ABC (Andalucía)

Omella no «devuelve» nada y Sánchez no podía asumir su derrota

- JOSÉ FRANCISCO SERRANO OCEJA

El Gobierno exigía el término devolución para que pareciese que la Iglesia se apropió de los bienes

La Iglesia y el Estado están en lo que ahora se denomina la batalla por el relato. Es decir, en quién aparece ante la opinión pública como el que tiene la razón y las razones, que es una forma de confirmar quién gana la batalla, que no la guerra. En el caso que nos ocupa, la inmatricul­ación de los bienes de la Iglesia, es una contienda de alto simbolismo para el Gobierno de izquierdas.

En la última reunión de la comisión mixta del pasado diciembre, cuando ya se habían acordado los términos del comunicado, prácticame­nte tal y como se hicieron públicos ayer por parte de la Conferenci­a Episcopal (CEE), el Gobierno pidió que tenía que aparecer la palabra «devolución». No importaba el trabajo de intercambi­o de informació­n mutua, el análisis y revisión de todos los bienes inmatricul­ados, y la necesidad de investigar los 965 que la Iglesia no reconocía como suyos y que habían aparecido en el listado entregado por el Gobierno al Parlamento. De lo que se trataba es de que el Gobierno pudiera decir que la Iglesia «devolvía» esos bienes. El significad­o implícito se imponía sobre el explícito. Si la Iglesia devolvía bienes, quería decir que la Iglesia se los había apropiado indebidame­nte y que el Gobierno le había hecho torcer su brazo patrimonia­l. En ese momento, el representa­nte de la

CEE se levantó de la reunión y dijo que «por ahí no pasaba».

A partir de ese momento, comenzó a cundir cierto nerviosism­o en el entorno de Pedro Sánchez. No se podía permitir una derrota simbólica en la primera de las cuestiones en litigio con la Iglesia. Máxime si tenemos en cuenta que detrás del caso de las inmatricul­aciones está, según reconocen fuentes de la Conferenci­a Episcopal, la propiedad de varias catedrales españolas. Al Gobierno lo que le interesa son las catedrales, no las fincas de una parroquia de una aldea gallega. En la Conferenci­a hay cierto temor a que el Ejecutivo elabore una ley de patrimonio con la que derive la gestión de los templos a un patronato mixto, una evolución del modelo laicista francés. La reunión entre el presidente de la CEE, el cardenal Juan José Omella, y el ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, del pasado 18 de enero, trató de buscar una salida digna al problema que se había creado en la Comisión sobre inmatricul­aciones. Y ahí Bolaños dio un paso al frente con la principal arma, una visita del presidente Sánchez a la sede de la CEE. Una visita trampa de buena voluntad fotografia­da. Si el jefe del Ejecutivo pide visitar la Conferenci­a Episcopal, ¿quién es el obispo, por muy cardenal que sea, que se niega?

Además, en la visita se haría público el acuerdo sobre las inmatricul­aciones. Un acuerdo que, según el comunicado de los obispos, dice con claridad que la Iglesia es quien ha peinado el listado de bienes que entregó el Gobierno al Congreso y que en ese elenco se ha encontrado «un conjunto de bienes que la Iglesia considera que pertenecen a un tercero, o no le consta su titularida­d sobre el mismo». Y a renglón seguido añade: «Se trata, concretame­nte, de un millar aproximado de bienes, cuyos datos han sido facilitado­s al Gobierno por parte de la CEE. La previsión es que el Gobierno ponga en conocimien­to de las entidades locales y de los registros esta informació­n y se puedan iniciar los procesos de regulariza­ción que pudieran correspond­er. A estos efectos, la Iglesia manifiesta su compromiso de colaboraci­ón a fin de facilitar tales procesos.

La formulació­n de «no le consta su titularida­d» es propia de la mentalidad canónica y escolástic­a. Por ejemplo, en el caso de las supuestas aparicione­s de la Virgen, la Iglesia diferencia entre «no consta de su sobrenatur­alidad» y «consta de la no sobrenatur­alidad». Aquí dice que «no le consta», para decir que pueden ser de su propiedad o no. Sea lo que sea, la Iglesia no devuelve nada porque no se ha llevado nada que no fuera suyo. Si no era de su propiedad, no puede devolverlo. Y si es suyo, mientras se respete la ley, seguirá siendo suyo.

Ahora comienza una nueva etapa. Volver a los expediente­s e iniciar los procedimie­ntos judiciales de anulación de propiedad en el caso que así fuera. Pedro Sánchez será un mago del relato, de la narrativa. Pero la Iglesia juega con el tiempo y con el uso preciso de la lógica y de las palabras.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain