Se abren las adopciones en Madrid, tras ocho largos años de cierre
➤ El plazo de recepción de ofrecimientos para la adopción de menores termina el próximo 14 de marzo
En 2015 V. M. y C. P. se ofrecieron por primera vez a la Comunidad de Madrid para adoptar a un niño. Tres años después, tras muchas incertidumbres, esperas, silencios… se convirtieron en padres por primera vez. Ahora, tras ocho años sin convocatoria, se abre una nueva posibilidad de ofrecimientos para la adopción de menores en la región, y esta pareja lo va a volver a intentar. «Aunque nos llamen dentro de cuatro años. Nosotros lo vamos a echar. Si tiene que ser, que sea. Ojalá nuestro hijo pueda tener un hermanito o hermanita», apuntan ilusionados.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Esta convocatoria está abierta desde la semana pasada hasta el 14 de marzo y los ofrecimientos pueden presentarse indistintamente por correo certificado o a través del registro electrónico. Por aquellas fechas, rememoran, «se hacía una cola larguísima para coger número, incluso se dormía a la intemperie para coger un buen puesto, sabías que al que tenía el 1.000 no le llamaban…». Esta convocatoria es por sorteo aleatorio.
Requisitos
Saben, por la experiencia anterior, que deben presentar muchísima documentación. Certificado de matrimonio o de inscripción como pareja de hecho que acredite fehacientemente un mínimo de tres años de convivencia; pruebas médicas que descarten cualquier enfermedad que dificulte el cuidado del niño; inexistencia de antecedentes penales y de delitos de naturaleza sexual; ingresos económicos de los últimos tres ejercicios… Como requisito general, que en ningún caso los futuros adoptantes presenten una diferencia de edad con el niño superior a los 45 años (al menos el miembro más joven de la pareja). En esta nueva convocatoria se estima que se presenten entre 1.200 y 1.500 nuevas «candidaturas» de personas dispuestas a la adopción. «Siempre tenemos un volumen de ofrecimientos muy superior a la necesidad real. Por eso se dan esos lapsos tan grandes de tiempo entre una bolsa y otra, no ha sido por motivos de pandemia», aclara Antonio Ferrandis, jefe de adopciones de la Comunidad de Madrid. Para él es muy importante recalcar que «nunca hay niños esperando, ni menores que se queden sin adoptar. En nuestro país, el ritmo de abandonos y desamparo no es grande, lo que es indicador del grado de protección a la infancia». De hecho, en la región se estiman en unos cuarenta casos, la mayoría procedentes de renuncia hospitalaria. Otra cosa son, aclara este técnico, «los menores que por circunstancias familiares están en situación de acogida. El sistema no está para romper esos vínculos, todo lo contrario, está para mantenerlos y ayudar a esos padres a recuperar la responsabilidad con sus hijos». La adopción, insiste, «es una medida de protección de la infancia y hay que aceptarla como lo que es: ser padres de un absoluto desconocido, fruto de la vida que haya pasado, del que desconocemos su genética o qué enfermedades podría desarrollar en un futuro».
El mejor filtrado
Por primavera, augura Ferrandis, empezarán a llamar al primer grupo, que pasará después a realizar un proceso completo de formación y valoración de idoneidad. Tal y como reconoce Chusa López Nuño, psicóloga que hace formación, valoración de familias y seguimiento de los niños adoptados, «no es tanto una evaluación externa como un proceso de aprendizaje personal, que es a la postre lo que hace el mejor filtrado. No siempre las expectativas que una persona tiene sobre la adopción se corresponden con la realidad. Durante el mismo proceso muchas familias se dan cuenta de que esto es o no es lo que pensaban y optan por esperar a un mejor momento, por seguir insistiendo o intentándolo con la reproducción asistida...». Lo más importante, concluye Ferrandis, «es que las familias sepan vincularse al niño».