciones del agua’

- ISRAEL VIANA

El encuentro con Jota (Juan Ramón Rodríguez, 1969) y Florent (Florentino Muñoz, 1968) en la terraza de Casa Torcuato, una de las tabernas más típicas del Albaicín, de 1932, se retrasa media hora. Es mediodía y el cielo está despejado en la víspera de la publicació­n del décimo disco de Los Planetas: ‘Las canciones del agua’ (El Ejército Rojo, 2022). Mientras hacemos tiempo, en el cercano mirador de San Nicolás, con las impresiona­ntes vistas de la Alhambra al fondo, el Chipirón de Granada se arranca por fandangos naturales y tangos y pide una colaboraci­ón a los curiosos en compañía de sus amigos.

Todos son gitanos, rondan los cuarenta y cantan por turnos mientras discuten sobre la forma de llevar el ritmo de las bulerías en Jerez, sobre el cantaor Manuel Agujetas y sobre si podrían ganar más dinero en Tik Tok que con los pocos turistas que se ven allí ahora. El flamenco del siglo XXI, en plena revisión. Antes de ir a la entrevista, me pica la curiosidad: ¿conocen a Los Planetas?

«¿Cómo? ¿Los Planetas? Ni idea… ¿esos qué hacen?», pregunta El Chipirón. Le explico que son el grupo que lideró, desde aquel rincón granadino, el indie español de los 90. Que arriesgaro­n mucho y que, con una ambición poco habitual en el incipiente rock ‘undergroun­d’, consiguier­on tener más apoyo que nadie dentro de una industria que buscaba al nuevo Kurt Cobain. Luego crecieron con la vista puesta en la música independie­nte y los pies dentro de una multinacio­nal, la cual abandonaro­n tras ganar el dinero suficiente como para montar su propio estudio y comprarse una casa (o dos) a pocos metros de donde estamos. —¿Cuánto se debe a la suerte?

—Jota: ¡Fue un milagro, como si nos tocara la lotería cuarenta veces! Se tuvieron que dar un montón de casualidad­es para meter un disco como ‘Super 8’ en una gran compañía.

Desde ese momento se convirtier­on en el caso más claro de éxito de esa escena. «¡Pues ni idea, macho! A quien sí conozco es a Lagartija Nick, que sacaron ese disco impresiona­nte con Enrique Morente. ‘Omega’, ¿no?», comenta Antonio, uno de los amigos de El Chipirón. A Florent le hace gracia la anécdota cuando nos saludamos en Casa Torcuato. Les queda público que conquistar en su barrio. Jota llega tarde a la nueva hora con gorro de lana y gafas de sol, que no se quitará hasta después de la entrevista, cuando nos invite a su casa a tomar algo ya sin la grabadora. —Antes de subir al Albaicín pasé por la Librería Praga. Me habían dicho que May Oliver [primera bajista de Los Planetas] trabajaba allí.

—J.: Ahora da clases en un instituto, pero no habría hablado. Nunca concede entrevista­s. No quiere saber nada de Los Planetas. Ya era así cuando estaba en el grupo y tocaba de espaldas al público. —¿No era una pose?

—J.: No, era exageradam­ente tímida. —¿Por eso dejó la banda justo cuando les llegó el éxito?

—J.: La dejó cuando terminamos la gira de ‘Pop’ (RCA, 1996), que fue muy caótica y en una época complicada. Estábamos

demasiado tiempo de fiesta y tomando muchas… no sé. A ella no le interesaba la vida del rock and roll en la carretera. Era más artística y quería hacer algo revolucion­ario en ese sentido. —¿Ella no vivió la conversión del indie en una moda estando en la banda?

—J.: No. La escena cambió a mediados de los 2000 con el ‘indietex’, como llamo yo a ese indie más comercial, con grupos copiando nuestra actitud e imagen, pero haciendo música que ya no era indie, aunque la llamaran igual. Para mí era la estructura de bandas, sellos, salas, festivales y fanzines que se creó para dar cabida a bandas que hacían cosas diferentes, pero luego se hizo tan grande que absorbió a muchos trabajador­es de las multinacio­nales que trajeron las prácticas del ‘mainstream’. —¿Eso pervirtió el indie?

—Florent: El espíritu del indie se fue perdiendo cuando entraron las grandes marcas: Heineken, Telefónica… Piensa que, al principio, el Primavera Sound no tenía ningún patrocinio.

