ESCLAVITUD Y VENTA DE SANGRE PARA FINANCIAR AL RÉGIMEN CUBANO
El castrismo ha comerciado durante décadas con el trabajo y la vida de los cubanos para nutrir las arcas del Estado
El régimen castrista ha ideado durante décadas numerosos mecanismos –muchos de ellos perversos– para financiar su economía. Una economía dependiente desde la misma llegada de Fidel Castro al poder en enero de 1959, tras el embargo impuesto por EE.UU. (en 1959, el 73 por ciento de las exportaciones se hacían a los Estados Unidos y el 70 por ciento de las importaciones procedían de ese territorio). Tras el triunfo de la revolución, Cuba se alimentó de las subvenciones que recibía de la Unión Soviética y a través del Comecon (organización de cooperación económica de partidos socialistas), hasta la desaparición de ambos. Esto desencadenó, en 1991, el establecimiento por parte del régimen del ‘Periodo especial en tiempos de Paz’, una de las épocas más negras que recuerdan los cubanos. En pocos meses, la isla perdía el 85 por ciento de su comercio exterior y el PIB se contraía en un 35 por ciento.
Esto llevó al Gobierno cubano a intensificar el comercio exterior de algunos de sus productos estrella, como la venta de sangre y derivados de esta, sin el conocimiento de los donantes cubanos. A esto se sumó años más tarde la venta a otros países de los servicios prestados por trabajadores profesionales, como médicos, ingenieros, educadores, marinos o deportistas, de cuyos salarios –realizados directamente entre gobiernos– el régimen se queda con entre el 70 y 80 por ciento. Una comercio que fue bautizado con el eufemismo de ‘Misiones de internacionalización’.
Comercio opaco
En los últimos años, la ONG Archivo Cuba ha sido quien ha dado la voz de alarma sobre el comercio de Estado con la sangre de los cubanos –una actividad menos conocida que las misiones–. Su directora, María Werlau, reconoce, en conversación telefónica con ABC, que se enteró de este co
mercio en 2013, «a través de un periodista que me llamó para decirme que la primera exportación de Cuba a Uruguay era sangre. Es ahí donde empecé a indagar sobre este tema». A pesar de la opacidad del régimen cubano, Werlau ha seguido investigando y recabando datos gracias «a las estadísticas internacionales de material humano» de los propios países que adquieren esta sangre. Su trabajo ha alumbrado varios informes de los que se ha hecho eco la prensa independiente cubana y algunos medios internacionales. Pero no se ha detenido ahí. En la actualidad, la investigadora trabaja en un libro sobre este comercio exterior, que verá la luz los próximos meses. En él aborda y documenta temas como las exportaciones de sangre y sus derivados, de tejidos, glándulas y órganos humanos; el turismo sanitario y de trasplantes; así como el mercado de la biotecnología en Cuba, sector importantísimo para el régimen.
1964, destino Canadá
La primera venta de sangre documentada por Archivo de Cuba tuvo lugar en 1964, según el Anuario del Comercio Exterior Cubano que señala como destinatario a Canadá. Un comercio que ha seguido hasta nuestros días y que ha logrado un volumen de ingresos importante para las arcas del Estado cubano. Según la ONG, entre 1995 y 2019, el régimen habría recibido casi 800 millones de dólares por la venta de sangre. Según sus datos, el mejor año habría sido 2011, en que el Estado ingresó casi 63 millones de dólares; mientras que los peores fueron 2008, con 14 millones; y 2019, con 16 millones de dólares. Entre los países con un volumen de compra mayor destacan sus aliados, como Rusia, Irán, Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador. Estos últimos con mejores cifras en los años de los gobiernos de Lula da Silva, Cristina Fernández de Kirchner y Rafael Correa.
Todas estas ventas se habrían producido sin el conocimiento de los cu
Entre aliados LAS EXPORTACIONES DE SANGRE VAN A PAÍSES AFINES AL RÉGIMEN