Farol o invasión
Para ilustrar la creciente divergencia entre Europa y Estados Unidos sobre Ucrania, estos días ha resucitado la vieja anécdota del telegrama que un general de Alemania envió a su contraparte en Austria durante los últimos días de la Primera Guerra Mundial diciendo: «La situación es grave pero no catastrófica». A lo que el oficial austriaco respondió: «Aquí la situación es catastrófica pero no grave».
Según el genial Ivan Krastev, este ridículo cruce de telegramas ilustra a la perfección el peligroso y creciente desacuerdo a ambos lados del Atlántico sobre la situación en Ucrania. La Administración Biden, parafraseando a Tom Clancy, tiene cada vez más claro que la invasión de Ucrania es un «clear and present danger» (un peligro claro y presente). Si Putin quisiera, se podría regalar a sí mismo Kiev para San Valentín.
En contraste, los principales aliados europeos creen que las acciones de Putin, por muy beligerantes que parezcan, no son más que un farol. El profundo deseo europeo de relegar a la historia su sangriento pasado, junto a su dependencia energética, ayudan a explicar la inclinación del Viejo Continente a pensar que lo de Ucrania tiene que ser una fanfarronada.
Mientras en el seno de la Alianza Atlántica se discute si son galgos o podencos, Rusia sigue desplegando unidades de combate en torno a Ucrania. En lo que se considera como el mayor movimiento de tropas registrado en Europa desde la Segunda Mundial, en territorio de Rusia y Bielorrusia se han emplazado 83 batallones de asalto rusos, con sobrada capacidad ofensiva, autonomía operativa y movilidad. Esta cifra es superior a los 60 registrados hace dos semanas.
Washington interpreta todo esto como la recta final de los preparativos para una invasión a gran escala en cuestión de días. Un ataque que en el peor de los escenarios podría dejar 50.000 civiles muertos o heridos, decapitar el Gobierno de Kiev en dos días, y generar una crisis humanitaria con hasta cinco millones de refugiados. Y, pese a todo, algunos europeos solamente alcanzan a ver imperialismo yanqui en Ucrania.