Moreno aleja los tambores de las urnas
El presidente de la Junta se quita presión: «Es muy pronto para la campaña electoral»
La campaña electoral no se ha iniciado. Ni siquiera se sabe cuándo el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP), va a pulsar el botón rojo. Pero a falta de estos formalismos, el Parlamento andaluz se ha convertido en una caja de resonancia de los tambores de urnas con los que llevan un año «elucubrando» –Manuel Gavira dixit– los responsables políticos. No hay sesión de control al Gobierno en el que no se especule con ello. La primera del último curso parlamentario no iba a ser diferente. Hasta Inmaculada Nieto (Unidas Podemos), que suele atenerse al programa, programa, programa de izquierdas, sucumbió ayer a la tentación de hablar de «runrún electoral» al preguntarle a Moreno por su «agenda política» para concluir éste era un «mal gobernante» y un «líder orgánico débil» y sometido los «delirios» de su jefe Pablo Casado.
Ante los ataques personales, el mandatario andaluz se quitó los guantes de seda que suele emplear para dirigirse a esta diputada, de la que suele elogiar su tono, para exhibir puños de acero. «Bienvenida a la campaña electoral, faltaba usted por llegar. Ya la echaba de menos», ironizó. «La política no es coger el micrófono y dedicarse siete minutos a insultar al presidente porque hay que desgastarlo», añadía. Moreno aprovechó para quitarse de encima la presión por el reloj electoral: «Le animo a que abandone la campaña, que es muy pronto, quedan muchas cosas por hacer; no estamos en tiempo de campaña».
Pero la sesión continuó con los cruces dialécticos de brocha gorda. Manuel Gavira, portavoz de Vox, instalado en la petición permanente de elecciones, hasta se imaginó ya en San Telmo. «Cuando Vox ocupe esos sillones verdes, esto se va a acabar», proclamó. Por «esto» se refería a la mesa que la Junta ha creado con sindicatos y la CEA sobre los fondos europeos. Moreno reaccionó aconsejándole que modulara su «ansiedad electoral», mientras calificaba de «esperpento» sus planteamientos: «Critican a UGT y CCOO y se ponen detrás de la pancarta con ellos» en sus protestas contra la gestión sanitaria. En los pasillos, la Junta relativizaba la idea de un gobierno conjunto con Vox, sin perder de vista lo que suceda en Castilla y León. «Los populismos se oxidan cuando tienen que gestionar», comentaban.
Los fallecidos del Covid
Ciudadanos, entre tanto, pugna por que no se oxide su llave en la Junta. Su portavoz, Teresa Pardo, lleva meses entregada a esa tarea introduciendo cuñas para atacar al líder del PSOE, Juan Espadas, que ocupa un territorio electoral fronterizo con su partido. «Ha copiado la mala escuela de Chaves y Griñán, pala y tierra», enfatizó, mientras le afeaba que no identifique a ningún responsable por el dinero público de la Faffe gastado en «puticlubs».
Como en los peores días de la pandemia, los socialistas echaron en cara a Moreno los fallecidos por el Covid. «68 andaluces fallecieron ayer. No está Andalucía para gracietas, risas y para que se vaya usted a dar mítines», le espetó Ángeles Férriz (PSOE), quien lo calificó como «un presidente a la fuga» por sus viajes a Bruselas y Dubai. Moreno sacó pecho por su gestión sanitaria y afeó a la diputada la «demagogia». En este punto, reveló que el Ministerio de Sanidad ha elegido a Andalucía como «autoridad competente beneficiaria» del proyecto ‘Transferencias de buenas prácticas en atención primaria’ cofinanciado por la Comisión Europea. «Soy un comercial a favor de los andaluces y tengo que estar allí donde hay recursos para traer inversión, trabajo y fondos», le replicó Moreno. Como Pedro Sánchez, sólo que «yo voy en coche, no en Falcon».
Férriz (PSOE) lo califica de «presidente a la fuga» por sus viajes internacionales: «Soy un comercial a favor de los andaluces», le replica