Un navarro con agallas
Hace un par de años que conozco a Carlos García Adanero y a su mujer, Mercedes. Entraron en mi vida de una manera muy casual. En este caso podemos decir que Twitter une mucho. Desde que descubrí a Carlos en sus intervenciones en el Congreso de los Diputados, he admirado su claridad, lo directo que es siempre. Por supuesto su crítica feroz hacia EH Bildu y su defensa a ultranza de su querida tierra. Sé que, por encima de muchas cosas, defiende los intereses de Navarra. Defiende, desde la dignidad y la coherencia, aquello que sus votantes le han solicitado. Es un hombre con conciencia y con honor; no en vano, es hijo de militar y eso se aprende desde que somos unos niños. Mucho tengo que agradecer a Carlos y a Mercedes. Por abrirme los brazos y su corazón dándome confianza y cariño (aunque sea mayormente a distancia, por las circunstancias). Creo que no tendré vida para agradecer lo que Carlos hace cada vez que se sube a la tribuna y recuerda a aquellos que no quieren oír, que nunca, un gobierno de España había cometido tal traición hacia la memoria y dignidad de las víctimas de ETA. Para mí Carlos supone un continuo apoyo y aprendizaje. Hace referencia muchas veces a las víctimas de ETA y así, desde su posición, trabaja firmemente para que el blanqueamiento y el olvido no ganen a la verdad. Él sabe muy bien lo que es vivir los peores años del terrorismo en España y muy especialmente en el
País Vasco y Navarra. Reconforta saber que puedo contar con él.
Después de su valiente postura ante la Reforma Laboral (por todos conocida), no se merece el trato que ha recibido por parte del presidente de UPN ni de la ejecutiva del partido. No merece que haya gente que dude de él e incluso le tache de traidor o de vendido (¡qué cosas se pueden leer por RRSS!). Me consta que ha actuado en conciencia y siendo leal a sus principios.
Sé también que, en Pamplona, mucha gente le para por la calle e incluso le han llegado a vitorear hace un par de días. Eso es con lo que se tiene que quedar. Con la cantidad de personas anónimas que le apoyan, le admiran y le piden que no se rinda. Nos ha dado a todos un ejemplo de dignidad y coherencia impresionante.
Políticos como Carlos García Adanero son los que realmente merecen la pena. Con políticos como él, el futuro no pinta tan mal. Así pues, valgan estas líneas para mostrarle mi agradecimiento público y sincero y para recordarle, además, que tenemos pendiente una buena charla con un buen vino navarro, allí en Pamplona. ALMUDENA BLANCO MARTÍN HIJA DEL TENIENTE CORONEL PEDRO BLANCO GARCÍA (ASESINADO POR ETA)