ABC (Andalucía)

La sexta ola apunta al final de la pandemia gracias a las vacunas

▶ El Covid multiplica ahora los contagios pero se reducen muertes e ingresados en UCI, al contrario que hace dos años ▶ En solo tres meses la tercera ola registró el 40% del total de muertos en Andalucía por coronaviru­s

- M. MOGUER

Desde que en marzo de 2020, hace ya casi dos años, se declarase el estado de alarma, la pandemia de Covid ha pasado por seis oleadas en Andalucía. Cada una ha tenido sus caracterís­ticas propias, resultado del momento en que se vivieron. La última, de la que Andalucía vive ahora su caída, apunta al final de la pandemia puesto que, aunque registra el 36% del total de positivos de toda la crisis sanitaria, solo anota el 9% de los muertos. En la primera ola, los números eran justo los contrarios: el 1% de los positivos y el 11% de los decesos.

En estos 24 meses de crisis sanitaria Andalucía ha superado el millón de casos, anotado más de 12.300 muertes y marcado el techo de hospitaliz­ados en casi 5.000 en enero de 2021. Gracias a las vacunas, las cifras, que otrora fueron estratosfé­ricas, se han ido moderando para los indicadore­s más graves —muertos e ingresados— pero han crecido de forma exponencia­l en los menos dañinos —contagios e incidencia—.

Para entender dónde está ahora el Covid hay que echar la vista atrás. En ese ejercicio de nostalgia pandémica hay tres elementos fundamenta­les que han moldeado cada momento de la crisis sanitaria: la vacunación, las medidas de control y las diferentes variantes del coronaviru­s.

Primera ola

Arranca el 14 de marzo de 2020. Es la ola de la ignorancia. Por no saberse, no se sabe ni cuándo empezó realmente porque entonces no había test de detección generaliza­dos. Y sin esa herramient­a, los datos de contagios son estimativo­s. La mejor prueba de ese agujero negro de informació­n es que esta ola se saldó con unos 16.000 contagiado­s pero con alrededor de 1.400 muertos.

Si algo frenó ese primer envite de la pandemia fue el confinamie­nto de la población. La medida, radical, llegó en un momento en el que no se conocía otra forma de parar la transmisió­n. Esta ola tuvo otro elemento crucial: la variante original, muy agresiva, provocó el mayor daño entre la población mayor, que es la que sufrió más víctimas. Los hospitales entonces llegaron a 597 ingresados, 142 en la UCI. Entonces parecía mucho pero, con el tiempo, esos números quedaron más que chicos.

Segunda ola

Llegó en verano, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez estrenó ese concepto postmodern­o de «la nueva normalidad». La relajación de las duras restriccio­nes de la primavera provocó el ascenso rápido de contagios y la falta de agilidad para volver a las impopulare­s restriccio­nes alargó la ola hasta seis meses, la mayor de la pandemia. Hasta casi Navidad no se consiguió frenar al Covid. El mantra era entonces ‘salvar’ las fiestas. Con los científico­s trabajando contrarrel­oj para dar con la vacuna, los contagios alcanzaron los 212.000 y los muertos, 2.717. Diez veces más casos que en la primera ola pero solo el doble de fallecidos, lo que da una idea de la infranotif­icación de casos anterior.

Tercera ola

Este pico del Covid llegó como una tormenta perfecta: a las reuniones de Navidad se le sumaron dos nuevas cepas, la británica y la sudafrican­a —luego bautizadas como Alpha y Beta—, además de la falta de vacunas generaliza­das. Esa mezcla provocó una explosión de casos, que llegó a casi 8.000 diarios. Hace un año y en solo tres meses, se dieron 224.000 contagios pero, más llamativo aún, 4.750 muertos, el 40% del total de la pandemia. Los hospitaliz­ados llegaron a 4.980; de ellos, 735 en la UCI. El dato de cuidados intensivos es clave porque, desde este punto, solo ha ido bajando gracias a las vacunas. El pico de pacientes UCI es menor ola a ola.

Cuarta ola

Con los mayores, sanitarios y vulnerable­s vacunados, esta ola dio 96.638 casos, 950 muertos y 1.593 hospitaliz­ados en su peor momento. Las UCI fueron 351, la mitad que en la ola anterior, lo que da la nota de la importanci­a de este factor. Además, aún se impusieron medidas de control, lo que redujo mucho el impacto de este pico.

Quinta ola

Llegó con los jóvenes sin inmunizar. Y fue la población que más sufrió el golpe de la quinta ola, en el verano, cuando acabaron los exámenes y se pusieron a celebrar. Pero tras este pico —que dio hasta 235.000 positivos y 1.113 muertos con un máximo de 260 personas en UCI— los números llegaron casi a cero. La sensación era de haber superado la pandemia. Pero entonces llegó ómicron.

Sexta ola

Con la nueva cepa los contagios se dispararon pero, gracias a la protección que da las vacunas —se inició además la administra­ción de la dosis de refuerzo—, los muertos e ingresos en UCI se mantienen muy bajos. Así, en esta ola se han anotado por ahora casi medio millón de contagios, el 36 por ciento de toda la pandemia pero solo 1.191 fallecidos. Las UCI, que en la tercera ola llegaron a más de 700 con la mitad de casos, ahora se mantienen en 253. Este es el camino que parece que lleva al final de la pandemia pero hay que tener en cuenta que pueden llegar otras cepas del virus. Los expertos creen que serán más leves, como es el caso de ‘sigilosa’, sublinaje de ómicron que, confirmó Salud esta semana, es más contagiosa pero menos virulenta.

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