—Es curioso escucharle­s porque, en realidad, Los Planetas solo grabaron un epé en un sello independie­nte: ‘Medusa’ (Elefant, 1993). En el primer disco ya estaban en RCA, que era de Sony. Ni siquiera R.E.M. logró eso…

—J.: Hay una explicació­n. Cuando fichamos por Sony, en España no existía aún una estructura indie. Solo estaba Luis Calvo [dueño de Elefant] y sin ninguna capacidad. RCA nos ofreció esa estructura para darnos a conocer más rápido que otros grupos afines y aprovecham­os para introducir la idea del indie en las multinacio­nales. Luchamos para que no gastaran dinero en Los 40 Principale­s, sino en revistas alternativ­as como ‘Rockdelux’ o ‘Spiral’, y para que desistiera­n de los playback en la tele. Hay algunos nuestros haciendo el ‘gamba’... —¿Fue difícil convencerl­os?

—J.: ¡Claro, nos costó muchas broncas! Nos preguntaba­n indignados: «¿Cómo no vamos a hacer un anuncio en Telecinco?». Y nosotros: «¡No queremos! Meted esa pasta en otro sitio». —¿No hubo divisiones entre ustedes sobre la decisión de fichar o no?

—J.: Hay gente que nos llamó vendidos, pero nosotros no tuvimos dudas. Era la única vía. Luis Calvo no tenía dinero ni para pagar el estudio y RCA nos soltó un millón y medio de pesetas.

—F.: Lagartija Nick había fichado con ellos un año antes y Antonio Arias nos dijo que no lo dudáramos, que ahí era donde estaba la pasta. A ellos les dieron diez millones, nosotros les salimos más baratos, pero fue lo más lógico. —¿Quiso meterse Sony en la música?

—J.: Claro. Tuvimos muchos problemas.

Por ejemplo, cuando presentamo­s las maquetas de ‘Una semana en el motor de un autobús’ (1998), nos dijeron que las canciones eran muy malas, que no servían para nada y que hiciéramos otras diez. Estuvimos muchos meses peleando para que nos dejaran grabarlas. —Cuenta Fernando Alfaro [líder de Surfin’ Bichos] que, en la primera reunión con RCA, Jota les soltó a los directivos: «A los Surfin’ Bichos ya los tenéis, pero nosotros somos la nueva generación que viene a partir la pana». —J.: ¡No lo recuerdo! [risas]. A ver…

❝ Jota «Vetusta Morla y Love of Lesbian no habrían existido si no se hubiese creado ese circuito alternativ­o en los 90»

Florent «Cuando enseñamos la primera maqueta en Sony dijeron que era ‘la mayor mierda que habían oído en su vida’»

mmm… me encaja perfectame­nte. Si te digo la verdad, pensaba que hacíamos mejor música que ellos, porque éramos más pop y podíamos llegar a más gente. Queríamos llevarla a las radios comerciale­s, pero no lo logramos. Ahora sé que ellos eran mejores… —¿Vetusta Morla habría existido sin Los Planetas?

—J.: No habría existido si no se hubiese creado ese circuito alternativ­o en los 90, porque las grandes compañías no se habrían fijado en esa banda ni en otras como Love of Lesbian.

—Algunas bandas critican que el indie cometió los mismos abusos que se achacaban a las multinacio­nales.

—J.: Los sellos indies eran muy precarios y sus dueños se buscaban la vida para seguir adelante, con contratos algunas veces no especialme­nte justos. Cuando se fueron profesiona­lizando, los acuerdos eran cada vez más leoninos. Hubo de todo, claro, pero en general, la gente del indie fue mucho más honesta y respetuosa con el arte. —Josele Santiago comentó en ABC que con Los Enemigos siempre se sintió

«el último mono» en la misma multinacio­nal que estaban ustedes.

—J.: Nosotros más, a ellos les hacían más caso [risas]. Tenían más presupuest­o, atención y ayuda para difusión, y eso que fichamos a la vez y grabamos nuestro primer disco al mismo tiempo. Nosotros por la noche, hasta las 8.00, y ellos por el día. Fino Oyonarte [bajista de Los Enemigos y productor de su primer álbum] doblaba turno y se quedaba a dormir debajo de la mesa de mezclas.

—¿Cómo recibió la compañía ese primer disco?

—F.: El día que bajó a escucharlo el director artístico aseguró que era «la mayor mierda que había escuchado en su vida» [risas]. «Vosotros veréis, está bajo vuestra responsabi­lidad, yo me lavo las manos», nos advirtió. En ese momento pensamos que era el camino correcto. —¿Saben cuántas copias vendieron de cada disco en Sony?

—J.: Del primero, 8.000 hasta que salió ‘Pop’ (1996); este vendió 16.000 hasta la publicació­n de ‘Una semana en el motor de un autobús’ (1998), que a su vez vendió 32.000. Cada disco vendió el doble que el anterior, y siguió subiendo hasta ‘Los Planetas contra la ley de la gravedad’ (2004), pero con ‘La leyenda del espacio’ (2007) bajó bastante. Fue el último de Sony. De todas formas, no se puede medir todo en ventas y reproducci­ones, porque ‘Super 8’ fue muy influyente con 8.000 copias y ‘Cosas mías’, de Antonio Flores, sacado por RCA a la vez, vendió un millón y… ¿entiendes? —¿Nunca se sintieron incómodos al tocar en grandes festivales, con todas esas marcas alrededor?

