«Los costes fijos han aumentado más de un 1.200% desde 2008»
▶ El presidente de Fenacore anuncia que los regantes tomarán parte de la protesta del campo el 20 de marzo
La conversación con el presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo, tiene lugar en un contexto difícil para este colectivo que supera las 700.000 personas y gestiona más de dos millones de hectáreas. A la escalada de costes se suma la falta de precipitaciones en las últimas semanas, y la complicada relación con el Gobierno. Sobre todo, con el Ministerio de Transición Ecológica de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. ¿El resultado? Del Campo anuncia que los regantes participarán junto a las principales organizaciones agrarias (Asaja, COAG y UPA) en la organización de la gran manifestación del 20 de marzo en Madrid. —Una suerte de tormenta perfecta azota el campo, ¿se van a adherir a la manifestación convocada el 20 de marzo por las organizaciones agrarias
Asaja, COAG y UPA? —Participamos también en la organización con todas las consecuencias, como cualquier otra asociación agraria. Pedimos la adaptación de los planes hidrológicos al futuro y al cambio climático, así como la reducción de las tarifas eléctricas –la reducción del IVA que grava el suministro de riego– y la inversión en obras hidráulicas de regulación para reforzar la lucha contra el cambio climático. Esto se contempla ya en los planes hidrológicos, que no solo no se hace ninguna nueva, sino que las que estaban previstas se han eliminado. ¿Cómo es posible que a finales del siglo pasado hicieran falta unas obras y ahora, con un cambio climático en ciernes, resulte que no son necesarias?
— Volviendo a la electricidad, ¿en qué punto se encuentra la doble tarificación, aprobada en la Ley de la Cadena Alimentaria el año pasado? ¿Se está ya aplicando?
—En la Ley de la Cadena hay una disposición final que vuelve a Transición Ecológica el mandato que, en los Presupuestos Generales de 2021, daba un plazo de seis meses al Gobierno –terminado en julio– para desarrollar la doble tarifa. Además, esto ya se aprobó en la Ley 2/2018, la Ley de la Sequía. Ha sido aprobado tres veces por el Congreso y el Senado y, hasta ahora, mutis por el foro. La ministra nos decía, en una reciente reunión, que era difícil modificar las tarifas porque lo que no pague uno lo tendrá que abonar otro. No se atreven a tocar nada. ¡Tienen pánico! No puede ser que hayan aumentado un 1.200% los costes fijos desde 2008 y más del 120% los costes de la energía, sin contar lo sucedido en los últimos meses.
—¿Cómo es su relación ahora con la vicepresidenta Ribera?
—Hemos tenido una reunión reciente con la ministra y nos proponían una serie de estudios sobre la implantación de caudales ecológicos y su coste como consecuencia de la disminución de los caudales, a coste del regadío. Lo quieren hacer para el siguiente ciclo, cuando ya están implantados. Los consideramos excesivos en algunas cuencas. No se puede aplicar una normativa y, luego, conocer las consecuencias que pueda tener ‘a posteriori’.
—¿Cómo ha impactado toda esta situación en los regantes que, a fin de cuentas, son agricultores?
— El agricultor tiene que amortizar unas obras que son costosas y le dejan hipotecado a 50 años. La modernización te permite regar con menos agua y, además, tener producciones más altas con menos agua. Igual que pasa con la sequía, si no hay agua, te vas a cultivos de secano que son un ingreso más bajo. No solo para el agricultor, sino para todo el complejo agroalimentario. Eso se va a notar muchísimo en los pueblos, además, no se van poder sembrar cultivos hortícolas anuales y eso va a afectar muchísimo a la exportación.
—Precisamente en las últimas semanas se está registrando un 36% menos de lluvias de lo habitual. Ya se habla de sequía...
—En este momento la cuenca más afectada de España es la del Guadalquivir que tenía, a 1 de febrero, el 28,56% del agua que puede almacenar. Eso va a dificultar muchísimo el riego. Proponemos que no se abandonen las obras de regulación, las que son necesarias y ya se habían aprobado en planes hidrológicos anteriores. Van a ser vitales para adaptarnos al cambio climático.