Steinmeier, reelegido presidente de Alemania por cinco años más
► Amplio consenso en torno al político que ha sabido ser un factor de moderación
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, fue reelegido ayer para otro mandato de cinco años, con el apoyo de la oposición conservadora. En Alemania, el cargo de presidente federal es principalmente ceremonial, pero su titular firma proyectos de ley, aparece con frecuencia en la escena pública dentro y fuera del país, y habla sobre cuestiones políticas de actualidad.
El veterano político socialdemócrata, de 66 años, recibió el respaldo de los tres partidos de la coalición de Gobierno de Alemania semanas antes de la sesión de ayer de la Convención Federal, donde se elige al jefe de Estado alemán.La Asamblea Federal alemana se reúne solamente para elegir al presidente. Está formada por los 736 diputados del Budenstag, otros 736 representantes de los Bundesländer y entre ellos hay no solamente políticos sino también personalidades de la cultura, los movimientos civiles y el deporte.
El consenso era tan amplio a favor de Steinmeier que el resto de candidatos fueron presentados solamente para cumplir con la burocracia y con carácter simbólico. Los Verdes nominaron a la actriz Sibel Kekilli, un guiño a la cultura. La izquierda presentó a un médico y experto en pobreza, Gerhard Trabert; mientras que la derecha populista de AfD propuso a Max Otte, un economista que milita en la CDU; y Freie Wäler (Electores Libres) a una política local de Brandemburgo, la Alemania vacía, Stefanie Gebauer. Ninguno de ellos tenía posibilidades.
Estabilidad
En su primera elección en 2016, Steinmeier ya contó con un gran consenso en torno a su persona. Tanto fue así que la CDU/CSU no presentó candidato para poder votar a su favor. «Una señal de estabilidad en tiempos inciertos», dijo Merkel de la jugada, con Trump en la Casa Blanca, AfD en el parlamento alemán y gobiernos de tintes populistas en Polonia y en Hungría. «El gran tema de Steinmeier, el que imprime carácter a su Presidencia, es que la democracia y la libertad no es algo que se pueda dar por sentado», señala la politóloga Andrea Römmele, «hace valer la responsabilidad política en manos de los partidos y pivota desde el centro, siempre en defensa de una Alemania fuerte». «Es un gran constructor de puentes», destaca Römmele, y se refiere a lo que se ha convertido ya en una firme tradición en el Palacio de Bellevue, la ‘mesa café’ del presidente, en la que regularmente y en torno a una taza humeante, sienta a dialogar a antivacunas con científicos, maestros con empresarios, inquilinos con propietarios, ecologistas con parados...
Durante la pandemia, estas reuniones se tornaron virtuales y fueron retransmitidas en abierto en internet, lo que sirvió para reforzar su perfil de amalgamador de unidad nacional.
Los pies políticos de Steinmeier están anclados con fuerza al centro, pero ha sabido ejercer su cargo hasta ahora muy por encima de ideologías y, sobre todo, por encima de partidismos. Pero la pandemia ha puesto duramente a prueba su capacidad de mantener unida a Alemania. Solo un 19% de los alemanes, en una encuesta de Civey, cree que Steinmeier ha evitado la polarización en torno a las restricciones y el 37% se pregunta ahora si su oficina de representación es prescindible. Es su asignatura pendiente. «Steinmeier es un factor de estabilidad en este país (…) una roca algo aburrida en medio de las olas de la tormenta», juzga Stefan Aust, editor de ‘Die Welt’, que publica esa encuesta, «tenemos la suerte de que anunció su voluntad de postularse nuevamente para el cargo de forma temprana, impidiendo que la Presidencia Federal entrara en la campaña electoral como parte de una jugada de póquer político».