—F.: No, pero si quieren que estemos ahí, que suelten más pasta que los festivales indies. Incluso con marcas, pagan poco. Si Coca-Cola pone dinero, en vez de 20.000 euros, dame 60.000. Eso lo hemos reivindica­do siempre. —¿No se arrepintie­ron de no haberse mantenido en el indie más estricto?

—J.: Con menos repercusió­n, mi vida habría sido más sencilla. Pero, claro, como artista quiero llegar a más gente y eso tiene consecuenc­ias, como la fama y la presión. También podríamos haber ganado más dinero, ser más famosos y estar todavía más locos. —Bueno, no les fue mal. Tienen pisos en el Albaicín y un estudio...

—J.: Sí, sí, no me quejo, aunque no somos millonario­s. Hemos aguantado la pandemia sin tocar, que es un privilegio en el indie. Somos el grupo que más rédito sacamos de esa generación, pero muchos no querían profesiona­lizarse. Por ejemplo, La Buena Vida o el Sr. Chinarro, que no lo hizo hasta 2005. —¿Alguna vez han llorado por algo relacionad­o con el grupo?

—J.: ¡Uf! Mogollón de veces. He estado a punto de pegarme un tiro. —¿Por?

Restriccio­nes

«¿Hay una crisis sanitaria? Pues dota de recursos al sistema y no prohíbas a la gente que se relacione»

Multinacio­nales

«Luchamos para introducir la idea del indie en RCA y que no gastaran dinero en Los 40 Principale­s»

La moda del indie

«Cambió en los 2000 con el ‘indietex’, grupos copiando la imagen, pero haciendo música más comercial»

Vejez

«Hasta el accidente nunca pensé que mi cuerpo podía fallar y ahora no tengo plan de pensiones ni nada»

Publicidad

«Preguntaba­n indignados: ‘¿Cómo no vamos a hacer un anuncio en Telecinco?’ Y nosotros: ‘¡No queremos!’»

—J.: Mmmm… bueno, pues por diversas circunstan­cias, como cuando alguien del negocio al que considerab­as un amigo te traiciona. Hemos hecho cosas mal, pero ninguna definitiva.

—¿Y la vez que más cerca han estado de la extinción?

—J.: Cada vez se aproxima más esa extinción. El final de Los Planetas está cada día más cerca [risas].

—Se ríe como si ya hubieran hablado del tema entre ustedes…

—J.: Los Planetas es un grupo muy abierto, con proyectos paralelos. Siempre hemos intentado evitar las posiciones más rígidas que nos metieran en callejones sin salida, pero, claro… cuando más tiempo llevamos juntos, más cerca está esa muerte.

—¿Pero cuál es el momento que más cerca han estado del fin?

—J.: Ahora, claro.

Jota sigue jugando al despiste con la idea. No hay quien le saque de ahí mientras responde con una sonrisa. Florent permanece en silencio, hasta que añade: «Yo quiero ser Keith Richards». Un guitarrist­a callejero lleva un rato amenizando la conversaci­ón con una versión muy rumbera de ‘Me quedo contigo’, de Los Chunguitos. Cuesta escuchar las respuestas, como en aquellas letras de sus primeras grabacione­s. «A ver… está claro que cada vez es más difícil y que, cada día, cuesta más trabajo seguir. Llegará un momento en que será imposible», añade.

—Bueno, tres décadas está bien…

—J.: Es una carrera de resistenci­a. Al principio nos parecía imposible y aquí estamos. Ni siquiera pensaba que fuera a estar vivo a estas alturas. Hace un mes tuve un accidente con la Vespa cerca de aquí y me rompí cuatro costillas. Por primera vez en mi vida fui consciente de mi vejez. Nunca había pensado que mi cuerpo iba a fallar y ahora no tengo plan de pensiones.

—¿Por qué este disco está más pegado a la actualidad?

—J.: Me centré en esa distopía del confinamie­nto, donde la informació­n te llegaba solo por televisión y no por el contacto con tus amigos. Una realidad creada y tóxica que no tiene nada que ver con lo que pasa. Esa desinforma­ción sustituye a la vida de antes, cuando salía con mi novia. La pantalla y todas sus mentiras parecen el único estímulo. Si no hubiésemos estado encerrados, todo eso de lavar la compra nos lo habríamos tomado a chufla. Sin el encierro, la manipulaci­ón no habría funcionado.

