Estudiantes de Estepona diseñan un robot para detectar minas antipersona
Jóvenes suecos, croatas y franceses participan también en el proyecto Rover
Rover es como un coche teledirigido. Una pequeña tanqueta en apariencia frágil, pero que ha sido desarrollada por los alumnos del instituto Mar de Alborán de Estepona para detectar minas antipersona en lugares que han sufrido conflictos armados. El robot tiene un soporte en el que sujeta un detector para poder localizar este tipo de explosivos. «Su aplicación va más allá, ya que puede detectar todo tipo de metales. Va desde buscar algo perdido en una playa a minas en una guerra», explica Saad Laghouabi, uno de los alumnos del grado medio de Sistema Microinformáticos y Redes, donde se ha desarrollado el núcleo central este robot en colaboración con otros centros educativos europeos.
Este alumno explica que el robot es una idea ambiciosa, por lo que ha tenido que pulir mucho el código de programación para poder habilitar todas las funciones que habían ideado. Además, lo han sometido a todo tipo de pruebas de estrés para ver su comportamiento en el exterior y que el robot sea totalmente fiable para este importante trabajo. Así, Rover ha sido el resultado de una colaboración entre equipos internacionales de estudiantes. Su construcción es el objetivo de ‘Demeter’, un proyecto de la Unión Europea en el que hay involucrados varios grupos de profesores y alumnos en Suecia, Francia, Croacia y España. Todos actúan de forma coordinada en un aprendizaje telemático para la construcción de este artefacto.
Los suecos son los que se ocupan de crear las piezas mecánicas, los españoles y croatas son buenos en electrónica, así como los franceses, que se preparan para trabajar en Airbus, es las conexiones. «Involucramos en esto a todos los alumnos. Desde los menores de 16 años hasta los de grado medio, que llegan a los 21 años», señala Juan Carlos Moreno, profesor que coordina ‘Demeter’ en el instituto de Estepona. Explica que en torno a Rover se hacen grabaciones eventos, páginas webs, talleres de robótica, impresiones 3D para piezas… Un universo de actividades para que participen todos los estudiantes del centro.
Esta construcción tiene una parte solidaria, que es aprovechada por los profesores para que los alumnos entiendan las consecuencias de las minas antipersona en el mundo. «Este tipo de explosivos mutila casi siempre a niños», afirma Moreno, quien reseña que sus estudiantes veían este problema con distancia, puesto que no hay este tipo de minas enterradas en el municipio andaluz. Sin embargo, el profesor relata que los chicos que participan desde Croacia sí tienen estas minas en algunas partes del país. «Eso nos acerca al problema y ven que hay lugares del mundo donde causa mucho a daños a los más pequeños», afirma el profesor.
Un aprendizaje que basa su éxito en la motivación extra que supone para los estudiantes participar en algo así. «Hay alumnos que en junio ya no tienen clase porque han aprobado y no tienen que venir al instituto, pero siguen aquí trabajando en este tipo de proyectos», afirma el profesor, que cree que es una gran oportunidad para sus estudiantes.
«En mí ha supuesto una motivación extra y me he aficionado a la robótica y la programación. Al trabajar con compañeros de otros países he podido ver que hay otras formas de dar soluciones a un problema y a trabajar en conjunto», señala Jaime Alamillo, otro de los alumnos que ha desarrollado el Rover.
De esta forma, no es la primera vez que este instituto se involucra en algo así. En 2021 ya ha sido premiado por la Unión Europea por un proyecto similar en el que construyeron drones, que luego han usado en el propio centro para realizar diferentes grabaciones. «Incluso algunos antiguos alumnos se han sacado el título de piloto para poder trabajar, como complemento a su actual empleo», afirma el profesor. «Los drones se montaron en conjunto en un evento entre todos los institutos, pero el covid no ha permitido que se haga lo mismo con Rover», lamenta Sandra Bazán, que ha trabajado tanto el robot para detectar las minas, como en la construcción de los drones.
Ambas son formas diferentes de enseñar con una aplicación práctica para resolver problemas. «Gracias a estos proyectos hemos aprendido a montar drones, pequeños tanques o a interconectar varios dispositivos», remarca Carlos Rodríguez, otro de los alumnos, quien asegura que una de las tareas que se han llevado a cabo es crear una interfaz sencilla a través de aplicaciones móviles con la que poder manejar todos estos aparatos.
Grupos de profesores y alumnos de cuatro países actúan de forma coordinada en un aprendizaje telemático para la construcción de este artefacto