ABC (Andalucía)

LOS PRESOS POLÍTICOS, DRENADOS ANTES DE SU FUSILAMIEN­TO

Fidel Castro afirmó en una ocasión que la sangre de «los traidores» debía servir para «salvar la vida de muchos milicianos dispuestos a morir por la patria»

- S. GAVIÑA

En abril de 1967, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), dependient­e de la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), alertó en un informe sobre las violacione­s de los derechos humanos en Cuba por parte del régimen cubano. Para entonces, Fidel Castro llevaba apenas ocho años en el poder. Entre la serie de abusos que detalla, señala el de «extracción de sangre a condenados a muerte». La denuncia se refiere a un acontecimi­ento concreto sucedido el 27 de mayo de 1966, cuando 166 cubanos, civiles y militares, fueron ejecutados mediante «fusilamien­tos o tiros de gracia» a lo largo de todo el día. Antes de enfrentars­e al paredón, los ajusticiad­os «fueron previament­e sometidos al procedimie­nto de extracción de sangre con fines ilícitos, masivos, para nutrir el Banco de Sangre, con el cual el régimen negocia escandalos­amente», señala la denuncia.

Según el documento, la sangre obtenida habría sido vendida después «al Vietnam comunista a razón de 50 dólares por pinta (equivalent­e a medio litro de sangre) con el objetivo de proveerse de divisas-dólares y contribuir al esfuerzo de la agresión comunista del Vietcong».

La obligación de donar sangre también se extendía a los familiares de los presos si querían «disfrutar» del derecho de visita. En caso de negarse a hacerlo, no se les permitía el acceso. Según el informe del CIDH, para estas «donaciones forzosas» de sangre el gobierno utilizaba los bancos locales de sangre.

Tras el escándalo que supuso la publicació­n del informe, el régimen dejó de realizar esta práctica, que se venía desarrolla­ndo desde el triunfo de la revolución, y que el propio Fidel Castro defendió públicamen­te en 1961. «Los contrarrev­olucionari­os no deben creer que muriendo infame ante el paredón ya no le serán útiles a la Revolución Cubana. La sangre de los traidores se extrae antes de la ejecución para salvar la vida de muchos milicianos dispuestos a morir por la patria». Esta cita la recoge un informe de Archivo de Cuba que, hasta mayo de 2021, había logrado poner rostro y nombre a 31 casos de extracción de sangre forzada en presos políticos, entre 1960 y 1964. La misma ONG ha registrado entre los años 1960 y 1967 un total de 1.856 fusilamien­tos. banos, alentados por el régimen a realizar donaciones altruistas, bien para salvar vidas en la isla así como para ofrecerla en casos de desastres humanitari­os en otros países, silenciand­o siempre el objetivo comercial. El propio Fidel Castro participó en campañas propagandí­sticas –existe una foto del comandante donando sangre con motivo del terremoto que sufrió Perú en 1970– para que la población acudiera en masa a los centros de extracción. A cambio, los donantes recibían un diploma, un refresco o un bocadillo. «He revisado muchas publicacio­nes médicas cubanas, y en ellas se habla de manera velada del uso de la sangre para la producción de medicament­os, pero no dicen que es para sostener un negocio de exportació­n. Maquillan la situación», afirma Werlau. Los cubanos acuden a donar sangre «por las campañas que se dirigen desde los centros de trabajo y los CDR (Comités de Defensa de la Revolución)». Otro sector de la población que participa de estas extraccion­es es el de los cubanos que realizan el servicio militar. «Es prácticame­nte obligatori­o para ellos». También lo es para los presos. «Cuando tienen (el régimen) una necesidad imperiosa mandan unos autobuses para recolectar sangre en las prisiones», señala.

Esta última práctica se ha dado también en otros países de la órbita comunista, como la República Democrátic­a Alemana (RDA), que durante años obligó a sus reclusos a donar sangre para vendérsela a la vecina República Federal Alemana (RFA) con el objetivo de ingresar divisas, según desveló el programa de investigac­ión ‘Report Mainz’ en 2014.

Campañas de propaganda

También están obligados a donar sangre en Cuba todos aquellos que se someten a una operación quirúrgica en la isla. «El régimen hace grandes campañas para extraer sangre en los centros de trabajo, en las universida­des, en los barrios... Eso forma parte de vivir en Cuba», asegura Werlau, aunque reconoce que el ciudadano cubano de a pie se puede negar. «El sistema de donaciones en cierto modo es coercitivo, pero también es una gran campaña de propaganda».

En Cuba, el 49 por ciento de su población dona sangre de manera voluntaria, al menos así lo reflejaba el año pasado la Agencia Cubana de Noticias en una informació­n con motivo de la celebració­n

del Día Mundial del Donante de Sangre. Una fecha en la que, año tras año, el presidente Miguel Díaz-Canel no falta a su cita para felicitar a los donantes a través de su cuenta de Twitter. «El reconocimi­ento a los cubanos donantes de sangre por su compromiso humano, altruismo y aporte». Un reconocimi­ento muy sincero si se tiene en cuenta que los beneficios de este comercio de Estado revierte en las arcas públicas.

La investigad­ora atribuye la reducción de la venta de sangre en 2019 a una combinació­n de factores: «Crisis económica acumulativ­a, mayor deterioro de las instalacio­nes médicas, menos ‘regalos’ para premiar a los que ganan los concursos de donación, comida cada vez más pobre para los que donan sangre, pérdida creciente de la legitimida­d del régimen y de entidades como los CDR». También confía en que la visibilida­d que ella ha dado durante los últimos años a este comercio de ‘oro rojo’ «puede haber calado, tal vez por lo aberrante que es».

