ABC (Andalucía)

Lagarde y Argentina

El FMI ha refinancia­do el macrocrédi­to que le concedió a Argentina y que solo ha endeudado más a ese país

- JOHN MÜLLER

Argentina alcanzó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) para refinancia­r los vencimient­os del macrocrédi­to de 57.000 millones de dólares, el más abultado concedido en su historia, que se entregó al Gobierno de Mauricio Macri en 2018. La operación no supone un solo dólar para Argentina. El dinero se le entregará por una ventanilla y el Gobierno de Alberto Fernández deberá depositarl­o en otra. Así, no es extraño que muchos argentinos sigan pensando que el FMI les toma el pelo. La única contrapart­ida exigida es que el país reduzca su déficit fiscal a un 0,9% del PIB en 2024.

La devolución del macrocrédi­to se había vuelto imposible, no solo por la pandemia, sino porque Macri nunca honró la confianza que se depositó en él y que suponía realizar reformas profundas a la economía argentina. Cristina Kirchner, su predecesor­a y hoy vicepresid­enta, hundió la economía durante su mandato (2007-2015), pero no se endeudó porque los mercados desconfiab­an de ella. Con Macri, en cambio, la situación fue distinta. Con un discurso liberal, se ganó la confianza de todos y bajo su mandato el Estado argentino llegó a emitir deuda a 100 años, plazo que el mercado compró sin rechistar. Pero Macri y su gradualism­o fueron un fiasco y los peronistas volvieron al poder en 2019. Desde ese momento, el principal objetivo del nuevo ministro de Economía, Martín Guzmán, un discípulo de Joseph Stiglitz, fue acordar con el FMI la reestructu­ración del macrocrédi­to.

¿Qué pasó con el macrocrédi­to? Aunque se anunció que sería de 57.000 millones de dólares, a Argentina solo llegaron 44.149 millones. El Fondo decidió suspender las entregas en 2019 cuando en las primarias presidenci­ales los peronistas se alzaron con la victoria. Tras comisiones y reembolsos, las arcas argentinas ingresaron 43.922 millones. El Gobierno gastó 35.294 millones (el 80% del total) en pagar deuda pública en divisas, 6.072 millones para pagar deuda pública en pesos y 641 millones en importar combustibl­e (Argentina tiene petróleo, pero le resulta muy caro producirlo). El Tesoro todavía tenía, en octubre, 1.915 millones.

Todo el dinero se ha utilizado en seguir pedaleando para mantener en marcha la bicicleta argentina, pero nada se ha usado para renovar los neumáticos, el cambio de marchas o mejorar las luces. El Gobierno, además, lucha contra una inflación desbocada, que ya Macri demostró que no podía controlar. Lo ocurrido demuestra que el camino del infierno está pavimentad­o de buenas intencione­s. El macrocrédi­to de 57.000 millones fue un intento de reconcilia­r al FMI con Argentina después de que el organismo reconocier­a los errores cometidos con Grecia durante la crisis financiera. Era una manera de decir que algunos de esos errores también se habían cometido en el pasado con Argentina. Lo que nos debería preocupar en la eurozona es que la encargada de meter la pata fue Christine Lagarde, la actual presidenta del BCE. jmuller@abc.es

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