ABC (Andalucía)

El batallón de los monos blancos

Junto a los deportista­s y el personal de la organizaci­ón, destaca un ejército de enfermeras y limpiadora­s pertrechad­as con trajes especiales de protección contra el Covid-19. A pesar de eso, ya hay 300 contagiado­s

- PABLO M. DÍEZ

Con su burbuja herméticam­ente sellada y sus pruebas PCR diarias, los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 están blindados contra el Covid-19. Pero el virus es tan escurridiz­o que consigue colarse entre las estrictas medidas de seguridad vigentes en China.

El día de la inauguraci­ón se detectaron 45 nuevos casos, el doble que la jornada anterior. De ellos, 25 fueron de deportista­s y miembros de equipos olímpicos. 26 de los positivos fueron localizado­s con la PCR efectuada al aterrizar en el aeropuerto y los otros 19 entre las 71.000 pruebas que se llevan a cabo cada día a todas las personas que están dentro de la burbuja olímpica. En ella, además de los casi 3.000 deportista­s e integrante­s de los comités nacionales, del personal de las empresas patrocinad­oras y de los reporteros, figuran los trabajador­es chinos de la organizaci­ón y los voluntario­s. Para entrar en la burbuja, todos han tenido que seguir una cuarentena que les ha impedido pasar el año nuevo lunar con su familia.

Se han efectuado más de 680.000 pruebas desde el 23 de enero y se han descubiert­o unos 300 casos positivos. Con todos los participan­tes vacunados, los contagiado­s no sufren síntomas graves y solo una docena han necesitado hospitaliz­ación, todos leves. Pero el protocolo chino obliga a aislarlos hasta que den negativo, lo que ha hundido los ánimos de algunos deportista­s como la belga Kim Meylemans. Su conmovedor vídeo llorando, en el que contaba que debía pasar siete días confinada en un centro de cuarentena, llevó al Comité Olímpico Internacio­nal (COI) a intervenir para que fuera trasladada a una zona de aislamient­o dentro de la Villa Olímpica.

En Pekín 2022, cada jornada no empieza con el típico entrenamie­nto matutino, sino con una PCR y apuntando en una aplicación del móvil la temperatur­a y si uno tiene síntomas o no. Para tomar las muestras, cada edificio en el que están alojados los participan­tes de los Juegos cuenta con su propio equipo de enfermeras. Por si acaso a alguien se le olvida, una de ellas aguarda cada mañana a las puertas de los ascensores para indicar el lugar donde se hacen las pruebas. Enfundadas en sus trajes especiales de protección, se toman el trabajo con buen humor y hacen que el trámite diario no sea tan desagradab­le. Para agilizar el proceso, las autoridade­s solo avisan a los positivos, no a los negativos.

Las enfermeras no son las únicas que van pertrechad­as con estos fantasmagó­ricos monos blancos, que también llevan las limpiadora­s y buena parte del personal de los hoteles. Para prevenir el coronaviru­s, una legión de operarios que cargan a sus espaldas un pequeño bidón de desinfecta­nte rocía constantem­ente las instalacio­nes y los autobuses. El celo por la salud es tal que hasta la basura que se genera en estos Juegos Olímpicos se almacena dentro de la burbuja para que no haya riesgo de que el virus se escape al exterior.

En el centro de prensa principal, junto al Estadio de Pekín, robots preparan las comidas que solo deben ser hervidas y los camareros sirven los cócteles del bar ataviados con trajes de protección. Para minimizar todo lo posible el contacto humano, algunos platos son entregados desde una cinta que recorre el techo y porta una bandeja que luego baja automática­mente hasta la mesa del comensal, cuyo nombre y teléfono queda apuntado para rastrearlo en caso de que aparezca un positivo. Con todas estas medidas, los Juegos blindados de Pekín 2022 se proponen derrotar a su rival más peligroso: el coronaviru­s.

 ?? // PABLO M. DÍEZ ?? Un sanitario olímpico
// PABLO M. DÍEZ Un sanitario olímpico

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain