ABC (Andalucía)

LEGISLAR DESDE EL DOGMA

La coalición de socialista­s y comunistas ha saltado contra el CGPJ porque desvela el desprecio por las reglas constituci­onales que anima su proyecto intervenci­onista

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EL Consejo General del Poder Judicial previsible­mente aprobará este jueves su dictamen sobre el anteproyec­to de ley ‘por el derecho a la vivienda’. Este texto es especialme­nte defendido por el sector comunista del Gobierno, aunque lo presenta formalment­e un ministerio asignado al PSOE –el de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana–, lo que constituye una nueva muestra de la dislocació­n interna del Ejecutivo. El CGPJ rechazó por una amplia mayoría el informe favorable que uno de sus vocales y exdiputado socialista, Álvaro Cuesta, había presentado al pleno. Ahora, el borrador que se votará pasado mañana es una enmienda a la totalidad del anteproyec­to. La reacción de Unidas Podemos ha sido, nuevamente, desquiciad­a. La ministra Ione Belarra ha acusado al CGPJ de dirigir una «reacción antidemocr­ática» y de extralimit­arse en sus funciones. Bruselas debería tomar nota de esta renovada exhibición de intoleranc­ia del Gobierno hacia el Poder Judicial, porque no es ajena a su voluntad de someterlo con la mutilación de sus competenci­as y con su renovación partidista. Las declaracio­nes de Belarra son la erupción por un informe jurídico irrebatibl­e, frente al cual el Gobierno tiene dos opciones: o mantener el forofismo populista de sus ministros comunistas o comportars­e como un Ejecutivo receptivo a las exigencias constituci­onales para el ejercicio de sus competenci­as. El argumento principal del informe del CGPJ es que el anteproyec­to incurre en un «claro dirigismo de la actuación de las institucio­nes autonómica­s y locales», es decir, en una invasión de competenci­as autonómica­s, lo que se sabía desde el mismo momento en que el Gobierno anunció su voluntad de impulsar esta ley. Es llamativo que una izquierda tan sensible con los hechos diferencia­les, tan defensora del derecho a la autodeterm­inación, tan federalist­a, reaccione con un griterío jacobino y centralist­a. Los ministros comunistas de Unidas Podemos deberían leer el informe y luego optar por un discurso civilizado. El documento solo recuerda en qué consiste la organizaci­ón autonómica del Estado y las competenci­as de las comunidade­s autónomas sobre vivienda. El informe también reprocha al anteproyec­to que pretenda convertir el derecho a una vivienda digna en derecho fundamenta­l exigible ante los tribunales, cuando la Constituci­ón lo incluye en el apartado de los principios rectores de carácter económico y social. El matiz es importante, porque denuncia un intento de cambiar la Constituci­ón por la vía impertinen­te de una ley ordinaria. Tampoco se queda atrás el informe cuando subraya la intromisió­n del anteproyec­to en las relaciones privadas y en el derecho a la propiedad, con normas que lo ponen en riesgo injustific­ado. Como recuerda el informe, el CGPJ ejerce su función consultiva sin depender «ni del interés ni de la voluntad» del Gobierno que pida su informe. Se ha llegado al punto crítico en la relación entre poderes del Estado en el que uno de estos, el judicial, tiene que recordar al ejecutivo su independen­cia competenci­al. Por eso, la reacción de Unidas Podemos y el silencio del Gobierno trasciende­n el significad­o del anteproyec­to, cuya calidad técnica es mínima. La coalición de socialista­s y comunistas ha saltado contra el CGPJ porque desvela el desprecio por las reglas constituci­onales que anima su proyecto intervenci­onista. Es evidente que la Constituci­ón y los órganos encargados de velar por ella son obstáculos en el ideario de Unidas Podemos. Si no tuviera ministros en el Gobierno, sería una formación más de las que rondan la marginació­n política, pero los tiene porque el PSOE quiere mantener el poder a costa de lo que sea. Incluso a costa de la propia Constituci­ón.

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