Lo demás es burocracia
El problema de los políticos es creerse con naturalidad que van a arreglarle la vida a nadie. Otra cosa será que, en cuatro u ocho años, puedan solventar la propia. Un consejero, a lo sumo, puede dificultar la existencia, pero arreglar, lo que es arreglar, nada. Por eso cuando estos días repaso el programa electoral de unos y otros los encuentro hasta pretenciosos. En Castilla y León tenemos problemas reales que requieren medidas concretas, los 100 megas en el cien por cien de municipios para 2025 queda muy bien sobre el papel, pero hay necesidades menos abstractas y más urgentes. Que las mujeres de Valladolid te hablen con amabilidad en vez de contestarte a un «hola» con la misma superioridad que una dependienta de Bershka. O que los hombres no esperemos hasta las tres de la mañana y cinco gintonisc después para mandarlas un mensaje como auténticos patosos. También se hace imprescindible ayudas para tener un horno de leña por familia, se tenga jardín o no, porque la ‘Thermomix’ nunca hará un buen lechazo. Y en esta linea yo abordaría de una vez el tema del cachopo: el cachopo no es el culmen de la cocina asturiana, sino que se inventó en un pueblo de Ávila y se llama San Jacobo.
Si queremos garantizar el buen funcionamiento de nuestra hostelería los domingos por la tarde, cuando el resto estamos de resaca, hay que tener un equipo en Primera división. O nueve, ya puestos.
En vez de tanta exención fiscal, que luego nunca se llega a concretar en el bolsillo, nos conformaríamos con ocho cuartillos –cuatro litros y pico– de clarete al mes. Más allá lo único importante para un futuro consejero de cultura es internacionalizar nuestra Semana Santa. Pero no con vallas o declaraciones, sino con la idea firme de que esta tierra vuelva a tener un peso específico en el mundo occidental. Y la única forma de aspirar a ello es poner una delegación de cada cofradía en cada país protestante de Europa, igual que los americanos tienen su base de Rota. Un año sacar el Cristo Atado a la Columna por las calles de Amsterdam y al siguiente La Escalera por Bruselas. Cuando los políticos entiendan que los cofrades, en concreto las Capas Pardas de Zamora, son los SEALs que tenemos en España, habrán entendido el verdadero potencial de Castilla y León.