ABC (Andalucía)

La fe, escudo contra el nacionalis­mo

El clima de guerra entre dos pueblos que comparten la misma creencia cristiana ortodoxa lleva a más feligreses a las iglesias para rezar por la paz

- G. PONTE

La ruptura del Patriarcad­o de Kiev con el de Moscú se produjo hace poco más de tres años, y fue traumático

En octubre de 2018, la Iglesia ortodoxa ucraniana se separó oficialmen­te de su hermana rusa, tras más de 300 años de historia común. La decisión provocó una gran ruptura y repercusió­n dentro del mundo ortodoxo. Ucrania creaba así su propia iglesia ortodoxa, lo que representa­ba otro paso para romper de forma definitiva los lazos políticos, históricos y religosos con Rusia. En la actualidad, en todo el territorio ucraniano se encuentran unas 4.500 iglesias, según datos de 2019.

El sacerdote de la iglesia ortodoxa ucraniana, antiguamen­te rusa, Oleg Borovlev, lleva 22 años siendo el responsabl­e de la iglesia de un pequeño pueblo, ubicado en Cherkasy Iozovaya, a las afueras de Járkov. Por la tarde está cerrada.Los días de reunión son los domingos a partir de las 17.00.

«Estoy decepciona­do por la situación entre Rusia y Ucrania y como sacerdote de la iglesia ortodoxa espero que no haya ningún conflicto», opina Borovlev que va vestido de negro con los ornamentos correspond­ientes a su iglesia. En el pecho lleva colgada una gran cruz y, en la cabeza, lleva un ‘skufiya’, un tipo de birrete imponente, de color negro.

Sobre la división de la iglesia, el sacerdote lamenta lo ocurrido: «En esta ciudad viven muchos rusos. Antes íbamos todos a la misma iglesia, ahora estamos separados aunque tengamos la misma nacionalid­ad». Y agrega que esta situación es culpa de los políticos que incentivar­on la separación.

El papel del Kremlin

«Seguimos siendo hermanos», afirma el sacerdote que no cree que se aproxime una guerra entre las dos naciones. «Estamos rezando para que haya paz y los pueblos no sufran. Ya aprendimos de lo sucedido en Donesk y Lugansk y no queremos repetir eso», asegura.

Para el Kremlin, la religión es una herramient­a de control tanto a nivel nacional como internacio­nal. En 2016, el presidente ruso otorgó una financiaci­ón de casi 30 millones de euros (unos 2.600 millones de rublos) al Patriarcad­o de Moscú, además de dar manga ancha para la expansión de la iglesia ortodoxa por todo el país. Preguntado por Putin y la politizaci­ón de la iglesia ortodoxa, el sacerdote dice tajante que no es así. «No siento ninguna presión de Putin sobre nosotros».

Borovlev cree que no ha aumentado la cantidad de conversion­es a raíz de las tensiones. «La cantidad de creyentes no ha variado, pero cuando hay situacione­s de conflicto hay más presencia de feligreses en las iglesias», asegura.

La división de la iglesia ortodoxa en Ucrania si bien fue inevitable, fue también acelerada por los acontecimi­entos políticos, entre los que destaca la agresión de Rusia contra Ucrania.

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// M. NIETO El padre Oleg, párroco ortodoxo de una iglesia a las afueras de Járkov
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// MATÍAS NIETO Exterior de una iglesia ortodoxa en el centro de Járkov

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