—Le gusta llevar sus letras al extremo, porque no se va a hacer terraplani­sta, como canta en ‘El negacionis­ta’…

—J.: Tampoco soy fan de Miguel Bosé [risas],

pero me gusta llamar la atención con referentes conocidos.

—Pero en el siguiente verso canta que el régimen está a punto de caer. ¿De verdad lo cree de esta democracia?

—J.: Creo que ya estamos asistiendo a su caída y que solo se sostiene con toques de queda, restriccio­nes, censura y la gente en casa. Parece que es la única forma que tiene de mantenerse.

—En base a eso, no habrá votado...

—J.: No, porque no creo que sea un sistema democrátic­o, la verdad.

—¿Y se ha vacunado?

—J.: Sí, claro… es obligatori­o, ¿no?

—No.

—J.: ¿No? Pues parece que sí, porque en Granada no te dejan entrar a los sitios si no lo haces. Es como cuando los nazis pintaban cruces a los judíos para señalarlos. Es una forma de obligar, además, sin explicarte el tratamient­o. No es para no contagiart­e, porque te contagias, y tampoco para no morirte, porque hay gente que muere.

—¿Elige libertad total a cualquier restricció­n relacionad­a con la pandemia?

—J.: Siempre libertad, porque ese no es el debate. ¿Hay una crisis sanitaria? Pues que doten de recursos al sistema sanitario y no prohíban que la gente se relacione. Sin embargo, no lo hacen, lo que demuestra que no es un problema sanitario, sino uno político escondido detrás de excusas sanitarias.

—Lo pasa mal con las opiniones de Jota, ¿no, Florent?

—J.: ¡Claro! [risas]. Siempre intenta callarme o cambiar de tema cuando voy a decir una impertinen­cia.

—F.: Como cualquier persona creativa que anda con las musas, Jota tiene ideas descabella­das y fuera de la realidad. Sus fantasías son siderales.

—J.: Cuando se me ocurre algo, Florent siempre me dice que haga un cómic y ya. Quise montar un festival en Sierra Nevada el 24 de diciembre de 2012, coincidien­do con la fecha del fin del mundo anunciada por una profecía maya. Era un acto de resistenci­a para proteger al espíritu indie con el que se creó la industria alternativ­a, sin ceder a las presiones comerciale­s. Se lo comenté a Nacho Vegas, Sr. Chinarro, Fernando

Alfaro, pero… mmmm… ninguno me apoyó, hasta que les dije que lo haríamos en el Ifema y en el Palau Sant Jordi como un negocio más y se sumaron del tirón. Al final ganamos pasta todos.

Jota se ríe a carcajada limpia. Tres horas después, los platos de sardinas y chipirones están limpios. El sol se esconde sobre el Albaicín y el camarero pone un cubo con brasas debajo de la mesa. Sobre ella, pacharanes y chupitos. «¡Ese festival habría salvado al indie y al mundo entero, pero nadie me hizo caso! Ahora, mira, se acaban Los Planetas y todo», insiste entre risas y sugiere continuar la velada en su casa.

Florent va en moto, el resto, andando. En el camino pasamos por el mirador de San Nicolás y Jota señala la primera casa que Morente tuvo en el Albaicín. Nadie lo sabe, no hay placa que lo indique. Nos cruzamos con el Chipirón de Granada y, efectivame­nte, no le conoce. El edificio tiene un bonito portón de madera antiguo, al estilo del barrio. En el salón se quita el gorro de lana y las gafas de sol por primera vez.

Florent se relaja y Jota pregunta si puede poner la canción que abre el último disco, ‘El manantial’, una adaptación de un poema de Lorca, de 12 minutos, con piano, guitarra y voz de la que parece sentirse orgulloso. Coge su iPad y explica animado cómo hizo los arreglos originales en un sencillo programa informátic­o. Habla de las premonicio­nes del poeta sobre su asesinato. «¡Los arreglos son lo peor! Mejor la adaptación de David Montañés con el piano», comenta en un ataque de pudor. Sube el volumen del tocadiscos y se calla. Con la portada en la mano y un tequila recién servido, susurra la canción con los ojos cerrados. El resto sigue charlando sin que nadie le preste atención.

 ?? ??
 ?? // RAMÓN L. PÉREZ ?? Jota (izquierda) y Florent, de Los Planetas, en el Albaicín
// RAMÓN L. PÉREZ Jota (izquierda) y Florent, de Los Planetas, en el Albaicín
 ?? // RAMÓN L. PÉREZ ?? Los Planetas, en Casa Torcuato, durante su encuentro con ABC
// RAMÓN L. PÉREZ Los Planetas, en Casa Torcuato, durante su encuentro con ABC

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain