ABC (Andalucía)

Los celadores demandan a Armengol por exigir el catalán

«No hay título de catalán que supla los años de experienci­a», se quejan los afectados en la sanidad pública

- MAYTE AMORÓS

Tras 17 años trabajando en la sanidad pública de Baleares, Nico se queda ahora en la calle. La experienci­a, los cursos de formación continuado­s, el sobreesfue­rzo hecho durante la pandemia llevando el EPI «cinco horas diarias» y asumiendo tareas de otros colegas ya no cuentan para el Gobierno de Francina Armengol. «Lo único que les importa es la política, que tenga un título de catalán que no necesito para atender a los pacientes», denuncia a ABC este celador andaluz de 35 años, que no ha parado de trabajar en los hospitales públicos desde que llegó a Mallorca en 2005.

La ‘bofetada’ de la Administra­ción pública se plasmó el pasado mes de noviembre cuando el Servicio balear de Salud (IB-Salut) decidió excluir de las listas de trabajo a unos 2.500 profesiona­les –entre ellos, Nico– por no acreditar el título A2 de conocimien­tos de lengua catalana. Muchos ya estaban dentro del bolsín y acumulaban años de trabajo. ¿Y ahora qué? «En unos meses, cuando se apruebe este corte del bolsín, todos a la calle y sin posibilida­d de trabajar en la sanidad pública», resumen una treintena de afectados, que se han movilizado para presentar un contencios­o contra el Ejecutivo de Armengol ante el Tribunal Superior de Justicia de Baleares en la que piden la suspensión cautelar de esta medida.

La demanda, planteada por el despacho Florit Abogados, señala que el conocimien­to del catalán «no puede ser causa de exclusión del procedimie­nto selectivo y menos aún en el caso del personal ya inscrito». Esta bolsa de trabajo se abrió para actualizar méritos y para nuevas incorporac­iones pero «lo que sucedió es que se echó a gente, que era algo no previsto; ahí está el núcleo de la demanda», señala el letrado Ernesto Florit.

«Nos ha pillado a todos por sorpresa. ¿Así nos pagan el esfuerzo de estos años de pandemia?», se lamenta Nico, que entró en este bolsín en 2018 sin que le pidieran el catalán, pasando unos filtros y pagando una tasa, mientras en otras comunidade­s como Castilla-La Mancha o Andalucía «apuntarse es gratis».

El caso de este celador del hospital palmesano de Son Llàtzer es dramático porque estaba el primero de la bolsa de trabajo con la máxima puntuación. Ahora, de golpe se queda fuera, con una hipoteca y una hija menor con una custodia compartida en Mallorca. Irse a la península no es una opción por su situación. «No sé qué voy a hacer. Sólo quiero trabajar», clama.

David se plantea volver a su Salamanca natal. Más barato, salario similar y sin la imposición del catalán. Hace cálculos para salir de ésta ahora que acaba de ser padre: si junta el permiso de paternidad más el paro puede subsistir un tiempo mientras estudia catalán. Este celador afincado en Mallorca desde hace nueve años es otro de los 2.500 celadores expulsados por el catalán. No ve lógico que colegas veteranos sean sustituido­s por otros con cero puntos por la lengua: «No hay título de catalán que supla tantos años de experienci­a». Nico y David no han tenido problemas con el catalán en la sanidad, pese a que el sector catalanist­a está presionand­o para imponer la atención en esta lengua interponie­ndo denuncias lingüístic­as a sanitarios. «La realidad en los hospitales es que el 70% somos trabajador­es de la península castellano­hablantes y nos hacemos entender en el idioma que sea», afirma David, que como muchos compañeros estudia catalán pero «aprobar no es tan fácil», avisa.

Hace dos semanas volvió a presentars­e, pero la dificultad de los exámenes de lengua catalana del Govern es de sobra conocida: «En principio, nos piden un A2, que es un nivel básico, pero hay que sacar un 7 para superarlo. Encima no hacen nota media de la parte teórica y de la práctica como en otros sitios, con lo cual siempre hay un alto porcentaje de suspensos», se queja.

Los celadores también alegan en su demanda «discrimina­ción» con respecto a otras categorías, como las enfermeras, a quienes Salud les permitió presentars­e a un bolsín sin la titulación lingüístic­a el pasado mes. Salud se justifica en la escasez de profesiona­les de la enfermería para excepciona­r el requisito, a diferencia de los celadores. Pero ellos lo desmienten: «Vamos justos de personal. A mitad de enero ya estaban dando plazas a gente con cero puntos. Imagínate si encima quitan a 2.500 trabajador­es disponible­s lo que va a pasar...».

Paralelame­nte a esta demanda, el sindicato CSIF está a la espera de que Salud «recapacite», y, tras presentar alegacione­s a la lista de excluidos y un recurso de reposición, se plantea una demanda judicial de otros 50 celadores que han contactado con la organizaci­ón. Su portavoz, Luis Apolinar, recalca que en la convocator­ia original de 2018 los celadores no tenían requisito del catalán y «entraron en esas condicione­s y ahora, sobre la marcha, no pueden cambiar los criterios e imponer el requisito, ni mucho menos sacar a gente que estaba dentro de la bolsa».

Cambiar el criterio

Por su parte, el sindicato USAE reconoce que en estos momentos no hay déficit de celadores pero si se eliminan estos 2.500 de la lista, cree que «el IB-Salut tendrá un problema», sobre todo en Ibiza donde «el pasado verano ya tuvieron que traer a 50 empleados de la península y eximirlos del catalán».

El Sindicato Médico de Baleares lleva tiempo defendiend­o que el catalán sea un mérito y no un requisito, «más aún en el actual contexto en el que faltan 800 médicos», y en el que la exigencia del catalán «supone un factor disuasorio para captar profesiona­les».

La exigencia del catalán en la Administra­ción balear está en vigor desde 2015, cuando el autoprocla­mado Pacto de Progreso –PSOE, Podemos y los nacionalis­tas de Més– modificó la Ley de Función Pública para que fuera un requisito, en vez de un mérito. La nueva ley establecía excepcione­s para contratar en la sanidad pública, pero la presión de los socios ecosoberan­istas forzó a Armengol a aprobar un decreto específico para regular la exigencia del catalán del personal sanitario. El rechazo social obligó a Armengol a otorgar un plazo de dos años para sacarse el título, pero los tribunales se pronunciar­on anulando esta moratoria.

«Nos ha pillado a todos por sorpresa. ¿Así nos pagan el esfuerzo de estos dos años de pandemia?», se lamenta Nico

 ?? // ABC ?? David, de Salamanca, es celador en Mallorca desde hace nueve años, pero ahora es expulsado por el catalán
// ABC David, de Salamanca, es celador en Mallorca desde hace nueve años, pero ahora es expulsado por el catalán
 ?? // ABC ?? Nico, celador en Mallorca desde 2005
// ABC Nico, celador en Mallorca desde 2005

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain