Biden presiona a Scholz para que plante cara a Rusia con sus socios
El presidente de EE.UU. dice que Putin se arriesga a que le cancelen el gasoducto
Joe Biden presionó ayer al nuevo canciller alemán para que mostrase mayor firmeza en las advertencias conjuntas de los socios europeos a Rusia ante la posible invasión de Ucrania. Sobre todo, al presidente de Estados Unidos le urgía consensuar unas duras sanciones contra Vladímir Putin y sus socios en caso de guerra. Esta es la primera visita de Olaf Scholz a la Casa Blanca, y se produce en el marco de lo que la propia embajadora alemana en Washington describió en un cable confidencial enviado el mes pasado a Berlín como una sensación generalizada en la capital estadounidense de que «Alemania no es de fiar».
Biden recibió a Olaf Scholz en el Despacho Oval para un encuentro bilateral. Depués, ambos comparecieron ante los medios de prensa y el mandatario estadounidense dijo claramente que si Rusia «invade Ucrania, con tanques o tropas», se procederá a desmantelar un importante gasoducto a Alemania que ya está culminado y listo para prestar servicio.
Horas antes de esta visita, la ministra alemana de Defensa, Christine Lambrecht, adelantó que el Ejército alemán va a aumentar su presencia en Lituania con 350 soldados. «Estamos fortaleciendo nuestra contribución al flanco este de la OTAN y estamos enviando una clara señal de determinación a nuestros socios de la Alianza», dijo la ministra Lambrecht durante una visita al campo de entrenamiento militar de Münster, informa Rosalía Sánchez desde Berlín. Alrededor de 500 soldados alemanes están ya en Lituania, un país fronterizo con Kaliningrado y Bielorrusia y miembro de la OTAN desde 2004. Alemania también participa regularmente en la vigilancia del espacio aéreo de la OTAN en los países bálticos y en Rumanía. La semana pasada, Biden autorizó la movilización de 3.000 soldados
Berlín dio un giro radical ayer a su posición y decidió enviar soldados a Lituania, fronteriza con Bielorrusia y Kaliningrado
estadounidenses a Alemania, Polonia y Rumanía. Scholz llegó aun así a un Washington receloso. Un ejemplo: el senador demócrata Richard Blumenthal, de Connecticut, dijo recientemente en un encuentro con votantes que en el Capitolio cunde la sensación de que «los alemanes están desaparecidos en combate, y hacen mucho menos de lo que esperamos de ellos». Del mismo modo se han pronunciado destacados republicanos.
En una rueda de prensa en enero, Biden admitió que hay diferencias entre los socios sobre las sanciones. Y en una llamada con la prensa mantenida el domingo, un alto funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato vino a confirmar estos recelos de una forma más diplomática: «En una alianza con 30 aliados como la OTAN los diferentes aliados toman medidas diferentes para adoptar enfoques diferentes a las partes del problema».
Y la embajadora de Alemania en EE.UU., Emily Haber, hizo un despacho confidencial al ministerio de Exteriores en Berlín el 24 de enero en que afirmaba que su país está siendo percibido en Washington como «un socio que no es de fiar» por sus reticencias a pactar sanciones a Rusia y su negativa a proporcionar armamento letal a Ucrania como han hecho otros socios de la OTAN, según informa la revista alemana ‘Der Spiegel’. (De momento, lo único que ha enviado Alemania a Ucrania son 5.000 cascos, algo que ha provocado hilaridad en Washington. EE.UU. ha enviado ayuda militar por un monto de 650 millones de dólares en un año, incluidos misiles tierra-aire rastreadores infrarrojo FIM-92 Stinger).
Uno de los objetivos de EE.UU. es que Alemania se comprometa a que si Putin invade Ucrania, rechazará la culminación del gasoducto antes mencionado, Nordstream 2, listo desde septiembre pero paralizado porque la Comisión Europea está analizando si cumple las regulaciones. Nordstream 2 tiene una capacidad anual total de 55.000 millones de metros cúbicos, y es un proyecto de Gazprom, el gigante energético ruso, que ha sido promovido tanto por el Kremlin como por Berlín. Preguntada por las respuestas del canciller alemán, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo este lunes que «EE.UU. ha sido claro, no habrá Nordstream 2 si Rusia invade».
La anterior canciller, Angela Merkel, visitó a Biden en octubre, antes de abandonar el cargo. Scholz, que preside una coalición tripartita de su partido, el socialdemócrata SPD, los Verdes y el libertario FDP, juró el cargo el 8 de diciembre del año pasado, e inmediatamente tuvo que enfrentarse a la crisis provocada por la decisión de Putin de amasar 100.000 soldados ante Ucrania. En sus primeros días en el cargo alarmó a EE.UU. al describir el oleoducto Nordstream 2 como un mero «proyecto del sector privado».