Libertad contra la secta
Los ecologistas encarnan todas las categorías del mal
HABÍA una escombrera con neveras y colchones abandonados, y ahora es un paraíso con más flora y los mismos eucaliptos que antes. Además hay un campo de golf, una urbanización de 180 casas de una sola planta y perfectamente integradas al paisaje, cada una con su bugui de modo que no se circula en coche, y un hotel de tres plantas. La obra se inició con todos los permisos pertinentes. Las casas se compraron con todas las garantías legales. La urbanización no tiene la entrada restringida porque todo el mundo puede ir al bar del hotel a tomar un café o lo que le apetezca.
El ecologismo es una secta y los ecologistas encarnan todas las categorías del mal. Un vegano es un negacionista, además de un idiota, y para entender lo que ha pasado con la urbanización de lujo construida en el embalse de Valdepeñas basta con darse una vuelta por ella y mirar luego una foto de Paca Blanco, que lleva años litigando para que sea demolida y esta semana el Tribunal Supremo ha fallado en su favor. Esta señora, que dijo buscar el supuesto bien del pueblo, confesó el martes que lo odia y con él a sus vecinos; y que no piensa volver nunca más. Los propietarios de la urbanización pagan 550 euros mensuales de gastos de comunidad para mantener el entorno en perfectas condiciones.
Por lo tanto, este no es un debate entre la preservación natural y la especulación inmobiliaria, porque nunca como desde que la urbanización está construida el paisaje había sido tan bonito ni había estado tan cuidado. Tampoco es un debate entre la Ley y los que se la saltan, puesto que el proyecto cumplía con todos los requisitos cuando se empezó a construir. En la defensa de la urbanización ni siquiera hay un afán patrimonial por parte de los afectados, puesto que en caso de demolerse, tendrían que ser resarcidos económicamente.
El debate, en realidad, es entre belleza y fealdad, entre el resentimiento de Paca y el amor por la naturaleza de los dueños de las casas y los vecinos del pueblo; entre la creación económica y el atraso tercermundista que conduce a la destrucción y a la miseria. No es un debate nuevo ni exclusivamente extremeño. Es alegría contra tiniebla. Es la libertad contra la secta.