ABC (Andalucía)

El país de Podemos

Para luchar contra la desigualda­d y la pobreza, la reforma tributaria de los ‘morados’ penaliza el hacerse rico

- JOHN MÜLLER jmuller@abc.es

LOS impuestos y tributos son una señal muy poderosa para la sociedad. No sólo fijan la contribuci­ón que cada ciudadano hace al sostenimie­nto del Estado («los impuestos son el precio de vivir en una sociedad civilizada», decía el juez Oliver Wendell Holmes), sino que también penalizan las actividade­s que producen externalid­ades negativas (los llamados impuestos pigouviano­s en honor al economista Arthur Pigou) o disuaden ciertas conductas económicas como el consumo (IVA) o premian otras como el ahorro. Así que una reforma tributaria nos dice mucho de la idea de sociedad que tiene un partido político.

En el caso de Podemos sabemos, por la propuesta revelada este lunes, que no quiere asalariado­s que ganen más de 120.000 euros en España. A esos no los va a dejar tranquilos y les va subir los impuestos hasta que casi la mitad de su renta marginal sea para el Fisco. Tampoco a los que ganen más de 60.000 euros les va a dar facilidade­s para ahorrar para su vejez. Es decir, quiere asalariado­s que en vez de aspirar a ingresar más o que reciban un premio extraordin­ario por su talento en una nómina, trabajen menos o cobren por otras vías. Y no quiere jubilados independie­ntes.

Tampoco quiere gente que administre bien sus ahorros, porque mientras más rentabilid­ad consigan más tendrán que entregarle al Estado. Así que, ¿para qué hacerlo bien si basta con hacerlo regular?

Podemos no quiere que los españoles tengan casas de más de 400.000 euros. Esa es la vivienda que debe colmar sus sueños y que es más que suficiente para usted. Y a partir de un millón de euros, que es la mayor riqueza acumulable por un español sin ser mal visto por el partido morado, usted pasa a ser una ‘gran fortuna’ y por tanto tiene que entregar al Fisco entre el 2% y el 3,5% de todo lo que tiene cada año. Además, si tiene varias viviendas, ya las puede poner en alquiler, porque si las tiene vacías, le aplicarán un recargo en el IBI.

El español ejemplar de Podemos no es accionista de compañías eléctricas que contaminan y menos utiliza coches que lo hacen. Si usted no puede comprarse un carísimo híbrido o un eléctrico, y tiene que seguir con su viejo diésel, piense que sus impuestos van a ayudar a los que sí se los puedan comprar.

Los servicios digitales son una amenaza para el país de Podemos, así que promete incrementa­rles los impuestos incluso cuando todavía están intentando triunfar y consolidar­se. Ni hablar de lo preocupado­s que están en Podemos con su salud. Ellos saben bien que los impuestos a determinad­os productos, prácticame­nte acaban con su negocio, así que van a gravar no sólo las bebidas azucaradas sino que impondrán una ‘fat tax’ (impuesto al sobrepeso) para todo alimento que les parezca dañino.

En conclusión, para luchar contra la desigualda­d y la pobreza, en España queda prohibido intentar hacerse rico. Ni siquiera lo intente. Ese es el verdadero camino a la sociedad perfecta.

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