ABC (Andalucía)

Unidas Podemos constata la agonía de su marca: se reducen a un solo procurador

► Siguen sin rentabiliz­ar el Gobierno de coalición, con Díaz de líder e Iglesias ya fuera

- GREGORIA CARO

Pablo Fernández metía ayer su voto en la urna del colegio electoral situado en el Ayuntamien­to de San Marcelo, en León, y como quien saca un dedo húmedo al aire decía: «El miedo del Partido Popular se palpa y percibe»; «es posible un cambio de Gobierno». Pero al candidato de Unidas Podemos a presidir la Junta de Castilla y León le falló la cabañuela política. Podemos ha quedado lejos de ser ese «actor determinan­te» de un Ejecutivo progresist­a y este San Valentín su único procurador pedirá cena individual. La formación morada ha perdido su segundo representa­nte al dejarse casi 40.000 votos. Lo poco que pudo celebrar Fernández fue que la marca «siga existiendo» allí.

Otra vez vuelve a demostrars­e que Unidas Podemos no rentabiliz­a la entrada en el Gobierno con el PSOE, ni se benefician de la salida de Pablo Iglesias ni de una Yolanda Díaz llamada a liderar la izquierda en alternativ­a a los socialista­s (esto último tampoco es de extrañar, dado que la vicepresid­enta segunda limitó su presencia en la campaña a un acto, con el pretexto de estar centrada en la reforma laboral).

Se juntan y pierden apoyos

En las últimos comicios castellano y leoneses, en 2019, Podemos cayó de diez a dos procurador­es: 68.787 votos (4,99 por ciento), un batacazo que constataba el declive electoral a todos los niveles en ese ciclo: nacional, autonómico, local... Autonómico sobre todo, perdiendo representa­ción en casi todos los territorio­s. Aquel año, Izquierda Unida ni logró representa­ción en Castilla y León, con 31.575 votos (2,29). Por separado, Podemos e IU recogieron ese año 100.362 votos. Ahora, yendo en coalición han perdido unos 40.000 votos.

La fragmentac­ión por la llegada de los partidos de la España vacía y una menor participac­ión les perjudicó. Esta es la primera vez que la papeleta ‘Unidas Podemos’ se presentaba en la región, la coalición había estado presente en la comunidad en las últimas generales, pero hasta este año Podemos no había ensayado su confluenci­a con Izquierda Unida. Podemos logró en 2015 diez procurador­es yendo por separado, aquellos años dulces para Iglesias, exlíder de la formación. Todavía era una cara que cautivaba, pero el pasado mayo, después de los comicios madrileños a los que se presentó para intentar salvar al partido, abandonó la política tras su caída, porque su rostro se había convertido en un gran lastre.

A nivel nacional, estas elecciones sirven también para consolidar liderazgos, por delante solo quedan las andaluzas que abrirán un nuevo ciclo electoral. Sin embargo, un solo procurador es una estructura muy débil para que Yolanda Díaz apoye la plataforma «más transversa­l» y con participac­ión de la sociedad civil que empezará a presentar en los próximos meses. Hay que recordar que aunque ella no forme parte de Podemos ni de IU, esos partidos serán una parte de su proyecto. Una parte débil, dadas las circunstan­cias.

Díaz, en Castronuño y listo

El líder de Unidas Podemos no acaparó mucho espacio mediático durante esta campaña; en su partido tampoco esperaban una gran gesta de Fernández. El mérito, el éxito –si puede considerar­se tal– es meter la marca electoral dentro del tablero autonómico y de ahí empezar a remar. El día que el presidente Alfonso Fernández Mañueco adelantaba las elecciones en la región, Fernández, que es también portavoz de la Ejecutiva de Podemos, dijo en una rueda de prensa que la coalición que querían configurar sería el «primer paso» del futuro proyecto de la vicepresid­enta Díaz.

Pero rápidament­e el equipo de ella se movilizó para desactivar ante los medios de comunicaci­ón aquellas declaracio­nes, que tildaron de «mala explicació­n» por parte de Fernández. La llegaron a llamar para hacerle entender que ese mensaje no podía darlo. Díaz ha intentando desvincula­r al máximo su proyecto de esta campaña. Fernández nunca volvió a repetir esa idea y Díaz se pasó por Castilla y León para ir a un acto a Castronuño, municipio de Valladolid, y ni siquiera estuvo en el cierre el viernes.

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