ABC (Andalucía)

Militao no es suficiente en un equipo muy fatigado

- RUBÉN CAÑIZARES

Decibelios en San Mamés y salida de tono fuera de él. La previa del partido estuvo marcada por la rotura de una luna doble del autobús del Real Madrid. A su llegada al estadio, el equipo blanco fue recibido con una lluvia de latas de cerveza, vasos y botellas por parte de los aficionado­s del Athletic presentes en la calle del Licenciado Poza, sitio habitual en el que los hinchas locales más fogosos amenizan la previa de los partidos. Por suerte, el daño fue solo material y no hubo consecuenc­ias para ninguno de los integrante­s de la expedición blanca.

Fue un aviso de lo que le esperaba al Madrid sobre el verde. Encerrona en un San Mamés encendido, en la grada y en el campo, con Vinicius como objetivo principal. Los tres duelos en los últimos dos meses –dos de Liga y la final de la Supercopa– han marcado la relación del brasileño con el equipo vasco y su parroquia. Ayer le estaban esperando y Dani García no disimuló. No paró de buscarle durante toda la primera mitad, recriminán­dole su forma de jugar y su ‘facilidad’ para irse al suelo, algo que no pasó por alto Gil Manzano. El colegiado extremeño le bajó las revolucion­es con una amarilla al filo del descanso por una transparen­te patada al propio Vinicius.

Pero no fue esa la noticia de una primera mitad de absoluto dominio rojiblanco e invisibili­dad blanca. La lesión de Nico Williams, el mejor junto a Muniain, liberó a los de Ancelotti de su peor pesadilla. El canterano se rompió en la ejecución de un taconazo durante un sprint, consecuenc­ia habitual en jóvenes jugadores explosivos y de potente musculatur­a. Sin él, a Alaba,

ayer lateral izquierdo, se le hizo la luz.

El austríaco fue el único miembro de la defensa que no sacó nota en San Mamés. Lucas, Militao y Nacho, de lejos, los mejores de un Madrid desconocid­o. Justificad­a la invisibili­dad de Rodrygo y Vinicius, tras la paliza con Brasil. Incomprens­ible el papel de Kroos y Modric. Da hasta vergüenza escribir algo crítico del alemán y el croata, pero es difícil recordar un partido como el de anoche con tan poca aportación de ambos. El germano, castigado además por una temprana amarilla, acabó en el banquillo quince minutos antes del noventa.

Quién jugó de principio a fin y volvió a dejar un catálogo premium de acciones defensivas, como ya sucediera en el duelo liguero, fue Militao. Insuperabl­e en la carrera, mariscal por arriba, atento en las ayudas… Recital del central brasileño para sostener al Real Madrid más fatigado de toda la temporada, pero insuficien­te. A la cuarta, por fin logró el Athletic superar a los de Ancelotti, que pierden el primer título de la temporada.

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