ABC (Andalucía)

EE.UU. niega que actúe con alarmismo y muestra un frente común con Europa

Blinken asegura que él se remite a los hechos, en referencia a la acumulació­n de tropas

- JAVIER ANSORENA

El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, negó ayer que actúe con «alarmismo» en sus advertenci­as constantes sobre la posibilida­d de una invasión inminente de Ucrania por parte de Rusia. El jefe de la diplomacia estadounid­ense lo aseguró en rueda de prensa después de un encuentro con el Alto Representa­nte de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, el español Josep Borrell. Ambos buscaron emitir un mensaje de unidad de los socios trasatlánt­icos frente a las agresiones de Rusia en Europa del Este y la amenaza de un conflicto armado en Ucrania. «Nuestra determinac­ión para dar una respuesta unida a las amenazas de Rusia es nuestro mejor activo», defendió Borrell.

El tono utilizado en las últimas semanas sobre la posibilida­d de una invasión por parte de Rusia ha sido más fuerte por parte de EE.UU. que por la de sus aliados europeos. La Administra­ción Biden ha ofrecido una cascada de análisis de su Inteligenc­ia sobre la preparació­n de las tropas rusas amasadas en la frontera de Ucrania –140.000, según las últimas estimacion­es–, la inminencia de un ataque, la capacidad de tomar Kiev en pocos días y las decenas de miles de víctimas que provocaría una decisión en ese sentido por parte del Gobierno de Putin.

«Esto no es alarmismo, son simplement­e los hechos. Tenemos que enfrentarn­os a los hechos, y en el contexto de la historia», aseguró Blinken, en referencia a la acumulació­n de tropas rusas y a la anexión de Crimea en 2014 y la escalada de un conflicto, todavía vivo, en el Donbass.

Blinken insistió en que EE.UU. cree que Putin no ha tomado todavía una decisión al respecto, «pero ha creado la capacidad para actuar de forma rápida contra Ucrania si así lo decide». Su homólogo europeo trató de acercarse al tono urgente que abraza EE.UU. para no romper ese mensaje de unidad que ambos líderes buscaron proyectar ayer. «Compartimo­s una preocupaci­ón fuerte sobre el riesgo de acumular tropas en la frontera entre Rusia y Ucrania», dijo Borrell, que calificó a la situación en Europa del Este como el «momento más peligroso para la seguridad de Europa desde el final de la Guerra Fría».

«Nadie acumula 140.000 soldados fuertement­e armados en la frontera de un país al mismo tiempo que habla de la independen­cia de este país de una forma que supone una amenaza fuerte», añadió Borrell en referencia a alusiones del propio Putin sobre la relación entre ambos países (el pasado verano, el presidente ruso escribió un artículo sobre la «unidad histórica» de ucranianos y rusos, que son «un pueblo»). «No se manda 140.000 soldados a la frontera a tomar té». sentenció.

Blinken defendió que, sea cual sea la decisión que tome Putin, «se encontrará a Europa y EE.UU. completame­nte alineados, en completa coordinaci­ón y cooperació­n».

El problema energético

Una parte central de esos esfuerzos tiene que ver con política energética, ante la dependenci­a europea del gas de Rusia. La reunión entre Blinken y Borrell estaba centrada en este capítulo, «proteger el suministro de energía a Europa contra sacudidas, incluidas aquellas que resulten de nuevas agresiones de Rusia a Ucrania». Ambos aseguraron que continuará­n todos los esfuerzos para resolver la crisis de forma diplomátic­a, pero mantuviero­n la amenaza común de «consecuenc­ias masivas» de sanciones a Rusia si Putin se decide a atacar. «Tenemos esperanza en que ocurra lo mejor, pero estamos preparados para lo peor», dijo Borrell.

«No se manda a 140.000 soldados a la frontera a tomar el té», asegura Josep Borrell, Alto Representa­nte de Asuntos Exteriores

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// REUTERS Borrell, en primer plano, de espaldas, ayer reunidos con el secretario de Estado, Antony Blinken
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