Mercado de profesiona­les

Otra fuente de ingresos para el régimen cubano es la venta de servicios de trabajador­es profesiona­les a otros países a través de las ‘Misiones de internacio­nalización’, que se han convertido en su principal fuente de financiaci­ón (en 2018 el régimen ingresó casi 8.500 millones de dólares), junto con las remesas (alrededor de 6.000 millones de dólares en 2019, que cayó a la mitad en 2020). Un comercio de Estado que diversas ONG y organismos internacio­nales –como la ONU y la UE– han calificado como «trabajo forzoso», esclavitud moderna y trata de personas. Esta misma semana, la ONG Prisoners Defenders presentaba una nueva denuncia ante la ONU y la Corte Penal Internacio­nal ampliando la presentada en 2019, con más testimonio­s de médicos y añadiendo otro sector afectado, la de los marinos que son explotados en los barcos mercantes y en los cruceros de lujo.

«La misiones son un instrument­o del Gobierno cubano para obtener ingresos en divisas para las arcas del Estado», explica a ABC el economista cubano, exiliado en España, Elías Amor. «Como consecuenc­ia del modelo que se adoptó con la URSS en los años 60, convirtió la economía cubana en una economía dependient­e del exterior, de los subsidios de la URSS». Unos subsidios sin los que «no podía funcionar», pues el Gobierno cubano destinaba ese dinero «a cosas que muchas veces estaban en contra de la nacionalid­ad económica y del desarrollo y la prosperida­d de los cubanos», subraya. Esas ‘cosas’ eran, según el economista, «meterse en guerrillas o apoyar movimiento­s revolucion­arios en América Latina». Cuando eso se acaba, con la caída del Muro de Berlín, el régimen se da cuenta de que ha perdido «el móvil de sostenimie­nto a largo plazo e intenta identifica­r otros procedimie­ntos».

El origen de las misiones médicas se remonta a la década de los años 80, cuando tuvo lugar la creación de las brigadas, en 1984, por iniciativa de Fidel Castro para llevar la atención sanitaria a todo el país. Esto se tradujo en la multiplica­ción de centros y la intensific­ación en la formación de profesiona­les. Sin embargo, la llegada del ‘Periodo especial’ provocó una implosión que llevó a la reducción de las infraestru­cturas y la necesidad de buscar una salida a esa ingente cantidad de médicos.

Explotació­n y cárcel

Con el ascenso de Hugo Chávez al poder en Venezuela, en 1999, también llegó la internacio­nalización de las misiones. «Esas misiones tienen su origen en la aparición de Venezuela como financiado­r de Cuba. Caracas le daba a La Habana petróleo muy barato, y Cuba suministra­ba esas misiones de asesores, educadores, miembros de la Seguridad del Estado, del espionaje..., que sostenían al régimen de Chávez, que era quien beneficiab­a después a Fidel Castro». Lo hacía a través de la entrega de petróleo, que luego Cuba transforma­ba en las refinerías en derivados de petróleo –gasolina, diésel– que vendía a pequeños países del Caribe, «como si fuera una maquina venezolana, logrando vender así más productos a pesar de las imposicion­es de EE.UU. ».

Este modelo de negocio entraría en crisis en 2016, cuando Venezuela disminuye drásticame­nte los envíos de crudo a Cuba; mientras, esta sigue suministra­do personal profesiona­l. Esta disminució­n de envíos de petróleo provoca, según el analista, que en 2019 se produzca una gran recesión económica en la isla. «Entonces ponen en marcha el modelo de facturació­n: vender los servicios a los países a los que enviaba esos médicos». Unos servicios por los que el régimen cobra de los gobiernos grandes cantidades de dinero, de las que el trabajador solo recibe un porcentaje que oscila entre el 15 y el 20 por ciento. A esta explotació­n salarial, se suman las restriccio­nes de movilidad en el país en el que trabajan, la hipervigil­ancia y las amenazas. Quienes deciden abandonar estas misiones son castigados con la cárcel u ocho años de exilio.

Tras el revés que supuso para el régimen la denuncia pública, en 2018, de Jair Bolsonaro por la explotació­n de los médicos en Brasil, país en el que en tiempos de Lula da Silva las misiones laboraban a sus anchas; la llegada de la pandemia supuso un impulso para el negocio cubano. Según el Ministerio de Salud Pública de Cuba, a fecha de octubre de 2021, unas 57 brigadas habrían viajado a 41 países para luchar contra el Covid-19.

Internacio­nalización de las misiones

CON LA LLEGADA DE CHÁVEZ AL PODER EN VENEZUELA, LA HABANA Y CARACAS COMENZARON A INTERCAMBI­AR MÉDICOS Y ASESORES POR PETRÓLEO

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// ABC Fidel Castro apoyó públicamen­te las extraccion­es de sangre a los presos políticos antes de ser fusilados. Muchas de estas extraccion­es se hicieron en la cárcel de La Cabaña, que dirigió el Che
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Con la pandemia, el régimen ha enviado más de medio centenar de brigadas médicas a países cuyos sistemas sanitarios se vieron superados. Arriba, una de ellas antes de partir a Italia
// EFE MISIONES MÉDICAS DURANTE LA PANDEMIA Con la pandemia, el régimen ha enviado más de medio centenar de brigadas médicas a países cuyos sistemas sanitarios se vieron superados. Arriba, una de ellas antes de partir a Italia
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Navieras que contrataba­n a marinos cubanos pagaban al régimen el 80% del salario del trabajador
// ABC EXPLOTADOS EN CRUCEROS Navieras que contrataba­n a marinos cubanos pagaban al régimen el 80% del salario del trabajador

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