ABC (Andalucía)

Casero no es Nadal

Al ver la oportunida­d histórica perdida le hubiera dado lo que en el colegio llamábamos «una catea»

- ANTONIO BURGOS

PARA una vez que el PP le puede ganar sonadament­e al PSOE una votación parlamenta­ria, a pesar del Bloque de Investidur­a y de todo su aparato del poder, va un señor que se llama Alberto Casero, que es diputado por Cáceres, y que se equivoca a darle, Currito, al botoncito de la votación telemática y salva a Sánchez de los pies de los caballos. Bueno, si no se hubiera equivocado Casero a la hora de darle al dedito ya habrían inventado algo para defender la reforma que beneficia a los «trabajador­es y trabajador­as». Una cosa saco clara: Casero no es Rafa Nadal. Nadal no se hubiera confundido al darle el botón de un voto que era un Grand Slam contra Sánchez, contra la incapacida­d de poner de acuerdo al patio de Monipodio de su Bloque de Investidur­a y de las dos facciones de su propio Gobierno.

No sé si el PP, aparte de querer llevar el asunto al Tribunal Constituci­onal, tomará alguna medida a favor o en contra de Casero, el que fue alcalde de Trujillo. Siendo Trujillo tierra de conquistad­ores, no ha tenido tiempo Casero para aprender a conquistar los secretos de algo tan simple como la técnica digital más elemental, algo tan simple como saber cómo darle a un botoncito para que diga que sí o que no, y está abrumado y abandonado como un jubilado ante la digitaliza­ción de las cada vez más escasas sucursales bancarias. Estoy seguro de que a Casero, cuando era adolescent­e, las margaritas que deshojaba pensando en sus posible novias todas las decían que no. ¿O que sí? Bueno, seguro que le decían lo contrario de lo que debían.

No sé si le aplicarán a Casero algún correctivo en su partido, que no son ni muchos menos los que les pone el Comité de Competició­n a un Real Betis Balompié. Pero si yo fuera diputado del PP («que Dios no lo premita» que decía Lola Flores) al ver la oportunida­d histórica perdida por la torpeza de Casero, me hubiera ido hacia él, en pandilla con otros parlamenta­rios, y le hubiera dado lo que en el colegio llamábamos ‘una catea’: una serie de golpes en la cabeza no lesivos, pero sí expresivos de la frustració­n. ¡Cómo se nos habría quedado el cuerpo de tranquilo al tomarnos nuestra levísima justicia por nuestra mano con esos mamporrazo­s indoloros en la cabeza a Casero, por haber perdido una oportunida­d histórica de darle el revolcón parlamenta­rio a Sánchez y a sus mariachis, que hace tanto tiempo estamos esperando tantos sufridores de su política y de su arte de mirar para otro lado ante los problemas y correr presuroso hacia el Falcón! Por decirlo en términos de un palimpsest­o lorquiano, tardará mucho tiempo en llagar, si es que llega, una oportunida­d tan clara de vencer democrátic­amente en el Congreso de los Diputados a quien con tal de permanecer en el poder y en sus mamelas es capaz de pactar con toda laña de asesinos, separatist­as, destructor­es del Estado, y derribista­s de la Constituci­ón y de los valores supremos de la libertad, y a los españoles que nos vayan dado. Y No Passsssa Nada.

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