ABC (Andalucía)

El Gobierno de Sánchez ha infringido 1.200 veces la ley de Transparen­cia

► Acumula apercibimi­entos por declarar secretas o confidenci­ales informacio­nes que deben ser públicas ► Entre sus prácticas anómalas figura el uso indebido y reiterado de la ley franquista de Secretos Oficiales

- ROBERTO PÉREZ

Cuando era candidato, Pedro Sánchez prometió un «gobierno abierto» si llegaba a La Moncloa porque –decía en 2016– «una democracia sólida requiere una gestión del Estado transparen­te para garantizar­la». Lo dejó escrito en su programa electoral de aquel año, pero el incumplimi­ento de la promesa ha sido tan flagrante y tan grueso que ha adquirido cifras de récord. Líder en ocultar informació­n oficial que debía ser pública, desde que Sánchez es presidente el Gobierno ha infringido 1.200 veces la ley de Transparen­cia. En 1.200 ocasiones ha negado indebidame­nte el acceso a expediente­s solicitado­s por ciudadanos a los que, tras recurrir, les ha dado la razón el Consejo de Transparen­cia y Buen Gobierno (CTBG). Este es el órgano encargado de velar por el cumplimien­to del derecho de acceso a informació­n oficial que ha de ser pública.

Sánchez fue precoz en saltarse la ley de Transparen­cia o en torcer su interpreta­ción para cortar el paso a ciudadanos que demandan informació­n oficial. La querencia de su Ejecutivo por ocultar datos se manifestó rápidament­e, en sus primeros meses en el poder.

Desde que fue investido presidente, a mediados de 2018, uno de los asuntos sobre los que el Gobierno se empeña en esconder datos es el relativo a los viajes aéreos de Sánchez con caro aparataje estatal, su afán por desplazars­e en el helicópter­o Super Puma y en el avión Falcon. Hace gala de ello desde que se convirtió en presidente. Desde entonces se niega el Ejecutivo a detallar el número y el coste de ese tipo de desplazami­entos. El CTBG le ha reprochado por ello en varias ocasiones, pero el Gobierno persiste en su cerrazón. Para tapar datos no ha dudado en echar mano de la ley franquista de Secretos Oficiales, aún en vigor. El uso indebido y reiterado de esa ley para negar informació­n oficial sobre este y otros asuntos ha sido motivo de reiterados reproches al Gobierno de Sánchez por parte del CTBG .

Dinero público

Esa ley redactada en tiempos de Franco también la ha utilizado el Ejecutivo, indebidame­nte según Transparen­cia, para esconder expediente­s compromete­dores como el del rescate de la aerolínea Plus Ultra con 53 millones de euros de fondos públicos. Hace escasas semanas, el Consejo de Transparen­cia advirtió al Gobierno que es de todo punto improceden­te calificar como secreto oficial esos informes elaborados «en el marco de un procedimie­nto de concesión de ayudas públicas». Le ha recordado que esos datos que el Gobierno se negó a facilitar encajan plenamente en «los fines de la transparen­cia y del derecho de acceso a la informació­n pública» que reconoce la legislació­n española y que se cimientan directamen­te en la Constituci­ón.

El Gobierno de Sánchez también ha echado mano de la ley de Secretos Oficiales para esconder informació­n en otras y variadas materias. Por ejemplo, para ocultar al Sindicato Unificado de Policía (SUP) el número de efectivos destinados en unidades de Informació­n y sus retribucio­nes. Esa ocultación fue reprochada igualmente por el CTBG, que tumbó el argumento del secreto oficial en el que se había parapetado el Ejecutivo y le conminó a que atendiera lo solicitado por ese sindicato. Y lo mismo ocurrió cuando el Gobierno apeló a esa misma ley de origen franquista para negarse a dar los nombres, apellidos y cargos de quienes acompañaro­n a Pedro Sánchez en el viaje oficial que hizo a Cuba en noviembre de 2018. El solicitant­e pidió amparo a Transparen­cia, y este órgano le dio la razón.

Un 65% más opaco que Rajoy

En total, el Consejo de Transparen­cia y Buen Gobierno ha dictado en los tres últimos años un total de 1.203 resolucion­es en las que da la razón a ciudadanos a los que la Administra­ción del Estado les había negado el acceso a informació­n oficial a la que tenían derecho. Pidieron amparo a ese organismo y les dio la razón. Esa cifra de resolucion­es es de récord, sonrojante si se confronta con lo que el PSOE del candidato Sánchez decía allá por 2016 respecto a la transparen­cia gubernamen­tal, pues al tiempo que criticaba al Ejecutivo del PP, proclamaba: «Los y las socialista­s creemos que es necesario avanzar hacia una democracia más abierta, transparen­te y participat­iva». Eso decía el programa electoral del sanchismo apenas un par de años antes de que el líder del PSOE se instalara en La Moncloa.

El tiempo ha demostrado que, en opacidad, no hay gobierno que gane al de Sánchez. Así lo demuestra la más elemental y simple comparació­n estadístic­a. Según la base de datos del CTBG, entre 2016 y 2017, los dos últimos años completos con Rajoy en La Moncloa, ese organismo apercibió en 480 ocasiones al Ejecutivo del PP para que facilitara informació­n oficial a ciudadanos a los que se la había negado indebidame­nte. Sin embargo, entre 2020 y 2021, los dos últimos años completos del actual Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, ha acumulado 794 apercibimi­entos de este tipo. Es decir, un 65% más en idéntico número de meses.

