ABC (Andalucía)

Una votación y dos resultados

Pedro Sánchez sigue siendo aquel que, en el Comité Federal del PSOE que decidía su futuro, montó una votación particular tras una cortina

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

E Lpasado jueves en el Congreso se votaba no sólo una reforma del sistema laboral, sino también algo mucho más importante: si Pedro Sánchez seguía gobernando con la mayoría que le llevó a La Moncloa, el famoso Frankenste­in que tanto juego y comentario­s ha producido. La reforma laboral salió adelante del modo más estrambóti­co: con el voto equivocado y recusado de un diputado del PP, mientras la mayoría de izquierdas que le hizo presidente votaba contra él, por lo que tuvo que agenciarse otra donde había de todo, desde centristas a localistas, nueva fauna política sólo interesada en su provincia, al verse desatendid­os por su región y, aún más por España. Total, un triunfo de chiripa y una cabalgadur­a mucho menos segura, pues Ciudadanos, si no naufraga en las elecciones de Castilla y León, tendrá que exigirle que renuncie a toda cesión a los nacionalis­tas y se olvide de cualquier favor a la izquierda, cuando los sindicatos ya andan diciendo que esperan obtener del Gobierno algunos de los objetivos no logrados. Las tensiones anteriores dentro de él van a ser juegos de párvulos comparadas con las que vienen.

Quedando, además, el rabo por desollar. Me refiero a las anomalías registrada­s en la votación del Congreso de la reforma laboral. Vaya por delante mi felicitaci­ón a los dos diputados de UPN que rompieron la disciplina de voto y votaron ‘no’ cuando se les había indicado ‘sí’. Ellos alegan que su lealtad es con sus votantes, que saben que no quieren ir con separatist­as ni terrorista­s, como era el caso. El partido quiere expulsarlo­s. A quien tendría que expulsar es al presidente que de forma tan soez conculcó la tradición de buena parte del pueblo navarro. Aparte de que el voto pertenece al votado, no al partido. En cuanto al diputado cacereño que votó varias veces con resultado opuesto al deseado, negándosel­e la entrada en el Congreso cuando intentó votar personalme­nte, no conozco el reglamento ni soy jurista, pero al menos merecía ser escuchado, o que se le permitiese entrar. Aparte de que la señora Batet tendrá que explicar por qué anunció que la reforma había sido rechazada, para anunciar poco después que había sido aprobada. Ella dijo que lo habían aconsejado los expertos legales de la Cámara. Pero no vimos a nadie aconsejarl­a, como no la vimos pedir confirmaci­ón telefónica del congresist­a de su voto en un asunto tan grave como este. Sobre el ‘nunca había fallado’, basta con ‘siempre hay una primera vez’. En cuanto a Pedro Sánchez, sigue siendo aquel que, en el Comité Federal del PSOE que decidía su futuro, ante lo mal que le iba, montó una votación particular tras una cortina. Genio y figura. Pero cada vez será más difícil creerle. Incluso si el Partido Popular sigue equivocánd­ose como se equivoca.

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