Francia refuerza el entorno de París con miles de policías para evitar el colapso
▶ Varias barricadas antidisturbios fueron instaladas para frenar el paso de los convoyes
El Gobierno de Emmanuel Macron ha tomado medidas policiales excepcionales para intentar evitar que las decenas de miles de automovilistas y camioneros movilizados en toda Francia, a través del movimiento «convoie de la liberté» (convoy de la libertad), consigan su objetivo de bloquear París, este fin de semana.
El Ministerio del Interior ha movilizado a 7.200 policías y gendarmes suplementarios, muy presentes de manera llamativa en las entradas de la capital, en los Campos Elíseos y otros puntos estratégicos.
La Gendarmería instaló ayer varias barricadas metálicas, antidisturbios, en los Campos Elíseos, la avenida parisina más emblemática de Francia. Las barricadas metálicas son un recurso policial muy expeditivo: permite aislar e impedir el movimiento de grupos callejeros. Fueron utilizadas para contener las manifestaciones del movimiento de los ‘chalecos amarillos’, a finales del 2018 y durante buena parte del 2019.
La instalación de barricadas metálicas está siempre acompañada del despliegue preventivo de unidades antidisturbios, pertrechadas con material para militar y muchos gases lacrimógenos.
Antivacunas
En las «puertas» y entradas de París, por distintas carreteras y autopistas, la Gendarmería ha instalado numerosos tanquetas y vehículos blindados: un recurso paramilitar muy eficaz para detener o paralizar automóviles o camiones. Las caravanas de los convoyes de la libertad se «tropezarán» a las puertas de la capital con unidades blindadas que tendrán un doble carácter disuasivo.
Sin líderes, de manera espontánea, el movimiento convoy de la libertad ha conseguido movilizar a decenas si no centenas de miles de franceses, antivacunas, parados, colectivos precarios, antiguos ‘chalecos amarillos’ (de extrema izquierda y extrema derecha), unidos en torno a denuncias apocalípticas: «Contra la tiranía macroniana», «contra la dictadura médica»…
Desde el miércoles, pequeños, medianos y más o menos grandes grupos de automovilistas se pusieron en marcha, al norte, el sur, el este y el oeste de Francia, tomando carreteras y autopistas, rumbo a París, donde debiera culminar la movilización y el intento de bloqueo de la capital, este sábado.
El movimiento antivacunas está muy presente en los muy distintos convoyes de la libertad, que tiene muchos otros rostros.
En Lyon, en el centro de Francia, una caravana, con dirección a París, se presentaba ayer con una pancarta que decía: «De la democracia a la dictadura solo hay un paso: ‘pass’ sanitario». Un grupo de automovilistas, que viajaba desde Brest, estaba encabezado con una pancarta gritando: «¡Libertad, libertad!».
En numerosas carreteras y las áreas de servicio de varias autopistas, los miembros de los convoyes montaron «fiestas alternativas», con mucha música y bailes nocturnos, coreados con gritos de este tipo: «¡Abajo la tiranía macroniana!». Por todas partes, muchas mujeres solas, madres solteras, viudas, hombres sin domicilio fijo, familias modestas con y sin niños de corta edad, con un punto en común, siempre: denuncia de las «élites macronianas», amargas denuncias contra la carestía y precariedad de la vida, agravadas durante dos años de pandemia.
La Prefectura de París, por su parte, anunció el miércoles la prohibición de todo tipo de manifestaciones, que podrán ser castigadas con relativa severidad: seis meses de cárcel y 7.500 euros de multa para los organizadores; 135 euros de multa para los participantes. ¿Será suficiente la prohibición para contener la evolución imprevisible de los convoyes de la libertad?
Nuevo movimiento
En principio, los convoyes en ruta hacia a París se limitan a circular a una velocidad mínima, entre 35 y 50 kilómetros por hora, enarbolando banderas nacionales, con mucho aparato de bocinas de cláxones y música entre festiva y patriótica.
Más allá del triunfo o fracaso de esa movilización, imprevisible, quizá estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo movimiento de contestación, como fueron, en su día, entre 2018 y 2019, los ‘chalecos amarillos’.