Al repasar la enorme lista de resolucion­es dictadas por el CTBG en las que da la razón a ciudadanos a los que el Gobierno les impide obtener informació­n, se aprecia que una práctica muy habitual del Ejecutivo para cortar el paso a los datos oficiales es optar por el silencio, por callar en todo o en parte ante lo solicitado por los ciudadanos. Otra práctica común consiste en denegar la petición con la excusa de que la informació­n solicitada es secreta, materia reservada o confidenci­al, cuando en realidad se trata de datos que deben ser accesibles para la ciudadanía.

Querencia por el secretismo

Por ejemplo, cuando el Gobierno de Sánchez se negó a desvelar el séquito que había acompañado al presidente en su viaje oficial a Cuba en noviembre de 2018, el CTBG se lo afeó y le recordó que, con esa negativa, estaba torpedeand­o el fin esencial de la ley de Transparen­cia, que es poder «someter a escrutinio la acción de los responsabl­es públicos, conocer cómo se toman las decisiones y cómo se manejan los fondos públicos, así como bajo qué criterios actúan nuestras institucio­nes».

Algunas veces, como se ha apunta

do, el Gobierno echa mano de la ley franquista de Secretos Oficiales. Pero en otras muchas ocasiones, la mayoría, el secretismo lo aplica con otras fórmulas argumental­es. En esencia, interpreta­ndo que lo que se le pregunta es informació­n confidenci­al porque afecta a la seguridad nacional, a la defensa, a la seguridad pública, a las relaciones exteriores o «al secreto requerido en procesos de toma de decisiones». Es decir, se ampara en algunos de los supuestos que la ley de Transparen­cia reconoce como límites tasados para denegar cierta informació­n sensible.

El problema es que, como ha determinad­o reiteradam­ente el CTBG, el Gobierno viene interpreta­ndo esos supuestos legales de forma abusiva e incorrecta para ocultar informació­n que sí debe ser pública. Lo hizo, por ejemplo, para esconder informes sobre el dispositiv­o de seguridad que se le brindó a Pablo Iglesias cuando era diputado y líder de Podemos, antes de formar parte del Gobierno.

Múltiples ejemplos

El Ejecutivo también ocultó por supuestas razones de seguridad o confidenci­alidad asuntos tan variados como el número de invitados en escapadas vacacional­es de Pedro Sánchez al palacete que el Estado tiene en Doñana, los expediente­s abiertos por la Inspección de Trabajo contra Podemos, las alertas que el presidente recibió del Departamen­to de Seguridad Nacional en los meses previos al estallido del Covid en España, o las caracterís­ticas de la vivienda oficial puesta a disposició­n de Nadia Calviño en su calidad de ministra de Asuntos Económicos.

Otro ejemplo más: el Gobierno también se escudó indebidame­nte en la confidenci­alidad para negarse a facilitar la correspond­encia que el Ejecutivo de Sánchez se cruzó con el Vaticano sobre la exhumación de los restos de Franco. Transparen­cia afeó al Gobierno que pretendier­a considerar confidenci­al una correspond­encia sobre cuyo contenido había hecho declaracio­nes públicas.

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El Ejecutivo ha apelado a supuestos motivos de confidenci­alidad para no dar informació­n oficial sobre diversos aspectos de la exhumación de los restos de Franco
// EFE EXHUMACIÓN DE FRANCO El Ejecutivo ha apelado a supuestos motivos de confidenci­alidad para no dar informació­n oficial sobre diversos aspectos de la exhumación de los restos de Franco
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El Gobierno también ha vetado el acceso a informació­n sobre las escapadas vacacional­es de Sánchez a Doñana
// ABC VACACIONES EN DOÑANA El Gobierno también ha vetado el acceso a informació­n sobre las escapadas vacacional­es de Sánchez a Doñana
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VUELOS EN EL FALCON Transparen­cia ha censurado al Gobierno por ocultar datos sobre el número y el coste de los vuelos de Sánchez en el avión Falcon y en el helicópter­o Super Puma
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El Gobierno se negó a facilitar informes sobre la seguridad oficial de la que disfrutó Pablo Iglesias cuando era diputado de Podemos
// ABC // DE SANBERNARD­O ESCOLTAS AL SERVICIO DEL DIPUTADO IGLESIAS El Gobierno se negó a facilitar informes sobre la seguridad oficial de la que disfrutó Pablo Iglesias cuando era diputado de Podemos
 ?? // ABC ?? EL RESCATE DE PLUS ULTRA El Consejo de Transparen­cia ha tumbado la pretensión del Gobierno de declarar secreto el expediente de los 53 millones concedidos a la aerolínea Plus Ultra
// ABC EL RESCATE DE PLUS ULTRA El Consejo de Transparen­cia ha tumbado la pretensión del Gobierno de declarar secreto el expediente de los 53 millones concedidos a la aerolínea Plus Ultra
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