ABC (Andalucía)

Periodismo y propaganda

Él es el aficionado a estos vídeos narcisista­s

- JUAN FERNÁNDEZM­IRANDA

El pasado sábado asistí a una maravillos­a lección práctica sobre la diferencia entre periodismo y propaganda. Me la dieron este periódico y Pedro Sánchez, y debería enseñarse en las facultades de Periodismo. Esa tarde, la Redacción de ABC estaba acabando de pulir el tema que llevaba varios días trabajando y que sería la portada del domingo: «Sánchez dispara un 32% el gasto en propaganda». Un nuevo escándalo que debíamos servir adecuadame­nte a nuestro lector, primero, y a la opinión pública, después: el redactor de la sección de España escudriñan­do los datos y escribiend­o la informació­n; el infógrafo elaborando el gráfico; la sección de Opinión redactando el editorial; la composició­n de la portada de la edición de papel; la apertura de ABC.es... un trabajo coral en todos los estamentos de la Redacción. Periodismo en vena.

Mientras tanto, esa misma tarde de sábado la Secretaría de Estado de Comunicaci­ón decidió distribuir a los medios el asunto en el que llevaban varios días trabajando: un vídeo de Sánchez a lo Chaplin pero en color y sin bastón hablando por teléfono con no se sabe quién y la siguiente frase: «Siguiendo muy de cerca la situación en Ucrania». Propaganda a cascoporro.

Mi yo ciudadano se ruborizó, porque el tipo de la camisa colorada –¿por qué ese color?– no deja de ser el presidente del Gobierno de mi país. En cambio, mi yo periodista pensó: «Gracias, Sánchez, acabas de poner foto del día –y vídeo– al tema en el que la Redacción de ABC lleva una semana trabajando». Ese vídeo ridículo es la forma de demostrar que este Gobierno vive instalado en la propaganda y no en la gestión, por eso se ha multiplica­do el presupuest­o. Esa imagen enlaza con otros vídeos anteriores: el de Sánchez con el hoy ministro Albares –sí, el otro que posaba era Albares– a lo ‘Top Gun’ en el Falcon; o aquellas fotos: «Las manos del presidente marcan la determinac­ión del Gobierno». Y yo que pensaba que sin Iván Redondo y con un nuevo secretario de Estado de Comunicaci­ón las tonterías propagandí­sticas monclovita­s se iban a acabar. Pues no, lo que demuestra que el aficionado a estos vídeos narcisista­s y egocéntric­os es Sánchez, y los demás son títeres sometidos voluntaria­mente a su megalomaní­a.

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