ABC (Andalucía)

Turquía aprovecha la crisis en Bosnia para reforzar su presencia en los Balcanes

► Erdogan se presenta como mediador en Sarajevo para defender a los musulmanes bosnios

- ENRIQUE SERBETO

Los ecos de la inestabili­dad provocada por las presiones separatist­as de la comunidad serbia en Bosnia-Herzegovin­a han despertado el interés de Turquía por intervenir directamen­te en la zona. Y a diferencia de lo que sucedió en la década de 1990, cuando tuvo lugar la guerra de los Balcanes y Ankara asistió impotente a la destrucció­n de Yugoslavia y a los ataques contra los musulmanes, la Turquía actual se siente mucho más fuerte y ha demostrado que es capaz de actuar por su cuenta sin el permiso ni el apoyo de nadie no solo en su vecindario, como en Irak o Siria, sino que ha sido esencial en la victoria de Azerbaiyán en Nagorno Karabaj y es uno de los actores capitales, con presencia militar activa, en el conflicto libio.

El autócrata turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, ya ha anunciado sus intencione­s de jugar un papel predominan­te en los Balcanes. Oficialmen­te el líder turco se ofrece como mediador entre los serbios y los musulmanes bosnios, pero sin abandonar nunca sus propios intereses en esta región estratégic­a para la Unión Europea.

En diciembre, el ministro de Defensa turco, el general Hulusi Akar, visitó oficialmen­te Kosovo y BosniaHerz­egovina para dejar claro que Turquía está lista para actuar como mediador en la región y para advertir que hará todo lo posible para garantizar la estabilida­d y la integridad territoria­l de Bosnia, vinculándo­lo a la seguridad de la propia Turquía. «Dentro del alcance de las misiones de la OTAN, las Naciones Unidas y la Unión Europea y las relaciones bilaterale­s, apoyamos a todos nuestros amigos y hermanos en Somalia, Qatar, Azerbaiyán o Libia y también en Kosovo y Bosnia-Herzegovin­a», dijo el militar para indicar a continuaci­ón que Ankara «continuará haciendo todo lo que sea necesario para garantizar la seguridad de nuestro país».

La declaració­n del general Akar suscitó naturalmen­te la inquietud de Serbia, cuyo presidente, Aleksandar Vucic, acudió en enero a Ankara para entrevista­rse con Erdogan, que quiere reunir en Ankara a los líderes de las tres comunidade­s bosnias para tratar de evitar la ruptura del país. Vucic logró que Erdogan aceptase aplazar este intento de mediación hasta después de las elecciones generales en Serbia, previstas para el 3 de abril, de modo que un asunto tan sensible como este no interfiera en la campaña electoral en Belgrado. A cambio el turco exigió que, por ahora, tanto los serbios de Bosnia como los croatas y los musulmanes actúen «con sentido de la responsabi­lidad» y se abstengan de tomar medidas que pongan en peligro la existencia de Bosnia.

El auténtico propósito

El asunto ahora es saber si el verdadero objetivo de Erdogan es preservar la unidad de este complicado país o si en realidad su auténtico propósito es aumentar en la penetració­n de Turquía en los Balcanes. No está claro si el líder turco pretende asumir un papel de mediador neutral o si lo que planea es apoyar sobre todo a los bosnios musulmanes, es decir, a los que el general Akar definió como «nuestros amigos y hermanos».

En estos momentos, Turquía dispone un contingent­e militar en Sarajevo, aunque está encuadrado dentro de la misión de estabiliza­ción que manda la Unión Europea (Eufor ALTHEA) en la que se encuentran también tropas de Hungría y Austria, a las que en enero se ha añadido un destacamen­to rumano.

Está claro que en los últimos años Turquía ha desarrolla­do una política exterior propia basada cada vez más en intervenci­ones militares en zonas de su interés, no siempre de acuerdo con sus alianzas tradiciona­les con las potencias occidental­es. En algunos escenarios se presenta como una fuerza mediadora, pero en realidad sería difícil describir estas operacione­s estratégic­as como neutrales. Hacerlo en un área como los Balcanes que forma parte del escenario estratégic­o esencial de la Unión Europea sería un paso cualitativ­amente muy relevante.

Una de las voces que claman por una intervenci­ón turca en los Balcanes es el escritor turco Yusuf Kaplan, conocido por su orientació­n islamista y su cercanía con el partido de Erdogán, el AKP. «Los musulmanes de los Balcanes mantienen sus lazos con el islam a través de la presencia de Turquía y de sus relaciones con Turquía, es decir que los Balcanes dependen de Turquía y cualquier acción de Turquía se siente como un terremoto allí» escribió la semana pasada en el diario oficialist­a ‘Yeni Safak’, considerad­o como el portavoz del régimen turco. «El Imperio Otomano no está muerto en los Balcanes; es un gran sueño, un reclamo renovador por redescubri­r» concluía.

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// EFE Los ministros de defensa turco y bosnio en Sarajevo el pasado 27 de diciembre
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