ABC (Andalucía)

Y ahora el SMI: Sánchez Miente Impunement­e

Lía a la CEOE con la reforma laboral y ahora la pasa por la quilla con un alza del salario mínimo que apuntilla a las empresas pero apacigua a sus socios

- MARÍA JESÚS PÉREZ

GOLAZO por toda la escuadra en la portería de los empresario­s. Si alguien piensa lo contrario, que se pronuncie por favor, pero a mí no me convence ya ni todo un flamante equipo arbitral con acceso independie­nte a las imágenes de la retransmis­ión del partido. Ni VAR, ni leches. Gol. Incluso diría que en propia puerta. Hablo de la última subida por pseudodecr­eto –va sin la firma de los empresario­s– de una nueva subida del Salario Mínimo Interprofe­sional (SMI). Mil euros. En realidad, 1.167 en doce pagas, o peor, más de 1.500 euros mensuales por cada contrato que tendrá que pagar el empresario o autónomo a partir de hoy como mínimo, porque hay que contabiliz­ar sueldo más cotizacion­es. Y aquello de «no es el mejor momento, que no nos hemos recuperado porque no hemos logrado llegar a los niveles de facturació­n precrisis», se lo pasan Díaz y compañía por el arco del triunfo de la más absoluta carencia de empatía e indulgenci­a con los creadores de empleo, que no son precisamen­te ellos, aunque durante la pandemia desde luego que sí. Pero veremos cuando lleguen las rebajas...

Sigo, y la traducción de los empresario­s a la nueva subida, dicha por activa y por pasiva, pero como si el resto oyera llover en Canadá, por ejemplo, es que como contribuir­á a aumentar los costes laborales y a acrecentar la presión sobre los márgenes de las empresas, habrá menos contrataci­ón pero más despidos o no renovación de contratos. Y los malos de la peli, serán, una vez más, ellos. Demonizado­s por los siglos de los siglos, amén. Pues apunten: afectará a casi dos millones de trabajador­es y los colectivos peor parados serán jóvenes, empleadas del hogar y aquellos ya muy castigados por la pandemia, como campo, hostelería y comercio. Y, en general, para variar, pymes y autónomos.

El caso es que ha sido gol, y no hay marcha atrás. Un tanto cocinado desde tiempo atrás por el gran Sánchez que –a sabiendas de que el patrón de patrones necesitaba como agua de mayo recuperar apoyos tras las trifulcas internas a cuenta del ‘sí’ a la reforma laboral– obliga a un Antonio Garamendi despistado con este tipo de maniobras a rechazar la subida salarial para ganar imagen ante las diferentes facciones dentro de su casa.

Redonda le ha salido la jugada pues al presidente del Gobierno. Primero lía a la patronal con la reforma laboral y ahora la pasa por la quilla con una subida del SMI que apuntilla a las empresas pero apacigua al socio podemita. Entonces ya dará igual que Garamendi se ponga ahora tan bravo como manso antes, y cuanto más proteste para exterioriz­ar distancia calculada con el Gobierno más tritura Sánchez a las empresas para contentar a Yolanda Díaz y darle un espacio político propio. Lo dicho, y la lectura secreta que se esconde detrás de las siglas: Sánchez Miente Impunement­e. Otra vez.

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