Mortalidad por Covid
Aestas alturas de la historia la humanidad sigue inmersa en la pandemia de Covid, la más global de cuantas han sucedido. Pocos rincones del globo se han visto libres del azote, con su correlato letal. La capacidad actual de obtención y análisis de datos, sin parangón con la de tiempos pasados, aún no ha proporcionado cifras precisas sobre la letalidad causada por esta peste hasta el momento. Así lo pone de manifiesto la revista ‘Nature’, cuando las cifras oficiales de fallecidos en todo el mundo se acercan a los seis millones, con incrementos diarios de más de diez mil.
Los referidos recuentos oficiales muestran notables limitaciones. Tiene poco sentido dar por establecido que la mortalidad acumulada, por millón de habitantes, en Brasil sea de 3.000, en EE.UU. supere los 2.800, en muchos países europeos exceda de los 2.000, pero en la India se reduzca a 360, en Japón a 158 y en la China –así se presenta– sea de 3,21 fallecidos por millón. Algunas interpretaciones formuladas carecen de base científica, como inferir que el conjunto de la población africana tendría una menor susceptibilidad al virus.
Para establecer mejor la mortalidad del Covid se han puesto en marcha diversas estimaciones, como los incrementos de letalidad en todo el mundo tras la aparición de la pandemia, comparada con la tasa media de los cinco años anteriores.
Una aproximación que necesitaría de un análisis preciso de las circunstancias de cada población o país. Todas ellas tienen sus críticas y limitaciones, pero en todos los casos la conclusión es que el número de muertes por Covid fueron entre dos y cuatro veces superiores. Muchas de las pandemias pasadas tampoco muestran un balance preciso de los decesos; los cálculos para la gripe de 1918 oscilan en más de diez millones.
Mientras seguimos indagando –es obligado hacerlo– sobre el origen y las circunstancias en que emerge y se propaga esta pandemia, la humanidad también está abocada a cuantificar mejor sus consecuencias letales. Conocer mejor lo relativo a la mayor pandemia en más de cien años es fundamental para prevenir eventos similares.