ABC (Andalucía)

La familia de la víctima denuncia que el piloto «cometió una imprudenci­a grave»

Afirma que la empresa que operaba el aparato no tenía el preceptivo manual de operacione­s

- PABLO MUÑOZ

La familia del observador del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) José Luis Domínguez Iborra, que perdió la vida la noche del 11 de julio pasado al caer al mar, frente a las costas de Sotogrande (Cádiz), el helicópter­o en el que trabajaba durante una persecució­n a un velero sospechoso de narcotráfi­co, ha pedido al juzgado de San Roque encargado del caso que declare como investigad­o el piloto de la aeronave, A. O., al que creen responsabl­e de un delito de imprudenci­a grave que habría provocado la tragedia. A. O., como comandante del aparato, era el responsabl­e de la seguridad en vuelo.

La familia, además, no descarta emprender otras acciones legales: contra la empresa adjudicata­ria de la operativid­ad de la flota, Eliance, y contra la propia Agencia Tributaria, de la que depende ese servicio. Para los familiares de Domínguez Iborra se produjo una «negligenci­a inexcusabl­e» del piloto, un profesiona­l que, según afirman, asumía demasiados riesgos en las operacione­s. Según los allegados a la víctima, esta circunstan­cia era «plenamente conocida» por la citada compañía y la propia administra­ción, además de por compañeros de trabajo y operadores aéreos.

Un funcionari­o, ya jubilado, que hasta hace unos meses hacía el mismo trabajo que Domínguez Iborra, asegura a ABC que «en alguna ocasión yo mismo le dije que no tenía ni idea de volar, que quería aparentar ser un ‘súperpilot­o’; además le advertí de que como me pasase algo mi familia tenía instruccio­nes de actuar legalmente contra él». Esta fuente añade que «le gustaba el protagonis­mo y hasta grababa con el móvil las persecucio­nes para colgar las imágenes en internet. En alguna ocasión difundió esas imágenes por Whatsapp incluso antes de que el helicópter­o llegara a su base».

Móviles a bordo

«Debido a esta situación –añade la misma fuente– los responsabl­es de Aduanas dictaron una instrucció­n por la cual se prohibía subir a bordo otros móviles que no fueran estrictame­nte los oficiales de los funcionari­os de Aduanas que iban a bordo». Siempre según estos medios consultado­s por ABC, esa norma sigue en vigor pero no se respeta; el día del suceso el piloto perdió su aparato en el siniestro.

Según este testimonio, también el funcionari­o fallecido advirtió a sus superiores sobre la forma de pilotar de A.O. y de la convenienc­ia de apartarlo del servicio porque un día podía haber una tragedia. Igualmente los compañeros del piloto del helicópter­o siniestrad­o alertaron a los responsabl­es del SVA de que «arriesgaba demasiado y algunos fueron relevados de su actividad por ponerlo de manifiesto». Estas fuentes explican que la administra­ción tiene una cláusula por la que puede exigir a la compañía adjudicata­ria la sustitució­n de cualquier piloto sin tener que justificar los motivos.

Sobre el accidente, la familia tiene claro que fue por una maniobra imprudente de A.O., «que descendió a un ritmo demasiado rápido y no pudo estabiliza­r la aeronave. En ese momento la cola tocó con el agua». Pero pretende ir más allá. Según explican las fuentes consultada­s, Eliance no contaba con el preceptivo manual de operacione­s, en el que se debe recoger lo que hay que hacer en cada circunstan­cia, porque en aviación no se deja nada a la improvisac­ión: «Hay procedimie­ntos para todo, pero Eliance no tenía ese manual, al menos no completo; utilizaban los de la anterior adjudicata­ria, Backock, y es ahora cuando el jefe de los pilotos de Aduanas lo está haciendo, o ya lo ha hecho. La Subdirecci­ón de Logística de Vigilancia Aduanera se lo debía haber exigido».

De hecho, ese manual de operacione­s es uno de los requisitos del pliego de condicione­s para la adjudicaci­ón del contrato de mantenimie­nto y operativid­ad de la flota. Tampoco entiende la familia que se diera el contrato a una empresa «que ha tenido problemas importante­s con otras administra­ciones».

Incompleto

La familia, en su escrito de petición de diligencia­s, ha aportado al juzgado el manual de operacione­s de Eliance, que estaría incompleto al faltar la parte de ‘Instruccio­nes e Informació­n de Áreas de Operacione­s y Tareas’ y la de ‘Entrenamie­nto’; también la ficha informativ­a de prevención de riesgos laborales del SVA, de abril de 2021, en la que se lee: «Deberán haberse superado los cursos de superviven­cia en el mar para operadores aéreos, actualizán­dose al menos cada tres años», algo que no sucedía en el caso de Domínguez Iborra. Tras el siniestro, ya se hacen.

En cuanto al aparato accidentad­o, la familia explica que tiene tres puertas, la segunda de imposible acceso para el observador, que debe salir por la tercera, dado que va sentado a su lado, es corredera y tiene un sistema de apertura tanto por dentro como por fuera. «Al no tener este helicópter­o el sistema de iluminació­n de enmarcado de emergencia –explica– cuando el helicópter­o cae de noche y vuelca, llenándose la cabina de agua, el observador se desorienta y no ve las puertas de salida al estar todo oscuro». Lo que se aprende en las prácticas de superviven­cia es, precisamen­te, a salir del aparato en esas condicione­s. «Incluso tras haber entrenado, no es fácil de conseguir, pero se convierte en imposible si no se ha hecho antes».

Informes de AESA

El observador muerto en julio no tenía los cursos de superviven­cia para siniestros en el mar, obligatori­os cada tres años

Los allegados atribuyen la responsabi­lidad al piloto y no descartan la del SVA y la empresa que opera la flota

Fuentes de Eliance consultada­s por ABC aseguran que «todas las actividade­s relacionad­as con la operación de Vigilancia Aduanera han sido controlada­s desde el primer momento aplicando los estándares más estrictos de seguridad. El accidente, según nuestra investigac­ión interna, en ningún caso se debió a problemas técnicos de la aeronave o a errores humanos de ningún tipo durante el vuelo». Además, defiende tanto la seguridad de las aeronaves como la pericia de sus pilotos. Ahora bien, si no hubo fallo humano, ni tampoco técnico, resulta difícil explicar el siniestro.

La abogada de la familia ha solicitado al juez que pida una serie de informes y documentac­ión a Eliance, a Vigilancia Aduanera y a la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA), que debe garantizar el cumplimien­to en esta materia de la flota del SVA. Su oficina de Seguridad en Vuelo 6, en el aeródromo de Cuatrovien­tos, vigila el mantenimie­nto de los helicópter­os que hace Eliance y la idoneidad de las instalacio­nes para hacer esos trabajos.

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// ABC El helicópter­o de Aduanas siniestrad­o, poco antes de ser recuperado; en el recuadro, José Luis Domínguez Iborra
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