Casares, el paraíso de los okupas en la Costa del Sol
Ya hay diez urbanizaciones afectadas en este núcleo ídilico del litoral malagueño. Los vecinos temen un ‘efecto llamada’ y se preguntan qué hace el Ayuntamiento, de IU
Incendios, suciedad, peleas y conflictos con los vecinos. Raro es el día que no sale a la luz en España un nuevo caso relacionado con el fenómeno de la okupación, que está causando estragos en la economía y la moral de los propietarios ante el «desamparo» de las administraciones y el marco legal. Esta semana, vecinos y partidos políticos de Casares (Málaga) han alzado la voz ante el temor de que su zona costera, plagada de chalets y adosados con jardines, piscinas y todo tipo de servicios, se convierta en el paraíso de los okupas. Ya hay más de un centenar de viviendas afectadas repartidas en diez urbanizaciones.
Lejos de limitarse a ocupar los inmuebles vacíos que son propiedad de entidades bancarias, han usurpado ya propiedades de extranjeros y residentes en otros puntos de España que tienen en este núcleo de la Costa del Sol sus segundas residencias o casa vacacionales, según explica a ABC el líder del Partido Popular en el municipio, Javier Quero.
Su grupo llevará al próximo pleno en el Consistorio, gobernado por Izquierda Unida (IU), una batería de preguntas con el fin de conocer qué medidas está llevando a cabo el equipo de gobierno local para poner coto a la ocupación ilegal de inmuebles.
El problema inquieta cada vez más a los vecinos, quienes temen que se avive la llama, crezca la tensión y se repliquen situaciones como las ocurridas hace apenas una semana en la localidad cordobesa de Pedro Abad, donde una familia se ha visto obligada a abandonar el pueblo por las amenazas de un grupo de okupas.
Una zona idílica
Esta idílica zona residencial de Casares se extiende por los más de 2 kilómetros de costa. «Estamos ante un problema muy serio. Hay gente que vive en Madrid e incluso fuera de España que llegan y se encuentran con las viviendas ocupadas. Aunque parezca mentira, hay casas tapiadas como si estuviésemos en tiempos de guerra», denuncia Quero, que insta al Ayuntamiento a facilitar el número de actuaciones llevadas a cabo por la Policía Local y a explicar si se les ha prestado asistencia social u ofrecido alternativas habitacionales a quienes permanecen en las viviendas de forma irregular.
Marina de Casares, Jardines de Casares, Paraíso de la Bahía o Majestic son algunas de las diez urbanizaciones, donde las viviendas no salen baratas precisamente, en las que los vecinos están teniendo que hacer frente a esta práctica, que se traduce en acumulación de enseres junto a sus viviendas y problemas de convivencia a los que no se pueden enfrentar «por miedo a la reacción de los okupas».
Algunos están modificando las viviendas con construcciones «sin ningún tipo de licencia», instalando cerramientos no autorizados o levantando muros con bloques de hormigón que suponen «un peligro para vecinos, niños o cualquiera que pase por allí», sostiene Javier Quero.
El fenómeno se ha extendido notablemente en los últimos años por toda la Costa del Sol. Rafael Sánchez es uno de los fundadores de la empresa Antiokupas, con sede en Marbella, pero con actividad en todo el territorio nacional, ayudando a los propietarios a
El fenómeno se extiende por la costa; la empresa Antiokupas, con sede en Marbella, recibe una media de 40 llamadas diarias
recuperar viviendas o locales comerciales, prestando asesoramiento jurídico o servicios de seguridad para prevenir las ocupaciones ilegales. «Antes recibíamos en torno a 30 llamadas diarias de clientes y ahora estamos en una media de 40», apunta a este periódico, aunque que del total de casos solo logran desalojar a uno o dos okupas.
El empresario explica que el 90 por ciento de los casos en los que trabajan tienen que ver con ocupaciones en viviendas vacacionales o segundas residencias. En localidades de toda la provincia, pero con especial incidencia en municipios turísticos como Marbella, Mijas, Fuengirola, Manilva.
Inquilinos que no pagan
A ellos se suman las ‘inqui-ocupaciones’, término que describe a las personas que dejan de pagar el alquiler pero permanecen en la vivienda. Unfenómeno que crece «como la espuma», según Pilar Martínez, una de las portavoces de la Plataforma de Afectados por la Ocupación, donde reciben llamadas desde todo el territorio nacional para solicitar asesoramiento.
«Es inevitable que la gente tenga miedo. En un caso en El Tiemblo (Ávila), los okupas llegaron a lanzar una jabalina a uno de los vecinos», denuncia, «muchísimos propietarios les ofrecen dinero para que se marchen, pero lo que quieren es que le den una vivienda gratis; es el mundo
al revés».