El mantra del dominó
Me parecen unos mantas, unos inútiles, los que no pueden decir dos frases sin referirse al mantra
PARA aprender palabras nuevas del ‘tertulianés’ y del ‘politiqués’ no ganamos. Bueno, no ganamos para eso y para la factura de la luz, que te llega el sobre de la factura del mes y antes de abrirlo es conveniente que te tomes una cafinitrina, por si el infarto. Ahora nunca sería verdad lo que cuentan que pidió Goethe instantes antes de morir: «Luz, más luz». Si ahora Goethe estuviera palmatoria, sus últimas palabras serían: «¿Queréis hacerme el favor de gastar menos luz y apagar unas cuantas del techo, que encima no tienen bombillas de bajo consumo y no os va a quedar un euro de herencia cuando llegue la próxima factura de electricidad?».
Pero antes de que se metieran aquí Goethe y la factura de la luz íbamos por las palabras de la neolengua que hemos de aprender si queremos enterarnos de algo. Ahora nos encontramos con que todo el mundo repite lo del ‘mantra’. ¡Qué pesadez con el mantra! Todo el mundo hablando del mantra, y la mayoría de la población, entre la que gracias a Dios me encuentro, sin saber qué es el mantra. Ni falta que hace. He brujuleado por el DRAE y me he encontrado con esta definición: «En el hinduismo y en el budismo, sílabas, palabras o frases sagradas, generalmente en sánscrito, que se recitan durante el culto para invocar a la divinidad o como apoyo de la meditación». Y en otro lugar he hallado una definición quizá más acorde con esta moda de hablar del mantra. Dice que en Psicología el término ‘mantra’ se utiliza como figura retórica que se repite para reforzar un pensamiento, reafirmando su significado con las repeticiones.
—¡Acabáramos! Eso es lo que siempre se ha dicho un latiguillo.
Pues buenos latigazos nos están dando con el latiguillo budista dichoso, ajeno totalmente a nuestra cultura. Colijo que es un mantra del poder gubernamental decir que Sánchez no miente nunca. Deduzco que es un mantra de los responsables de la economía sostener que el crecimiento y la inflación son como dice el Gobierno, no como desmiente el Banco Central Europeo. Supongo que es un mantra creer que sin Messi el Barça ya no es lo que era. O que repetir muchas veces una mentira la convierte en verdad por arte del similiquitruqui.
Me parecen unos mantas, unos inútiles, los que no pueden decir dos frases sin referirse al mantra. Ahora el mantra es decir que el 13 de febrero, que está ahí ya, Mañueco empezará con las elecciones en Castilla y León un dominó de triunfos regionales y municipales del PP que acabará echando a Sánchez de La Moncloa. Dios oiga a los que dicen este mantra, que todo sea un prodigioso dominó que, al caer sus fichas, arrastren unas a otras. Ahora, que hablando de mantas, ¡vaya cantidad de mantas que van en las listas de algunas de esas elecciones en las que muchos tienen puestas las esperanzas de que acabemos con Sánchez, el peor Gobierno en el peor momento apoyado al precio que sea por el mantra del Bloque de Investidura!